UNA NUEVA ESPERANZA
Elsa M Rodríguez
Al mundo occidental hasta hace pocos días no sabía o no le importaba lo que sucedía en Libia. Los líderes mundiales se dejaban fotografiar y hacían pactos comerciales con el dictador Muammar Abu Maynar Al Gaddafi, y le sonreían cuando hacía gala de sus excentricidades y disfraces rocambolescos, a pesar de saber que Gaddafi era un duro gobernante del pueblo libio, pero por sobre todas las cosas, y más que comprobado se sabía que había hecho actos terroristas y que además los patrocinaba.
Pero hete aquí que de pronto y como las fichas de un dominó, muchos países del Oriente Medio decidieron rebelarse y no soportar más los atropellos y gracias a la tecnología moderna, a través de Facebook y de Twitter se fueron comunicando unos con otros y el calor de esta rebelión también llegó a Libia.
De pronto, nuestros otrora complacientes lideres del mundo occidental se han enterado de todas las maldades de Gaddafi, y le hacen exigencias y le conminan a dar libertad a su pueblo. Inclusive se dice que le llevarán a los Tribunales de La Haya para juzgarlo por sus crímenes. Qué bueno que hagan esto, pero qué pena que estos politiqueros del mundo tengan que esperar que se corran ríos de sangre para decidirse a ajustarle los tornillos a un dictador malvado. Será por eso, que como no ha habido manifestaciones en masa ni asesinatos colectivos grabados por teléfonos móviles en Cuba, y como aún no se ha cubierto de sangre el suelo cubano, nuestros policías mundiales no se han enterado de que en Cuba también hay un dictador tan feroz y malvado como Gaddafi.
En fin, puede que con toda esta movida podamos tener una esperanza de que los jefes de gobierno del mundo libre volteen la vista y miren al Continente Americano para que se enteren de que también por aquí se cuecen habas.
Elsa M. Rodríguez
Hialeah, FL
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