29 de septiembre de 2010

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EL MILAGRO DE VIVIR PARA CREAR.


- Lic. Amelia M. Doval

- El mundo está formado por seres racionales e irracionales pues la manera en que actúan, sin medir las consecuencias de sus actos, deja en evidencia la capacidad de analizar. Hay un poema indio que lleva a la reflexión:

"Existe una enfermedad incurable
esta enfermedad es el sentido del ego
el ego es la peor de todas las enfermedades,
no puede ser curada por ninguna escuela de medicina
el ego nace de la ignorancia."

De la India es Sai Baba, un avatar que lucha entre la devoción y el descrédito a que ha sido sometido. Su obra ha trascendido fronteras y sus creaciones responden al lema: «Ama a todos, sirve a todos» .

Cuando se miran las fotos de los grandes hospitales que desde 1990 se ha dado a la tarea de crear con los más avanzados métodos, en zonas totalmente rural y sin costo alguno para la población pobre, queda la duda sobre la certeza del discurso oficial donde el mundo es un sitio de pobreza.


Uno de los principales donantes de capital para tan magnánima idea, es el creador de los restaurantes Hard Rock Café. La devoción y el convencimiento de andar tras un sueño han sido su mayor recompensa.

Una causa justa ha movido hasta las simientes mismas de la Tierra. Ha quedado documentada la posibilidad de trasladar agua potable a una población totalmente distante y pobre. Entre grandes construcciones, milagros y apariciones, se desarrolla una vida dedicada a la enseñanza con escuelas, universidades y tantras.


El mundo necesita la tecnología pero adolece del sentido humano de compartir con otros. ¿Qué se necesita en Africa para que los diamantes no se queden escondidos en cajas fuertes y se transformen en agua potable y alimentos?

¿Qué necesitan los pueblos para que sus gobiernos dejen a un lado la egolatría enfermiza y se hagan dueños de grandes sueños? Y no queda menos que mencionar ¿Qué necesitaría el pueblo de Cuba para que sus señores feudales renieguen del sentido posesivo y devuelvan al país su grandeza?

Los poderes enfermos de ego. La vanal naturaleza que los entrega a la posesión desmesurada no conocen el placer de ver la dicha en otros. La suerte es que nada sobre la Tierra es eterno, ni siguiera el resucitado Señor de los descalabros, el Castro corroído que se balancea sobre el poder.

A él se le dedica otro poema indio:

"Salud, preciosa herencia
tanto del Creyente como del laico
del sabio como del ignorante.
Vale cien veces su precio
pero nadie lo sabe hasta que la pierde".

Lic. Amelia M. Doval
Miami, Fl

dovalamela@yahoo.com

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