El Primer Ferrocarril Camagüeyano
Lic. Regino Avilés Marín
A pesar de no ser una ciudad junto al mar, la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe era, en 1830, el tercer núcleo urbano de la isla en cuanto a población. La existencia de los embarcaderos de San Fernando de Nuevitas, en la costa septentrional y en alguna medida el de Santa Cruz del Sur en la meridional, hicieron posible que el intercambio comercial de esta comarca se efectuara por dichos embarcaderos, logrando el desarrollo económico que ya se avisoraba en la tercera década del siglo XIX.
En 1836, la Diputación Patriótica de la Sociedad Económica de Puerto Príncipe, creada en las postrimerías de 1813 como filial de la Sociedad Económica de Amigos del País, ya se planteaba la necesidad de construir un ferrocarril que sacara del aislamiento el comercio principeño. Oidor de este reclamo lo fue don Gaspar Betancourt Cisneros, "El Lugareño", figura de gran prestigio en la ciudad por sus dotes peroodísticas, literarias, y la tenacidad que siempre demostró en sus iniciativas, y quien se convirtió en el cruzado de los caminos de hierrro al presentar en breve plazo su proyecto, los planos y la memoria descriptiva de la ruta férrea.
Constituida la Junta, ésta quedó integrada por un grupo de hacendados solventes de la región y otras personalidades, como don Luis Loret de Mola, Tomás Pío Betancourt, primer Historiador de la Ciudad, y El Lugareño, que de inmediato solicitó y obtuvo, el 10 de enero de 1837, la concesión, extendida mediante Edicto por el general Miguel Tacón, autorizando la construcción del ramal del ferrocarril desde la ciudad de Puerto Príncipe hasta el puerto de Nuevitas. Gaspar Betancourt Cisneros se trasladó a La Habana a solicitar ayuda monetaria para iniciar las obras, pero lejos de facilitarle los recursos, utilizaron su proyecto para construir el ferrocarril Habana-Güines, que se convirtió en el primer ferrocarril en las colonias españolas, primero que en la propia España.
La construcción del ferrocarril Puerto Príncipe-Nuevitas fue encomendada al experimentado ingeniero norteamericano Benjamin H. Wright, quien diseñó el nuevo proyecto de 69 kilómetros de longitud. Por lo llano del terreno no fue necesaria la edificación de puentes, túneles ni otras obras ingenieras, calculándose el presupuesto en la cantidad de 340,981 duros. La vía diseñada por Wright, con un ancho de 1.60 metros entre rieles constituyó un caso único en Cuba, a diferencia de los que él había construido en el oeste norteamericano, utilizándose traviesas de madera cortada en los bosques cercanos a la vía.
Los trabajos comenzaron en 1840. En 1841 se colocaron las traviesas y carriles de las primeras 20 millas. En 1843, por falta de dinero, todavía no se había logrado la meta fijada para la primera etapa de 61 kilómetros. Gestiones para recabar nuevos fondos realizó El Lugareño con el Intendente de Hacienda don Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva (entusiasta promotor del desarrollo del ferrocarril y otras obras sociales y culturales en Cuba), con Domingo del Monte y la Junta de Fomento de La Habana, presidida por el propio Conde de Villanueva, acopiando en su gestión personal más de 50,000 duros para concluir la obra.
El 5 de abril de 1846 se pudieron completar los 61 kilómetros del ferrocarril entre Nuevitas y el Paradero de O´Donnell, en Sabana Nueva. Ese año, a causa de sus enfrentamientos políticos con el gobierno colonial, El Lugareño tiene que salir del país sin poder ver realizado su preciado sueño, no pudiendo regresar a Puerto Príncipe hasta 1861, año en que la Villa fue enlazada telegráficamente con La Habana.
A pesar de todos los inconvenientes políticos y aprietos económicos, por fin, en agosto de 1851 el ferrocarril principeño pudo extender sus líneas de Sabana Nueva hasta el Paradero de la Ciudad de Puerto Príncipe, pero debido a la convulsa situación creada a raíz del alzamiento independentista del patriota Joaquín de Agüero y el posterior enjuiciamiento y fusilamiento de él y tres de sus compañeros en la Sabana de Méndez, el 12 de agosto, no es hasta el jueves 25 de diciembre de 1851, con la presencia de las autoridades civiles y militares, que se inaugura definitivamente el ferrocarril Puerto Príncipe-Nuevitas con los 73 kilómetros de extensión que señalaba el proyecto original presentado por El Lugareño en 1836. Un dato significativo nos lo dice la historia: el 26 de julio de 1853, el Arzobispo San Antonio María Claret, quien dos años antes había tratado infructuosamente de salvarles la vida a Joaquín de Agüero y sus compañeros, llegaba a Puerto Príncipe desde Nuevitas. Para ello viajó en el tren motivo de nuestro estudio.
