21 de mayo de 2013

RICHARD WAGNER, AÑOS DIFÍCILES




Richard Wagner,
años difíciles

En 1842, Wagner se trasladó a Dresde y vivió allí durante los siguientes seis años, siendo finalmente contratado como director de la Real corte sajona. Frecuentó los círculos artísticos de la ciudad y  su estancia en Dresde terminó por la implicación de Wagner en un movimiento político.  En los estados alemanes independientes   de la época, se estaba haciendo fuerte un movimiento nacionalista,  reclamando libertades constitucionales y la unificación nacional alemana.

Wagner representó un papel entusiasta en el ala progresista de este movimiento, recibiendo invitados anarquistas y radicales en su casa. El descontento generalizado en Dresde llegó a su punto más alto en abril de 1849,  cuando el rey Federico Augusto II de Sajonia rechazó una nueva constitución. Estalló una insurrección  en la que Wagner tuvo un papel menor. La incipiente revolución   fue rápidamente sofocada emitiéndose órdenes de arresto contra los revolucionarios. Wagner tuvo que huir, primero a París y después a Zúrich,  donde se estableció.

Wagner pasaría los doce años siguientes en el  exilio en Zúrich. Tras terminar Lohengrin,  la última de sus óperas de este período, acudió desesperadamente a su amigo Franz Liszt  a quien le pidió velar para que esta ópera fuera representada en su ausencia. Así, Liszt dirigió en persona el estreno en Weimar (Alemania)  en agosto de 1850.

En aquel tiempo, Wagner se encontraba en una situación muy precaria, marginado del mundo musical alemán, sin ingresos y con pocas esperanzas de poder representar las obras que elaboraba.  Mientras tanto, su mujer, Minna, que había apreciado poco sus últimas óperas después de Rienzi, cayó paulatinamente en una profunda depresión; la salud de Wagner se resintió en gran medida debido a nervios sobreexcitados, lo cual dificultó que continuara componiendo.

En la primavera de 1854, Wagner conoció las obras del filósofo Arthur Schopenhauer,  acontecimiento que el compositor denominaría más tarde como el más importante de su vida. Comenzó a componer Tristán e Isolda para la cual tuvo dos fuentes de inspiración. La primera  fue precisamente la lectura  de  las obras de Schopenhauer.  

Sus circunstancias personales facilitaron que se convirtiera a lo que él creía que era la filosofía de Schopenhauer, una visión profundamente pesimista de la condición humana. Mantendría su adhesión a Schopenhauer durante el resto de su vida, incluso cuando mejoró su fortuna. Una de las doctrinas de Schopenhauer era que la música ostentaba el papel supremo entre las artes y  Wagner adoptó rápidamente dicha afirmación.
   
Al mismo tiempo, mantenía un romance con la poetisa y escritora Mathilde Wesendonck, mujer de un comerciante de sedas, la que fue su segunda fuente de inspiración. Se conocieron en  Zúrich en 1852. Otto, el marido y  seguidor de la música del compositor, puso a su disposición una casa de campo en su finca.  Durante el transcurso de los siguientes cinco años, el compositor se fue enamorando de la esposa de su patrón. Aunque parecía que Mathilde correspondía parte de sus sentimientos, esta no tuvo intención de poner en peligro su matrimonio. Sin embargo, la relación inspiró al compositor para dejar a un lado su obra sobre el ciclo del Anillo (que no retomaría hasta doce años más tarde) y comenzó a trabajar en Tristán,  basada en la historia de amor  entre  Tristán e Isolda.

El difícil romance finalizó en 1858, cuando Minna interceptó una carta de Wagner a Mathilde.  Tras la confrontación resultante, Wagner abandonó Zúrich en solitario, con destino a Venecia.   El año siguiente se trasladó una vez más a París para supervisar la producción de una nueva revisión de Tannháuser,  estrenada gracias a los esfuerzos de la princesa Paulina de Metternich.   El estreno de esta versión en 1861 fue un fracaso total, debido a disturbios causados por miembros del Jockey Club de París.  Las siguientes representaciones fueron canceladas y el compositor tuvo que abandonar apresuradamente la ciudad.
  
 Y es que en  París nunca se podía representar un ballet en el primer acto de una ópera, ya que los miembros del exclusivo e influyente Jockey Club acostumbraban a llegar tarde al teatro, luego de terminar  su acostumbrada opípara cena. Wagner se negó a cambiar el orden de los actos en su ópera y cuando los del Jockey Club llegaron al teatro ya el ballet había concluido. La rechifla fue general y Wagner decidió no representar mas ninguna ópera en Paris.

En 1861 levantaron la prohibición política que había sobre Wagner en Alemania después de haber huido de Dresde. El compositor se estableció en Prusia,  donde comenzó a trabajar en Los maestros cantores de Núremberg, idea que había tenido durante una visita a Venecia que había realizado con el matrimonio Wesendonck.  

A pesar del estreno fallido de la versión de Tannhäuser de París, la posibilidad de que El anillo del nibelungo nunca fuera terminada y la infeliz vida personal que tenía en la época en la que la estaba escribiendo, esta ópera es su única comedia madura.

Entre 1861 y 1864, Wagner intentó producir Tristán e Isolda en Viena.  No obstante los numerosos ensayos, la ópera no fue representada y se ganó la reputación de ser «imposible», lo que incrementó los problemas financieros del compositor.  En 1862, el matrimonio se separó definitivamente,  aunque él (o al menos sus acreedores) continuó manteniendo financieramente a Minna hasta su muerte en 1866. Wagner afirmó no estar capacitado para viajar a su funeral debido a un «dedo inflamado».

Fuente: wikipedia.org

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