2 de noviembre de 2009


¿Por quién doblan las campanas?

Por nosotros, cuando los hemos visto partir,
y nos han dejado luchando con lágrimas
e inmersos en la pena.

Suenan las campanas, en tañido pausado,
porque sentimos que la vida,
lejos de detenerse, avanza,
irremediablemente avanza
restando días a los días
que quedan en nuestra agenda.

¿Por qué doblan las campanas?


Tocan para que no los olvidemos.
Repican porque somos los vivos,
los necesitados en un mundo huérfano
de sonidos de esperanza.
Es sonar que llama a la oración y al agradecimiento.
Es convocatoria, hoy por ellos,
y tal vez mañana
por aquellos que hoy las escuchamos.


¿Por quién tocan las campanas?

Tocan las campanas por ti, padre,
que fuiste consejo.
Tocan las campanas por ti, madre,
que me diste la vida.
Tocan las campanas por ti, joven,
que no viste los ideales cumplidos.
Tocan las campanas por ti, niño,
que no conociste la maldad.
Tocan las campanas por ti, anciano,
que fuiste pozo de sabiduría.
Tocan las campanas por ti, sacerdote,
que anunciaste el Reino de Dios.
Tocan las campanas por ti, pequeño,
que no te dejaron nacer.

¿Por quién tañen las campanas?

¿Por los que marcharon
o por los que aquí quedamos?
Suenan por todos y para todos.
Por los que ya no pueden hablar,
y tanto nos dijeron.
Por los que ya no pueden amar,
y ¡cuánto nos amaron!
Por los que creyeron
y nos enseñaron a confiar en Dios.
Por los que esperaron y nos invitaron a no desesperar.
Suenan las campanas por ustedes –queridos difuntos-,
pero suenan para que no olvidemos
que un día, también con ustedes,
estamos llamados a compartir la misma suerte:
morir para resucitar.

Javier Leoz, Betania.es
Foto: Google
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3 comentarios:

  1. ¡Que hermosos sentimientos para meditar en un día cómo hoy! gracias Lolita.

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  2. Cuando lo lei ayer me emocionó, ¡Es tan sencillo y tan profundo lo que dice! Esas campanas siguen resonando en nuestros sentimientos, y no solamente hoy.
    Lolita

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  3. Anónimo11/02/2009

    ¡Precioso y lleno de nostalgia!
    Las campanas seguirán doblando en nuestros corazones, Lolita.
    Mil grcias,
    Martha

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