A puertas cerradas
Yoani Sánchez
No sé por dónde comenzar a contar lo ocurrido en el debate de ayer, sobre Internet, organizado por la revista Temas. Sin dudas, la peluca rubia que me encasqueté me permitió colarme por la controlada entrada del centro cultural Fresa y Chocolate. Eso y los zapatos altos, los labios pintados, las argollas brillantes y un bolso enorme de color hiriente, hicieron que me trasmutará en un ser bastante diferente. Algunos amigos llegaron a decirme que me veía mejor así, con la falda apretada y corta, el contoneo sensual y las gafas de armadura cuadrada. Lo siento por ellos, el personaje que interpreté duró poco tiempo y hoy he vuelto a mi despeinada y aburrida apariencia.
A Claudia, Reinaldo, Eugenio, Ciro y otros bloggers no les permitieron la entrada. “La institución se reserva el derecho de admisión” y mis colegas del ciberespacio mostraron la impertinencia de quienes ya han sido excluidos de otros lugares, pero no quieren retirarse abochornados y en silencio. Adentro, yo lograba atrapar una silla a un costado del panel de los expositores. Algunos ojos diestros en mi enclenque fisonomía ya me habían detectado y una cámara me filmaba con la insistencia de quien prepara un expediente.
Un joven escritor pidió la palabra y lamentó que tantos hubieran sido impedidos de entrar; después vino alguien y mencionó términos como “enemigo”, “peligro”, “defendernos”. Cuando finalmente fui llamada, aproveché para preguntar qué relación había entre las limitaciones con el ancho de banda y las tantas webs censuradas para el público cubano. Aplausos cuando concluí. Juro que no cabildeé ninguno de ellos. Después llegó una profesora universitaria que cuestionó el por qué yo había recibido el premio Ortega y Gasset de periodismo. Todavía no he logrado encontrar la relación entre mi pregunta y su análisis, pero los caminos de la difamación son así de torcidos. Al terminar, varios se me acercaron para abrazarme, una mujer apenas con el roce de una mano me dijo “felicidades”. El fresco de una noche de octubre me esperaba afuera.
Si a todos los que no dejaron acceder hubieran logrado participar, aquello habría sido realmente un espacio de polémica sobre la red. Lo que ocurrió me pareció mustio y maniatado. Sólo uno de los conferencistas mencionó conceptos como Web 2.0, redes sociales y Wikipedia. El resto era la vacuna anticipada contra la perversa web, las repetidas justificaciones de por qué los cubanos no podemos acceder masivamente a ella. Tomé mi móvil y twitteé con premura “creo que lo mejor es organizar otro debate sobre Internet, sin los lastres de la censura y la exclusión”. Hoy en la mañana, con las ojeras de haber dormido apenas tres horas, estaba entregando manuales técnicos en la segunda sesión de nuestra Academia Blogger.
Algunas de las imágenes de este video me las hicieron llegar manos amigas y solidarias que estaban en el interior de la sala.
http://www.youtube.com/watch?v=IVHZIVE3dGE&feature=player_embedded
Vídeo y texto
Yoani Cánchez
desdecuba.com/generaciony
No sé por dónde comenzar a contar lo ocurrido en el debate de ayer, sobre Internet, organizado por la revista Temas. Sin dudas, la peluca rubia que me encasqueté me permitió colarme por la controlada entrada del centro cultural Fresa y Chocolate. Eso y los zapatos altos, los labios pintados, las argollas brillantes y un bolso enorme de color hiriente, hicieron que me trasmutará en un ser bastante diferente. Algunos amigos llegaron a decirme que me veía mejor así, con la falda apretada y corta, el contoneo sensual y las gafas de armadura cuadrada. Lo siento por ellos, el personaje que interpreté duró poco tiempo y hoy he vuelto a mi despeinada y aburrida apariencia.
A Claudia, Reinaldo, Eugenio, Ciro y otros bloggers no les permitieron la entrada. “La institución se reserva el derecho de admisión” y mis colegas del ciberespacio mostraron la impertinencia de quienes ya han sido excluidos de otros lugares, pero no quieren retirarse abochornados y en silencio. Adentro, yo lograba atrapar una silla a un costado del panel de los expositores. Algunos ojos diestros en mi enclenque fisonomía ya me habían detectado y una cámara me filmaba con la insistencia de quien prepara un expediente.
Un joven escritor pidió la palabra y lamentó que tantos hubieran sido impedidos de entrar; después vino alguien y mencionó términos como “enemigo”, “peligro”, “defendernos”. Cuando finalmente fui llamada, aproveché para preguntar qué relación había entre las limitaciones con el ancho de banda y las tantas webs censuradas para el público cubano. Aplausos cuando concluí. Juro que no cabildeé ninguno de ellos. Después llegó una profesora universitaria que cuestionó el por qué yo había recibido el premio Ortega y Gasset de periodismo. Todavía no he logrado encontrar la relación entre mi pregunta y su análisis, pero los caminos de la difamación son así de torcidos. Al terminar, varios se me acercaron para abrazarme, una mujer apenas con el roce de una mano me dijo “felicidades”. El fresco de una noche de octubre me esperaba afuera.
Si a todos los que no dejaron acceder hubieran logrado participar, aquello habría sido realmente un espacio de polémica sobre la red. Lo que ocurrió me pareció mustio y maniatado. Sólo uno de los conferencistas mencionó conceptos como Web 2.0, redes sociales y Wikipedia. El resto era la vacuna anticipada contra la perversa web, las repetidas justificaciones de por qué los cubanos no podemos acceder masivamente a ella. Tomé mi móvil y twitteé con premura “creo que lo mejor es organizar otro debate sobre Internet, sin los lastres de la censura y la exclusión”. Hoy en la mañana, con las ojeras de haber dormido apenas tres horas, estaba entregando manuales técnicos en la segunda sesión de nuestra Academia Blogger.
Algunas de las imágenes de este video me las hicieron llegar manos amigas y solidarias que estaban en el interior de la sala.
http://www.youtube.com/watch?v=IVHZIVE3dGE&feature=player_embedded
Vídeo y texto
Yoani Cánchez
desdecuba.com/generaciony
_________________________________
Ví en las noticias a Yoani con su peluca rubia entrar en el evento propiciado por esa revista en La Habana, y nunca deja de sorprenderme esta joven mujer, de fácil palabra, cubana de pura cepa,
ResponderEliminareducada y valiente. Por ella ha renacido en mí la esperanza de que Cuba se puede salvar y de que nuestra juventud puede ser la que lleve el cambio a la isla.
Quiero felicitar a Lolita porque tiene unos artículos fantásticos en su Blog. Su esfuerzo y su paciencia se ven reflejados en los escritos de otros y en los de su autoría. He aqui el éxito de este blog.
Como diría mi amigo Cheo Burumba, "¡Lolita, te la comiste!".
Un abrazo,
Martha Pardiño
Gracias, Martha, por tu felicitación. Con lectores tan amables como tú resultan fáciles esfuerzo y paciencia para buscar temas interesantes. Confío en estar logrando una amalgama de ellos para satisfacer el gusto de la variedad de lectores que visitan esta Gaceta. Ayer, por primera vez, sobrepasamos la cifra de más de cien visitas en un día.
ResponderEliminar¡Gracias a todos por este gran estímulo!
Con mis saludos a Cheo,
Lolita