6 de octubre de 2011

EL ALCORNOQUE




El Alcornoque

Ana Dolores García

Probablemente hemos oído innumerables veces un insulto muy común: «eres un alcornoque», o también «tienes cabeza de alcornoque». En este sentido de está diciendo de alguien que es bruto, tosco y rudo. Para llamarle bruto usamos el «cabeza de alcornoque», tal vez porque el árbol de ese nombre es el que produce el corcho, y más o menos  tratamos de decirle que al igual que el corcho presenta espacios vacios, él tiene agujeros en su cerebro. Y lo de tosco y rudo se aviene igualmente al árbol, una de cuyas características más peculiares es el presentar sus ramas muy retorcidas.

El árbol del alcornoque es muy popular en Europa y África, particularmente en las zonas cercanas al mar Mediterráneo. Posee una corteza dura y rugosa de la que se extrae el corcho, corteza que vuelve a formarse alrededor del tronco, lista para una nueva recolección, al cabo de nueve o diez años. Portugal acapara la mitad de la producción mundial de Corcho, y España es también un gran productor gracias a los extensos alcornocales de Andalucía y Extremadura. En esta última región española se extrae el 30% de toda la producción global.



La “saca” del corcho o corteza del alcornoque se realiza en nuestros tiempos al igual que hace cientos de años, usando como simples instrumentos un hacha y una palanca de madera. Desde luego que ambas han de ser manejadas con una pericia extrema para hacer posible la obtención de grandes piezas de corcho. Esta “cosecha” ha de hacerse siempre en verano, cuando las condiciones climáticas facilitan un mejor desprendimiento de la corteza. Los árboles quedan entonces en “descanso” y sus troncos van tomando un color cada vez más rojizo al tiempo que, lentamente, se va produciendo una nueva capa de corcho.



Los expertos descorchadores van separando la corteza del tronco mediante cortes en los que luego introducen cuidadosamente hachas y palancas para ir desprendiendo el corcho poco a poco.

Estas planchas de corcho se van apilando unas sobre otras con mucho cuidado y en la misma posición. Como se  trata de un producto que se vende de acuerdo a su peso, es necesario colocarlas del modo como mejor puedan conservar la humedad y alcancen así un precio más alto.



Ya estarán listas para llevarlas a las erróneamente llamadas “fábricas” de corcho, donde mediante proceso industrial se dan formas a esos “corchos” con los que se tapan las botellas de exquisitos vinos.  A veces nos encontramos con botellas de vino económico con tapas plásticas, pero un buen vino nunca admitirá esa sustitución.

Fotos: Google images

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