Camina la Virgen
junto al pueblo de Nuevitas
- Por: Laura María Hevia Genaro
Nuevitas. Camagüey: marzo 8 (10.00 p.m.) Nunca estuvo el mar tan vivo ni el cielo más azul que en este día de gracia, donde recibimos los nueviteros a la Virgen Mambisa en su peregrinar; será que el día ocho desde hoy pasará a la posteridad como uno santo, un instante bendito en el tiempo porque nos visita nuestra madre del cielo. Hasta las calles se visten de gala y la gente parece engrandecer de amor -que se les sale del pecho- cuando contemplan la imagen de esta sagrada mujer, como si mirasen el retrato de un ser muy querido, de ese que siempre se tiene en el corazón aunque no se le vea.
Entre mambises(as), muchachas con bellos vestidos, niñas con cuerpecitos de bandera cubana, manos llenas de jardín seguidas por la luminosa vela que con su luz dará señal de cada promesa, petición y agradecimiento, avanza la Virgen hasta lo alto, allá donde se encuentra la iglesia nuevitera que ofrece una hermosa y cercana vista a la mar.
Todos aplauden a los pies de la Virgen, cantan y rezan, extienden sus manos seguros de que La caridad es paciente, bondadosa y no se alegra de la injusticia, de que el amor todo lo cree y todo lo espera, así nos dicen los grandes carteles que elevaban mujeres, hombres, jóvenes, ancianos y niños durante toda la procesión.
El aire bate más fuerte y las voces se hacen más enérgicas al salir Cachita por la puerta grande, la de entrada de nuestra parroquia, y las manos se alzan y el oído escucha en silencio cuando en la voz del P. Enrique se cuenta la historia de la aparición de nuestra Señora de la Caridad del Cobre en la Bahía de Nipe; se hace la lectura del evangelio por el diácono Julio Peroso y se predica la homilía por Mons. Juan García, arzobispo de Camagüey y se introducen las preces por el P. Juanín.
Ustedes quizás no conozcan a Enriquito, un niño de solo diez años que en su canto de ángel llamó a María: "Patroncita de Cuba" y colmó de ternura todo el ambiente… y hasta algunos ojos de lágrimas.
Mientras las personas seguían la música, agitaban sus flores, vestían de amarillo, volaban palomas, no faltó el abrazo de paz propuesto por el P. Rolando y al ritmo de las canciones interpretadas por el grupo Emmanuel se hizo el cielo de su manto oscuro estrellado, y se llenaron los bancos del templo para luego de una gala, concluir este inolvidable día con un tranquilo y "casi silencioso" momento de oración seguros de que, desde ahora y por siempre, LA CARIDAD NOS UNE.
Arzobispado de Camagűey Cuba
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