Ingrid Betancourt regresa a Colombia
para celebrar dos años de libertad
para celebrar dos años de libertad
Dos años después de ser rescatada por el Ejército, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, regresó a Colombia, país que dejó para radicarse en Francia.
«Estoy aquí con ustedes –dijo una Betancourt elegante, sobria, esbelta- porque el Ejército de Colombia tuvo el hermoso gesto de reunirnos; es un cumpleaños muy especial, en el que resucitamos. La razón de estar acá es la bendición de Dios y darles las gracias a las personas que pusieron en riesgo su vida. Yo sé que vamos a lograr liberar a los que aún quedan en la selva», dijo refiriéndose a los 19 soldados que aún permanecen secuestrados en las selvas de Colombia.
Hace dos años Betancourt, madre de dos hijos, de nacionalidad colombo-francesa, era una muerta en vida. Había sido secuestrada en 2002 y se había convertido en una canjeable, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) bautizaron a un grupo de personalidades que pretendieron canjear por centenares de rebeldes presos.
En un impresionante operativo bautizado Jaque, liderado por el hoy presidente electo, Juan Manuel Santos, Betancourt, a quien muchos vieron flaca y con el pelo hasta la cintura en unas imágenes de supervivencia que le dieron la vuelta al mundo, fue rescatada en las narices de los rebeldes junto a 11 personas más, entre ellas tres contratistas americanos.
A diferencia de los demás liberados que escribieron libros y se expusieron a los medios de comunicación, Betancourt, quien reconoció estar en tratamiento psicológico ininterrumpido pues aún tiene las heridas vivas, se fue con sus dos hijos a las islas Seychelles y a París. Se separó de su segundo marido, el publicista Juan Carlos Lecompte quien acaba de publicar un polémico libro –Ingrid y yo, una libertad agridulce- y recibió cerca de 7 millones de dólares por escribir su historia.
Pese a la alegría del reencuentro con sus compañeros de cautiverio, impactó la tristeza en los ojos de Ingrid acompañada en todo momento por su hija Melanie. “Quiero decirles a los que aún están en cautiverio que tengan fe. Esta mañana oramos por ellos y los esperamos pronto aquí en libertad”, dijo Betancourt en rueda de prensa ofrecida ayer en Bogotá en las instalaciones del Ejército poco después de haber asistido a una misa y depositar una ofrenda floral en las instalaciones de la escuela militar José María Córdova en Bogotá en honor a los secuestrados.
«La Ingrid que estaba en el Congreso (ella fue legisladora) aún está ahí, pero tanto tiempo en secuestro es necesario recuperar la heridas. Fue una gran satisfacción saber que la persona que impulsó la operación Jaque fue elegida como Presidente. Vamos por buen camino; Colombia está unida a través de unos ideales (…). Puedo ayudar al país desde otro escenario, no necesariamente desde la política», señaló Betancourt a la pregunta de si volvería al ruedo político.
Insistió en que a las FARC se les acabó el espacio político e ideológico en el país y que dejaron de ser una guerrilla para convertirse en un cartel del narcotráfico. «Sólo buscan una vida que los mantiene en un aislamiento del mundo, de odio a Colombia. Alfonso Cano –máximo líder- debe entender el momento histórico y que su organización no tiene ningún camino y sobre todo ideología. Cano debe entender que militarmente van a ser derrotados».
Recogido de ABC, Madrid
«Estoy aquí con ustedes –dijo una Betancourt elegante, sobria, esbelta- porque el Ejército de Colombia tuvo el hermoso gesto de reunirnos; es un cumpleaños muy especial, en el que resucitamos. La razón de estar acá es la bendición de Dios y darles las gracias a las personas que pusieron en riesgo su vida. Yo sé que vamos a lograr liberar a los que aún quedan en la selva», dijo refiriéndose a los 19 soldados que aún permanecen secuestrados en las selvas de Colombia.
Hace dos años Betancourt, madre de dos hijos, de nacionalidad colombo-francesa, era una muerta en vida. Había sido secuestrada en 2002 y se había convertido en una canjeable, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) bautizaron a un grupo de personalidades que pretendieron canjear por centenares de rebeldes presos.
En un impresionante operativo bautizado Jaque, liderado por el hoy presidente electo, Juan Manuel Santos, Betancourt, a quien muchos vieron flaca y con el pelo hasta la cintura en unas imágenes de supervivencia que le dieron la vuelta al mundo, fue rescatada en las narices de los rebeldes junto a 11 personas más, entre ellas tres contratistas americanos.
A diferencia de los demás liberados que escribieron libros y se expusieron a los medios de comunicación, Betancourt, quien reconoció estar en tratamiento psicológico ininterrumpido pues aún tiene las heridas vivas, se fue con sus dos hijos a las islas Seychelles y a París. Se separó de su segundo marido, el publicista Juan Carlos Lecompte quien acaba de publicar un polémico libro –Ingrid y yo, una libertad agridulce- y recibió cerca de 7 millones de dólares por escribir su historia.
Pese a la alegría del reencuentro con sus compañeros de cautiverio, impactó la tristeza en los ojos de Ingrid acompañada en todo momento por su hija Melanie. “Quiero decirles a los que aún están en cautiverio que tengan fe. Esta mañana oramos por ellos y los esperamos pronto aquí en libertad”, dijo Betancourt en rueda de prensa ofrecida ayer en Bogotá en las instalaciones del Ejército poco después de haber asistido a una misa y depositar una ofrenda floral en las instalaciones de la escuela militar José María Córdova en Bogotá en honor a los secuestrados.
«La Ingrid que estaba en el Congreso (ella fue legisladora) aún está ahí, pero tanto tiempo en secuestro es necesario recuperar la heridas. Fue una gran satisfacción saber que la persona que impulsó la operación Jaque fue elegida como Presidente. Vamos por buen camino; Colombia está unida a través de unos ideales (…). Puedo ayudar al país desde otro escenario, no necesariamente desde la política», señaló Betancourt a la pregunta de si volvería al ruedo político.
Insistió en que a las FARC se les acabó el espacio político e ideológico en el país y que dejaron de ser una guerrilla para convertirse en un cartel del narcotráfico. «Sólo buscan una vida que los mantiene en un aislamiento del mundo, de odio a Colombia. Alfonso Cano –máximo líder- debe entender el momento histórico y que su organización no tiene ningún camino y sobre todo ideología. Cano debe entender que militarmente van a ser derrotados».
Recogido de ABC, Madrid
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