5 de marzo de 2011



La Mambisa sale de Camagüey por Albaisa 
y pasa por Altagracia

Por: Pablo M. Marrero Álvarez
Camagüey: marzo 3 (8.00 p.m.) Al partir del Hospital Amalia Simoni de la ciudad de Camagüey, la bendita imagen de la Virgen de la Caridad, comenzaba su periplo por la parte norte de la Arquidiócesis. La primera estación que hizo la Peregrina fue en Albaisa, esta comunidad que se encuentra cercana al aeropuerto internacional Ignacio Agramonte, es animada por los padres jesuitas. A la orilla de la carretera Paso de Lesca, aguardaban ansiosamente un grupo de devotos animados por Alvio, diácono permanente incardinado a la parroquia de San José. Desde allí se inició una procesión hasta la capilla de San Judas Tadeo, donde permanecería la Madre de todos los cubanos por espacio de una hora.
Aquí está la Virgen para escuchar las alegrías y penas, con estas palabras iniciaba la celebración Mons. Juan García, arzobispo de Camagüey, y como hija que confía en su madre se acercó a los pies de María, Yurisai Serradelo Guevara, quien con lágrimas en los ojos nos aseguró: "Siento una felicidad enorme porque yo tengo fe en que la Virgencita me va ayudar a que se me cure el pie, y poder presentarme en una prueba que ha sido el sueño de toda mi vida. Espero que ella me ayude." Esta adolescente, que sueña con ser actriz, con su fe nos viene a recordar las palabras de nuestro Señor Jesús "al que pide, se le dará y el que busca, encontrará."
En Altagracia
Al llegar a la entrada del pueblo, una fila de acólitos y un grupo de jinetes, encabezados por los abanderados que portan las enseñas de Cuba y de la Santa Sede, acompañan en procesión a la Mambisa hasta la plaza principal del poblado. Una vez depositada la imagen de la Virgen en el lugar preparado para ella en la plaza, el júbilo se adueña por completo de los cientos de personas que allí se reunieron para venerar a la Madre. Estoy tan emocionada que no puedo hablar, vivas, ¡que linda! Son expresiones que se repiten.
La celebración de bienvenida de este poblado, que fue presidida igualmente por Mons. Juan, estuvo matizada por un hermoso momento donde se bendijeron a las embarazadas, luego de haber animado éste a los presentes a cantar y rezar con fuerza, comparándolos con los fieles de Albaisa. Al igual que en Albaisa, la presencia de la bendita imagen permaneció en este lugar por espacio de una hora, para así continuar camino hacia el poblado de Senado, perteneciente al municipio de Minas. "La Virgen se va, pero su amor se queda," con estas palabras despedía de su extensa parroquia a la Virgen de la Caridad, el P. William Hernández, sacerdote jesuita.
Publicado por Arzobispado de Camagűey, Cuba

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