Boletín Diocesano de Camagüey,
Nº 64, Marzo d 2004
A pesar de no ser una ciudad junto al mar, la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe era, en 1830, el tercer núcleo urbano de la isla en cuanto a población. La existencia de los embarcaderos de San Fernando de Nuevitas, en la costa septentrional y en alguna medida el de Santa Cruz del Sur en la meridional, hicieron posible que el intercambio comercial de esta comarca se efectuara por dichos embarcaderos, logrando el desarrollo económico que ya se avisoraba en la tercera década del siglo XIX.
En 1836, la Diputación Patriótica de la Sociedad Económica de Puerto Príncipe, creada en las postrimerías de 1813 como filial de la Sociedad Económica de Amigos del País, ya se planteaba la necesidad de construir un ferrocarril que sacara del aislamiento el comercio principeño. Oidor de este reclamo lo fue don Gaspar Betancourt Cisneros, "El Lugareño", figura de gran prestigio en la ciudad por sus dotes peroodísticas, literarias, y la tenacidad que siempre demostró en sus iniciativas, y quien se convirtió en el cruzado de los caminos de hierrro al presentar en breve plazo su proyecto, los planos y la memoria descriptiva de la ruta férrea.
Constituida la Junta, ésta quedó integrada por un grupo de hacendados solventes de la región y otras personalidades, como don Luis Loret de Mola, Tomás Pío Betancourt, primer Historiador de la Ciudad, y El Lugareño, que de inmediato solicitó y obtuvo, el 10 de enero de 1837, la concesión, extendida mediante Edicto por el general Miguel Tacón, autorizando la construcción del ramal del ferrocarril desde la ciudad de Puerto Príncipe hasta el puerto de Nuevitas. Gaspar Betancourt Cisneros se trasladó a La Habana a solicitar ayuda monetaria para iniciar las obras, pero lejos de facilitarle los recursos, utilizaron su proyecto para construir el ferrocarril Habana-Güines, que se convirtió en el primer ferrocarril en las colonias españolas, primero que en la propia España.
La construcción del ferrocarril Puerto Príncipe-Nuevitas fue encomendada al experimentado ingeniero norteamericano Benjamin H. Wright, quien diseñó el nuevo proyecto de 69 kilómetros de longitud. Por lo llano del terreno no fue necesaria la edificación de puentes, túneles ni otras obras ingenieras, calculándose el presupuesto en la cantidad de 340,981 duros. La vía diseñada por Wright, con un ancho de 1.60 metros entre rieles constituyó un caso único en Cuba, a diferencia de los que él había construido en el oeste norteamericano, utilizándose traviesas de madera cortada en los bosques cercanos a la vía.
Los trabajos comenzaron en 1840. En 1841 se colocaron las traviesas y carriles de las primeras 20 millas. En 1843, por falta de dinero, todavía no se había logrado la meta fijada para la primera etapa de 61 kilómetros. Gestiones para recabar nuevos fondos realizó El Lugareño con el Intendente de Hacienda don Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva (entusiasta promotor del desarrollo del ferrocarril y otras obras sociales y culturales en Cuba), con Domingo del Monte y la Junta de Fomento de La Habana, presidida por el propio Conde de Villanueva, acopiando en su gestión personal más de 50,000 duros para concluir la obra.
El 5 de abril de 1846 se pudieron completar los 61 kilómetros del ferrocarril entre Nuevitas y el Paradero de O´Donnell, en Sabana Nueva. Ese año, a causa de sus enfrentamientos políticos con el gobierno colonial, El Lugareño tiene que salir del país sin poder ver realizado su preciado sueño, no pudiendo regresar a Puerto Príncipe hasta 1861, año en que la Villa fue enlazada telegráficamente con La Habana.
A pesar de todos los inconvenientes políticos y aprietos económicos, por fin, en agosto de 1851 el ferrocarril principeño pudo extender sus líneas de Sabana Nueva hasta el Paradero de la Ciudad de Puerto Príncipe, pero debido a la convulsa situación creada a raíz del alzamiento independentista del patriota Joaquín de Agüero y el posterior enjuiciamiento y fusilamiento de él y tres de sus compañeros en la Sabana de Méndez, el 12 de agosto, no es hasta el jueves 25 de diciembre de 1851, con la presencia de las autoridades civiles y militares, que se inaugura definitivamente el ferrocarril Puerto Príncipe-Nuevitas con los 73 kilómetros de extensión que señalaba el proyecto original presentado por El Lugareño en 1836. Un dato significativo nos lo dice la historia: el 26 de julio de 1853, el Arzobispo San Antonio María Claret, quien dos años antes había tratado infructuosamente de salvarles la vida a Joaquín de Agüero y sus compañeros, llegaba a Puerto Príncipe desde Nuevitas. Para ello viajó en el tren motivo de nuestro estudio.
Boletín Diocesano de Camagüey,
Nº 64, Marzo d 2004
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