La maldición de Shakespeare
Ana Dolores García
A comienzos de 2007, el Pastor y los feligreses de la iglesia anglicana «Holy Trinity» en Stratford-upon-Avon, a unas 120 millas de Londres, lanzaron un llamamiento para salvar de la ruina al deteriorado y viejo edificio.
La noticia cobró actualidad nuevamente poco más de un año después, cuando comenzaron a acometerse los trabajos de restauración. El motivo fue que en esa antigua iglesia se encuentran los restos del más famoso escritor de la lengua inglesa: William Shakespeare, y que el nicho donde se hallan esos restos es una de las áreas más necesitadas de ser reparadas.
La noticia se comentó a nivel mundial por el alcance que pueda tener la maldición de Shakespeare quien, de acuerdo a la Enciclopedia Británica y otras fuentes, escribió su propio epitafio, tal como se puede leer en la lápida que se encuentra sobre el nicho:
Buen amigo, por Jesús, abstente
de cavar el polvo aquí encerrado.
Bendito sea el hombre que respete estas piedras,
y maldito el que remueva mis huesos.
William Shakespeare nació en Stratford-upon-Avon en 1564 y fue bautizado el mismo año en la iglesia Holy Trinity. A su muerte en 1616 fue enterrado en dicha iglesia. Junto a él yace también su esposa Anne Hathaway. El monumento funerario, que se alza junto a una de las paredes laterales de la iglesia fue costeado por la propia familia, que igualmente pagó por la privilegiada ubicación de su nicho, tan cercana al presbiterio. El monumento presenta la figura de Shakespeare como escritor, a la que cada año se le renueva la pluma que sostiene su mano derecha.
Son miles los turistas que desfilan anualmente por la iglesia HolyTrinity para visitar la tumba del gran dramaturgo. Su deterioro no se debe necesariamente a ese continuo tránsito, ya que se encuentra protegida de las pisadas de los curiosos, sino al de los clérigos que por siglos han debido cruzar sobre ella durante el oficio religioso para administrar la comunión a los fieles. No ha faltado el comentario de que la iglesia ha dejado de ser «Holy Trinity», porque para los miles de turistas que la visitan es la iglesia de la tumba de Shakespeare
Por respeto -o miedo- a la maldición, los encargados de reparar la tumba adelantaron que no necesitarían remover ni tocar los huesos que encontraran, ya que su trabajo se limitaría a la superficie visible de la misma.
Ana Dolores García
Fotos: Imágenes Google
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Las crónicas de Ana Dolores García y de Luis Amador, entre otras, me hacen vivir cada día y recordar el terruño y la cultura de sus habitantes que como yo tuvieron que dejar la tierra que nos vio nacer. Continúen, muchos como yo hacen de ellas el pan de cada día.
ResponderEliminarSaludos desde Québec.
http://regardcubain.unblog.fr
Estupenda anécdota Lola.
ResponderEliminarMe alegra que estés encontrando los documentos guardados en tu baúl de los recuerdos.
Maggie
Muchas gracias, Víctor Mozo, por este comentario tan halagador. Espero poder seguir encontrando temas que nos reaviven el espiritu, nos motiven curiosidad por cosas nuevas y del pasado, y nos renueven esos recuerdos del terruño que a veces se nos quedan dormidos o borrosos. Su comentario es un gran estímulo para mí, muchas gracias de nuevo por sus palabras. Lo animo a que me ofrezca tambien sugerencias y colaboraciones,
ResponderEliminarUn saludo desde Maryland,
Lola
Pues sí, Maggie, poco a poco iré reciclando algunos comentarios apropiados para estos días de fantasmas, supercherías y también de oración. ¡Confío en que a muchos lectores les parezcan cosas nuevas! Gracias porque al igual que a Víctor Mozo puedo contarte entre los lectores asiduos.
ResponderEliminarSaludos hasta Cancún,
Lola