21 de febrero de 2010


Premios del Festival de Cine de Berlín

La película turca «Bal» (Miel), de Semith Kaplanoglu, ganó hoy el Oso de Oro de la 60 Berlinale, que dio el Oso de Plata como mejor director a Roman Polanski, por «The Ghost Writer» (El Escritor fantasma), ausente de la ceremonia y del festival al estar bajo arresto domiciliario en Suiza.

"Bal", tercer filme del mencionado director turco Kaplanoglu sobre Anatolia, es una película poética, hecha de silencios, sobre un niño que sólo habla con fluidez a susurros con su padre, que un buen día queda suspendido de la rama de un árbol, en un bosque, cuando va a recoger la miel de sus colmenas.

Polanski, cuya inclusión a competición fue interpretada como un gesto hacia el colega en dificultades por sus cuentas pendientes con la justicia de EEUU, obtuvo el galardón por su film sobre Ewan McGregor, que escribe las memorias del ex premier británico y descubre una trama sobre los secuestros de la CIA en Irak.

El jurado de la Berlinale se volcó asimismo hacia la película del joven realizador rumano Florian Serban «Eu cand vreau sa fluier» ( Si quiero silbar, silbo), que se llevó el Gran Premio Especial y además el Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival.

El Oso de Plata a la mejor actriz fue para la japonesa Shinobu Terajima, por su desgarradora interpretación en el durísimo film «Caterpillar» de Koji Wakamatsu, en el papel de la abnegada esposa de un soldado japonés que regresa mutilado de la guerra.

La Plata al mejor Actor fue, compartida, para el dúo de actores formado por Grigoru Dobrygin y Sergei Puskepalis, por su trabajo en «Kak ya Provel etim letom» (Cómo terminé este verano), la película de Alexei Popogrebsky que discurre en el círculo polar ártico y está basada exclusivamente en el papel de esos dos protagonistas. El filme ruso, primero en años procedente de ese país a concurso en la Berlinale, ganó asimismo otra Plata a la mejor contribución artística por el trabajo de su cámara, Pavel Kostomarov.

Fuera del caso de Polanski, el palmarés del festival berlinés se fue así casi íntegramente a cinematografías lejanas y dejó de vacío a los títulos procedentes del «corazón europeo» y EEUU. Fue una ceremonia sobria, más incluso de lo que suele ser de por sí la gala de clausura de la Berlinale, tras una edición de cumpleaños que quedó empañada por la parca presencia de grandes astros, ya que el máximo representante llegado de Hollywood, Leonardo DiCaprio, acudía además con una película fuera de concurso, «Shutter Island», de Martin Scorsese.

Editado de La Razón, Madrid
Foto: Google
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