8 de marzo de 2011

. 
LA LEGIÓN DEL REGRESO
Ana Dolores García
 El artículo con el título que antecede,  y que por enésima vez reproduce esta GACETA DE PUERTO PRÍNCIPE, fue escrito por el periodista cubano AGUSTÍN TAMARGO.
 
Justamente hoy, en que conmemoramos el cuarto aniversario de su fallecimiento, decido publicarlo nuevamente. No solamente por su valor intrínseco, por sus hermosas palabras que reflejan el tesón y la lucha de los cubanos del exilio, sino por tratar de esclarecer, repitiendo hasta el cansancio como también hacen otros, que ha sido nuestro AGUSTÍN TAMARGO, y no otro, quien ha hecho este bello retrato de los cubanos. 

¿De dónde surgió la peregrina idea de que pudo haberlo escrito otro periodista llamado Víctor Mona?  ¿Quién lanzó  a la Internet el primer correo electrónico conteniendo esa mentira?  

El caso es que cada cierto tiempo, como si algún siniestro diablillo se empeñara en devolverlo a la actualidad, el dichoso email se recicla y circula de nuevo. Y quienes lo reciben, quizás porque nunca leyeron las aclaraciones que se han hecho o porque nunca les prestaron atención, se conforman con hacer clic sobre “Fwd” y  lo envían  a su vez a todos sus amigos o simples conocidos virtuales. 

Desde luego que es sabido que la Internet, lo mismo que el papel, aguanta todo lo que le ponen. Pero, ¡qué triste que los propios cubanos contribuyamos  -por apatía o ignorancia- a difundir este plagio!  Porque somos precisamente los cubanos quienes le damos más difusión a este escrito que halaga tanto nuestro ego. Y que nos empavona aún más si creemos que lo escribió un extranjero. 

“La Legión del Regreso” la escribió AGUSTÍN TAMARGO  y la publicó nada menos que en El Nuevo Herald de Miami, de donde fue columnista hasta el año 2005. 

Un testigo de excepción sobre su autoría lo fue Aldo Rosado-Tuero, quien al respecto publicó en su periódico digital Nuevo Acción:
«Soy testigo de excepción, porque el día que Agustín escribió ese artículo, estábamos en su oficina de Radio Mambí (que él aunque era columnista de “El Nuevo Herald” nunca trabajó en la redacción de ese diario,  Roberto Cruz Zamora y yo, esperándolo para irnos juntos al Restaurante La Rosa; y Agustín sacó un papel en el que alguien le había escrito un comentario, y nos dijo:- «Espérenme unos minutos. Termino de escribir esto y nos vamos». Cuando lo terminó de escribir en su vieja máquina de escribir (Agustín se negaba rotundamente a usar computadoras) nos lo leyó a Roberto y a mí, y nos preguntó nuestra opinión. Recuerdo claramente que Roberto le dijo: «Maestro, usted como siempre en la diana, no hay nada que agregarle ni quitarle»; y yo le dije,: «Como dicen los americanos: si no está roto no lo arregles». Después salimos los tres, manejando Roberto, hacia el conocido restaurante a disfrutar de la excelente comida del lugar y de las largas y amenas tertulias de sobremesa que acostumbrábamos a celebrar regularmente.
http://www.nuevoaccion.com/
Termino con un ruego: ¿Y si cuando llegue a nuestro buzón un correo con este artículo atribuyéndolo al periodista mexicano Víctor Mona, se lo devolviéramos a quien nos lo envió, con copia a esa larga lista de direcciones que seguramente acompaña al mensaje, aclarándole que el verdadero autor lo fue AGUSTÍN TAMARGO, periodista cubano que nunca se cansó de escribir en su vieja Underwood o la que fuera,  contra el despotismo imperante en Cuba y sobre el dolor y la nostalgia de tanto exiliado, y que, -¡oh, sucia jugarreta del destino!-, no le alcanzó el tiempo para tomar parte también en la legión del regreso? 
Creo que es lo menos que pudiéramos hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario