24 de octubre de 2009


Cirilo Villaverde

Nació en el ingenio Santiago en la provincia de Pinar del Río, Cuba. Estudió en La Habana en el Seminario de San Carlos, graduándose de Bachiller en Leyes. Prefirió dedicarse a la enseñanza y el periodismo y debido a las persecuciones del gobierno español por su intervención en las luchas independentistas, pasó gran parte de su vida exiliado en los Estados Unidos. Falleció en Nueva York el 23 de octubre de 1894. Como escritor, ha pasado a la Historia de la Literatura Cubana como autor de nuestra primera novela costumbrista: «Cecilia Valdés»

De Cirlio Villaverde han dicho:

«Por su amor a la patria, demostrado no en días de rigodones y banquetes, sino en días de patíbulos y destierros; por eso, y por haber sido una de sus más altas cumbres intelectuales, bien ganado se tiene Cirilo Villaverde, asiento perdurable en nuestra historia. No fue apóstol, no fue soldado: la tribuna no le sirvió de pedestal a su palabra, ni las trompetas bélicas de heraldos. Sus ojos no vieron nunca claridades de incendios ni fragores de combates: su voz no se esparció nunca entre las multitudes como aluvión de alas y centellas. Su grandeza es de esas apacibles, calladas, de esas que se forjan y viven como los ríos subterráneos. Literato, su labor no es de espuma, sino de oro macizo: ahí están sus libros. Patriota, su nombre estuvo siempre en la lista de los buenos. Narciso López lo tuvo a su lado cuando la conspiración del 48; lo tuvo también cuando su heroico y glorioso intento revolucionario, y la guerra de los diez años lo halló en su puesto de proscripto rebelde. En pro del ideal, por el triunfo de la causa santa, su pluma fue incansable pregonera de civismo. Por su talento, es constantemente loado: séalo también por su férvido amor a la libertad de su patria... »
Néstor Carbonell


«De su vida larga y tenaz de patriota entero y escritor útil, ha entrado en la muerte, que para él ha de ser el premio merecido, el anciano que dio a Cuba su sangre, nunca arrepentida, y una inolvidable novela. Otros hablen de aquellas pulidas obras suyas, de idea siempre limpia y viril, donde lucía el castellano como un río nuestro sosegado y puro, con centelleos de luz tranquila, de entre el ramaje de los árboles, y la mansa corriente recargada de flores frescas y de frutas gustosas. Otros digan cómo aprovechó, para bien de su país, el don de imaginar, o compuso sus novelas sociales en lengua literaria, antes de que de retazos de Rinconete o de copias de Francia e Inglaterra diesen con el arte nuevo los narradores españoles. Ni cuando el amable Delmonte saludaba en él, con aquel cultivo de mérito por donde es la crítica más útil que por la agria censura, «al primer novelista de los cubanos»; ni cuando en el silencio del destierro, con aquella rara mente que tiene de la miopía la menudez sin la ceguera, compuso, al correr de sus recuerdos de criollo indignado, los últimos capítulos de su triste y deleitosa «Cecilia».
José Martí

Ilustración: Google

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1 comentario:

  1. Muy bueno este escrito sobre Cirilo Villaverde, patriota, escritor, poeta.
    Nuestras raíces tenemos que sacarlas a la luz para beber de ellas nuestro amor a la patria y a la libertad.
    Martha Pardiño

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