2 de julio de 2010


El "marielito malo''

Mirta Ojito
El Nuevo Herald

La idea del "marielito malo'' empezó a tomar forma a principios de mayo, cuando funcionarios del FBI dijeron a la prensa que el gobierno cubano había empezado a introducir en el éxodo marítimo "un pequeño número de agentes de la inteligencia cubana, criminales y prostitutas''. Se convirtió en noticia el 10 de mayo de 1980, cuando un reportero llamado Edward Schumacher (actualmente el ombudsman del Herald) observó una embarcación sobrecargada, el Valley Chief, en los muelles del Mariel.

Junto con mis padres, mi hermana Mabel y mi tío Oswaldo, yo iba en el Valley Chief, la embarcación que mi tío había fletado en el río Miami a fines de abril para sacarnos de Cuba. Vi lo que Schumacher vio: hombres con los ojos vidriosos, la cabeza afeitada y lo que parecía ser ropa de la cárcel o del hospital, aferrándose a cualquier parte de las embarcaciones donde pudieran estar seguros en el viaje hacia Estados Unidos.

Hasta que Schumacher descubrió nuestra embarcación, ningún reportero de un periódico norteamericano importante había tenido pruebas de las revelaciones del FBI. El 11 de mayo, el artículo de Schumacher se publicó en la primera plana de The New York Times. El título era: "Envían a retrasados mentales y criminales en el éxodo cubano''. Así empezaba:

«Las costillas del joven sobresalían de su pecho y en su boca sólo quedaban unos cuantos dientes. Hablaba con limitaciones, al parecer por retraso mental. En sus ojos vidriosos y saltones se veía el miedo.
Iba a vivir en Estados Unidos.»

El joven y un puñado de personas de aspecto similar estaban entre casi 200 refugiados cubanos amontonados en el Valley Chief, un yate de pesca de 70 pies de eslora que debe llegar mañana a Cayo Hueso, Florida.

Unos 200 delincuentes comunes, según dijeron varios cubanos aquí, debían llegar más o menos al mismo tiempo entre 420 refugiados a bordo de otra embarcación, un catamarán de 120 pies de largo, rojo, blanco y azul, llamado el América.

Las dos embarcaciones, amarradas una cerca de la otra esta mañana en un muelle donde soldados cubanos han estado embarcando a refugiados, se usan en un gran esfuerzo, del que funcionarios cubanos hablan abiertamente, por librar al país de criminales, retrasados mentales, delincuentes y otros a los que el gobierno llama ``escoria'', enviándolos a Estados Unidos.

El Valley Chief no completó el viaje. Se hundió antes de llegar a Cayo Hueso. Mi padre y mi tío fueron rescatados por la Guardia Costera, mientras mi madre, mi hermana y yo nos habíamos ido de Cuba en el Mañana y llegamos el mismo día en que se publicó el artículo.

Desde luego, fueron muchos reporteros a Cayo Hueso para informar sobre la llegada de las dos embarcaciones, y las fotos del América no eran bonitas. Poco después, The Miami Herald cambió su política editorial sobre el éxodo marítimo. El resto es historia.

Los reporteros me preguntan a menudo si los norteamericanos --incluidos los exiliados cubanos-- han cambiado su opinión del éxodo marítimo. Tristemente, la respuesta es no.

Miami Babylon, un libro de Gerald Posner publicado el pasado diciembre, describe una escena en la que un detective, acompañado por Alex Daoud, ex alcalde de Miami Beach que años más tarde fue enviado a la cárcel tras un escándalo de corrupción, peleó contra tres hombres sospechosos de haber violado a una anciana. Después que los redujeron a la impotencia, un policía le dio una patada en la cara a uno de los hombres, que estaban inconscientes.

Posner escribe: «Su cabeza parecía un melón aplastado» recuerda Daoud. «Había sangre por todas partes. Nadie más se movió, y entonces, de pronto, sin decirnos una palabra, todos les caímos a golpes. Fue un acto de desesperación ejecutado por hombres furiosos y desesperados. El sistema de justicia en South Beach había fallado. Los criminales estaban ganando. En ese momento, odiaba a esos hombres. Odiaba a Castro por haber soltado a esas bestias sádicas en nuestra ciudad. Sólo quería venganza».

no de esos marielitos podría haber estado en el Valley Chief, pero vale la pena repetir que no todos los que estábamos en ese camaronero éramos ``bestias sádicas'', criminales o delincuentes. Para los que nos fuimos de nuestro país con la etiqueta de escoria, el mal sabor persistente del Mariel no es más que un testimonio del duradero poder de la influencia y la maldad de Fidel Castro. Dijo que éramos malos, y el mundo lo creyó. Por supuesto, se aseguró de enviar en el éxodo marítimo a la clase de hombres capaces de violar a una anciana y dejarla con daños cerebrales.

Treinta años después, todavía estamos tratando de aclarar cómo fue todo. Es agotador y quizá no tenga sentido. Un crítico del libro de Posner en The New York Times describió el éxodo del Mariel de esta forma: ``Jimmy Carter abrió las puertas de la libertad a los refugiados cubanos, y Fidel Castro fue más astuto que Carter al lanzar a las calles de Miami a gran parte de la población de sus prisiones más sórdidas''.

Nuestra historia ya es leyenda. La historia del marielito sigue viva.


Mirta Ojito
mao35@columbia.edu

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1 comentario:

  1. Anónimo7/02/2010

    Es una lastima que no hayan mas comentarios,pues de todos es sabido, que El Mariel fue una lección, pero que está comprobado, que solo un 4 o 5% no sirvió, que el resto se dedicó a trabajar yo los conocí trabajando horas extras, para proporcionarse un porvenir brillante en este país.
    Dos años después de la llegada de ese grupo, tuve que ir a realizarme exámenes de sangre a un laboratorio y como mis venas son problemáticas,siempre tengo que conversar con el técnico para que use la aguja correcta, y al descubrir que era cubano me dijo soy de los Ya-Yos y ante mi asombro, me dijo Yo vine por el Mariel, pero Ya-Yo hice mi revalida, Ya-Yo tengo buen trabajo, Ya- Yo tengo auto y continuo estudiando para terminar mi carrera, mis desveladas me cuesta pero pienso continuar.
    Gladys

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