El Alcornoque
Ana Dolores García
Probablemente hemos oído innumerables veces un insulto muy común: «eres
un alcornoque», o también «tienes cabeza de alcornoque». En este sentido de
está diciendo de alguien que es bruto, tosco y rudo. Para llamarle bruto usamos
el «cabeza de alcornoque», tal vez porque el árbol de ese nombre es el que
produce el corcho, y más o menos
tratamos de decirle que al igual que el corcho presenta espacios vacios,
él tiene agujeros en su cerebro. Y lo de tosco y rudo se aviene igualmente al
árbol, una de cuyas características más peculiares es el presentar sus ramas
muy retorcidas.
El árbol del alcornoque es muy popular en Europa y África, particularmente
en las zonas cercanas al mar Mediterráneo. Posee una corteza dura y rugosa de
la que se extrae el corcho, corteza que vuelve a formarse alrededor del tronco,
lista para una nueva recolección, al cabo de nueve o diez años. Portugal
acapara la mitad de la producción mundial de Corcho, y España es también un
gran productor gracias a los extensos alcornocales de Andalucía y Extremadura.
En esta última región española se extrae el 30% de toda la producción global.
La “saca” del corcho o corteza del alcornoque se realiza en nuestros
tiempos al igual que hace cientos de años, usando como simples instrumentos un
hacha y una palanca de madera. Desde luego que ambas han de ser manejadas con
una pericia extrema para hacer posible la obtención de grandes piezas de
corcho. Esta “cosecha” ha de hacerse siempre en verano, cuando las condiciones
climáticas facilitan un mejor desprendimiento de la corteza. Los árboles quedan
entonces en “descanso” y sus troncos van tomando un color cada vez más rojizo
al tiempo que, lentamente, se va produciendo una nueva capa de corcho.
Los expertos descorchadores van separando la corteza del tronco mediante
cortes en los que luego introducen cuidadosamente hachas y palancas para ir
desprendiendo el corcho poco a poco.
Estas planchas de corcho se van apilando unas sobre otras con mucho cuidado y en la
misma posición. Como se trata de un
producto que se vende de acuerdo a su peso, es necesario colocarlas del modo
como mejor puedan conservar la humedad y alcancen así un precio más alto.
Ya estarán listas para llevarlas a las erróneamente llamadas “fábricas” de
corcho, donde mediante proceso industrial se dan formas a esos “corchos” con
los que se tapan las botellas de exquisitos vinos. A veces nos encontramos con botellas de vino económico
con tapas plásticas, pero un buen vino nunca admitirá esa sustitución.
Fotos: Google images
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