Nadie se va del todo
Rosa Martínez Cabrera
Nadie se va el todo,
y los que se van lejos,
quedan siempre en el aire, desvanecido y fresco,
con la presencia híbrida de distancia y tiempo.
Nadie se va el todo, y se aleja en el viento,
porque las aguas claras, con un temblor concéntrico
dialogan con las piedras y cuentan sus recuerdos,
y los astros se asoman para escuchar el eco.
Nadie se va del todo, pues las cosas humildes
recogen las palabras, la risa, el movimiento,
y se quedan dormidos en ese polvo inquieto
que el sol de la mañana revuelve con sus juegos.
Nadie se va del todo, y adiós, ya sin sentido,
es palabra vacía que flota sin objeto.
Adiós, adiós, no digas, que si te escucha el viento
subirá en remolinos hasta tocar el cielo.
Rosa Martínez Cabrera
Nadie se va el todo,
y los que se van lejos,
quedan siempre en el aire, desvanecido y fresco,
con la presencia híbrida de distancia y tiempo.
Nadie se va el todo, y se aleja en el viento,
porque las aguas claras, con un temblor concéntrico
dialogan con las piedras y cuentan sus recuerdos,
y los astros se asoman para escuchar el eco.
Nadie se va del todo, pues las cosas humildes
recogen las palabras, la risa, el movimiento,
y se quedan dormidos en ese polvo inquieto
que el sol de la mañana revuelve con sus juegos.
Nadie se va del todo, y adiós, ya sin sentido,
es palabra vacía que flota sin objeto.
Adiós, adiós, no digas, que si te escucha el viento
subirá en remolinos hasta tocar el cielo.
Rosa Martínez Cabrera, poetisa camagüeyana.
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