REAL MONASTERIO
DE SANTA MARIA DE GUADALUPE
- En el corazón de la vieja y sabia Extremadura, España, escondido entre Villuercas y Altamiras, se encuentra el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Santuario de la Patrona de Extremadura y Reina de las Españas; joya histórico-artística que en 1993 mereció ser considerada y tenida como Patrimonio de la Humanidad, lugar y espacio para descubrir, contemplar, admirar y rezar.
Fr. Guillermo Cerrato Chamizo O.F.M
La leyenda
Un pastor de Cáceres llamado Gil Cordero, buscando una vaca perdida, llegó hasta el río Guadalupe donde la encontró muerta. Quiso aprovechar la piel y, al hacer en el pecho del animal la señal de la cruz con incisiones de cuchillo, se levantó viva la vaca. En este momento se le apareció María al pastor, hablándole así:
«No temas, que yo soy la Madre de Dios; toma tu vaca y llévala con las otras; y dirás a los clérigos lo que has visto y decidles de mi parte que os envío yo allá y que vengan a este lugar donde tú ahora estás y que caven donde estaba tu vaca muerta debajo de estas piedras; y hallarán una imagen mía. Y cuando la sacaren, diles que no la muden ni lleven de este lugar donde ahora está, más que hagan una casilla en que la pongan. Tiempo vendrá que en este lugar se haga una iglesia y una casa muy notable y pueblo asaz grande».
Siguiendo el mandato de la Señora, marchó a Cáceres para avisar al clero. Cuando llegó a su casa, encontró a su mujer llorando por un hijo que acababa de fallecer. El pastor encomendó su pena a la Señora y el hijo muerto volvió a la vida.
Este prodigio, difundido por la ciudad, fue suficiente para persuadir a los clérigos de la verdad de su aparición. Así, acompañando al vaquero por sendas abruptas, peregrinaron al lugar del milagroso suceso, donde excavaron la roca y encontraron la imagen de María con algunos objetos y documentos que probaban el origen de este icono glorioso. Dicha imagen había sido escondida por unos cristianos de Sevilla durante la Reconquista en su huida de la invasión árabe.
Construyeron allí una pequeña ermita y entronizaron en ella la prodigiosa efigie. Entonces María recibió un nuevo nombre: GUADALUPE, que significaría “río escondido”, porque en sus márgenes acontecieron la aparición de Nuestra Señora y el encuentro de su imagen.
Talla original primitiva, de autor desconocido, tallada en madera de cedro a finales del siglo XII. Sedente y con el Niño en su regazo. La imagen está policromada y su tez es morena.
Talla original primitiva, de autor desconocido, tallada en madera de cedro a finales del siglo XII. Sedente y con el Niño en su regazo. La imagen está policromada y su tez es morena.
La Historia
Los relatos y sucesos relacionados con la Virgen de Guadalupe llegan a oídos del rey Alfonso XI, que visita el lugar a mediados del siglo XIV y relata la existencia de una pequeña ermita de Santa María. Sería él quien le otorgara la magnificencia que posee.
El rey concede una serie de términos y dona el dinero necesario para la construcción de una iglesia, que poco a poco va adquiriendo mayor importancia por la implicación del monarca con la Virgen de Guadalupe.
Ya en el siglo XV es Isabel la Católica la que se implica de una forma personal con la Virgen de Guadalupe y visita en numerosas ocasiones el santuario. Jugó un importante papel en el descubrimiento de América. Tanto es así que Cristóbal Colón bautizaría a una isla del Caribe exactamente con ese mismo nombre: Guadalupe.
Entre los siglos XIV y XVIII los jerónimos llevan a cabo numerosas ampliaciones sobre el edificio original, utilizando preferentemente mampostería y ladrillo, formando un conjunto cerrado con aspecto de fortaleza, con la idea de preservar las riquezas que se guardaban en el interior.
A partir de entonces el santuario quedó convertido en parroquia secular de la archidiócesis de Toledo, servida por sacerdotes diocesanos, que cumplieron con fidelidad su cometido desde 1835 hasta 1908. En este período el santuario fue declarado Monumento Nacional en 1879 y Nuestra Señora de Guadalupe fue declarada Patrona de Extremadura en 1907.
En 1908, la Orden Franciscana recibió el encargo de restaurar la vida, edificaciones, instituciones y obras de arte de este singular monumento. Convertido el monasterio en convento franciscano, la Orden se impuso la tarea de levantar ruinas y de rescatar las partes del monasterio que habían sido enajenadas.
En su arquitectura predomina el estilo mudéjar con elementos góticos, renacentistas y barrocos. Su construcción se ha desarrollado a lo largo de los siglos XIII al XVIII. Es una mezcla de templo, alcázar y fortaleza.
La imagen actual pertenece al grupo de Vírgenes Negras de Europa Occidental de los siglos XI-XII. La Virgen de Guadalupe despierta una gran devoción y fue coronada canónicamente como Reina de las Españas el 12 de octubre de 1928. Desde el siglo XIV esta talla románica aparece vestida y ataviada con cetro y corona.
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