Cuando el amor engendra la melodía
Por: Osvaldo Gallardo González
Camagüey, marzo 2 (2.00 p.m.) "Fue un excelente programa artístico, religioso, histórico, y con un acertado equilibrio entre lo culto y popular", han sido las palabras escogidas por Mons. José Rafael Grau Adán, párroco de La Soledad en Camagüey, para referirse a la Gala cultural "Madre de todos los cubanos", celebrada anoche en la Catedral de esta ciudad, para el recibimiento a la Virgen Mambisa y organizada por el Secretariado para la Cultura.
Para enunciar los posibles aciertos del programa no podría dejarse de mencionar la elección del elenco, dirigido por el director artístico Francisco Flores Gamboa, especialista de reconocido prestigio en la conducción de espectáculos en esta provincia. El dúo de cámara, de piano y contrabajo, A piacere acompañó la presentación del teatro de sombras "El arca", encargado de narrar, valiéndose de las voces de varios actores, los episodios de la anunciación de la Virgen, las diversas advocaciones marianas, y el hallazgo de la bendita imagen de Nuestra Señora de la Caridad en Nipe hace casi 400 años. Con un exquisito diseño de la artista Maidelina Pérez Lezcano se reprodujeron las sombras chinescas en una enorme pantalla. Milagros hizo la pequeña compañía dirigida por Luis Montes de Oca para trasmitir un mensaje artístico y catequético con buen gusto y particular originalidad.
La Coral Diocesana, dirigida por el P. Emilio Veza, sj, tuvo su estreno fuera de los predios litúrgicos del que salió airosa al interpretar el Ave María guaraní, complicada pieza compuesta por Ennio Morricone; este momento, junto con la interpretación que de la Plegaria a la Virgen, de Ernesto Lecuona, ejecutara Magela Cerdeiras hicieron notar el talento posible que anima nuestras comunidades católicas.
La Compañía Musico-Danzaria Flamenca Andarte nos trajo la presencia española en lo cultural y lo religioso. Con evidente emoción resonaron los acordes de melodías que también son nuestras. Hizo gala de su reconocido prestigio nacional e internacional el Ballet Folklórico de Camagüey; su paseo por nuestro acervo cultural, y su apropiación de las raíces de la patria contribuyeron a la lucidez de la noche. La conjunción de estos dos grupos, símbolo de nuestra identidad, regaló a los presentes la conocida "Mi veneración" de Miguel Matamoros: a intervalos entre flamenco y son cubano, el pueblo de Dios reclamaba a Cachita para sí. Una procesión por el pasillo central de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, la Mambisa, hizo que las paredes temblaran, y más de un grito de emoción se escuchó cuando, al llegar a la entrada, se desplegó una inmensa bandera cubana que parecía afirmar lo que todos sabemos: la Caridad trasciende lo religioso para convertirse en símbolo de cubanía.
Y cuando parecía que todo había terminado, en el mejor contexto criollo, el Ave María de Shubert, armonización para cuatro voces mixtas de Alexander Céspedes, y estrenada en esta ocasión, hizo retroceder los ojos hacia el coro de la Iglesia donde nuevamente la Coral dirigida por el P. Emilio, esta vez a oscuras, como para escuchar la voz divina, devolvió el clima de oración de los hijos con la Madre. Una enorme proyección de un retrato de la Virgen en el telón de sombras hizo volver los ojos de nuevo al frente.
Si pudiera sacar el saldo mayor de este rato indescriptible, y solo patrimonio tangible para quienes lo vivieron de cerca, podría decir como otros cronistas ya leídos que el amor es la mejor divisa. "Solo el amor engendra la melodía", dijo nuestro Apóstol. El amor no solo hizo el milagro de bellas interpretaciones, de efectos sonoros y visuales que resultaron de lujo para este pequeño sitio del mundo, de la entrega apasionada y desinteresada de los artistas; el amor hizo el milagro de la unión de los hermanos, de la unión de los hijos con la Madre que se levanta sobre cualquier diferencia para edificar una vida mejor. Ojalá que todos los ratos como este, vividos en la peregrinación de María del Cobre, a través de toda la geografía insular, sean el inicio del mejor camino para la Casa-Cuba.
Publicado por Arzobispado de Camagűey Cuba
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