No murió, ¡lo asesinaron!
Por Oscar Peña
El preso político cubano Orlando Zapata Tamayo no murió, lo asesinaron. Su muerte sólo tiene el nombre y la calificación de asesinato oficial. Este valeroso joven luchador por la libertad del pueblo cubano intentaba con su huelga de hambre sacudir a las autoridades de la tiranía de Cuba y a los gobiernos e instituciones del mundo que se convencieran que él y sus compañeros de prisión política no habían cometido ningún delito reconocido por el mundo civilizado y no debían estar presos.
Usaba esa acción como único recurso a su alcance. Sólo un ser humano que sea completamente inocente hace tal sacrificio y sólo un régimen abusivo, criminal y existente por su terrorismo de estado deja morir a este cubano. ¡Qué diferencia con aquel trato que recibieron los asaltantes de un cuartel en 1953!
Al principio de la llamada revolución se hicieron también asesinatos y desmanes. Fueron muchos los que fueron fusilados, los presos y los torturados –existen muchas formas de tortura-, pero era una época de mucha confusión nacional donde se bombardeaba al pueblo con la desinformación que todos los enjuiciados eran esbirros y criminales del régimen de Fulgencio Batista.
Bajo esos parámetros y simples etiquetas se cometieron desde 1959 muchas injusticias. Entre algunos verdaderos criminales, ajusticiaron y encarcelaron a muchos cubanos inocentes; el pueblo fue muy ligero y estaba embriagado de fidelismo, pero hoy ya no lo está y el peligro social acecha provocado por el propio régimen de fuerza. Ellos serán los únicos responsables.
Hoy no pueden decir que murió un esbirro de Batista, hoy no pueden decir que murió un terrateniente explotador que asesinaba campesinos, un chivato de revolucionarios, un Esteban Ventura, un dueño explotador, el asesino de la tripulación de un avión para desviarlo para Miami, un miembro de la burguesía cubana, un conspirador con un arsenal de armas, o veinte mentiras más. Hoy la manipulación y desinformación del pueblo se les hace más difícil, aunque por ello no dejarán de inventar, falsear y calumniar.
La amarga realidad es que hoy han matado a un hijo humilde del pueblo de Cuba, que nació con ellos en 1967 y que estaba condenado y preso por sólo pedir libertad y cambios para la sociedad cubana. No por gusto, la muy acreditada organización mundial de Amnistía Internacional lo tenía calificado como un preso de conciencia.
Hace mucho rato ya el enemigo del régimen es el propio pueblo y se mantienen en el poder porque es una población maniatada y bajo un muy estricto control, donde sólo se abren válvulas para el escape y salida del país por diferentes vías a millones de descontentos. Hace años han optado por aquello de "a enemigo que huye, puente de plata” pero no han tenido nunca el valor de discutir ideas y de enfrentarse al pulso democrático.
Si eres preso político y aceptas irte de Cuba, puedes estar en libertad inmediatamente pero sólo para ir al aeropuerto y abandonar el país. Incluso si eres ciudadano cubano y vives en el territorio nacional y quieres proponerte o te proponen como candidato para la circunscripción del poder popular y detectan que no eres un sumiso del régimen te partirán la columna vertebral, pero no puedes ser nominado. Esto pasó en el pasado y está pasando actualmente hoy con un movimiento de disidentes cubanos que quieren utilizar los únicos mecanismos establecidos para ayudar a la nación cubana.
Orlando Zapata Tamayo murió por el decoro de si mismo y el de sus compañeros de injusta prisión política. Todos debemos honrar la figura de este joven que entregó su vida en aras de la libertad del pueblo cubano. Mi mas sentida condolencia para su familia y para toda la familia de la disidencia, de la sociedad civil cubana.
Fue un humilde luchador por los derechos humanos y la libertad del pueblo cubano. Las flores que se depositen en el cementerio de Banes se marchitarán, pero las que deja en el corazón de los buenos cubanos, nunca se marchitarán. Que su ejemplo sirva para despertar la dignidad del pueblo cubano. Hoy también la injusticia tiembla.
Oscar Peña
Diario Las Américas, Miami,
24 de febrero de 2010
Foto: martinoticias.org
El preso político cubano Orlando Zapata Tamayo no murió, lo asesinaron. Su muerte sólo tiene el nombre y la calificación de asesinato oficial. Este valeroso joven luchador por la libertad del pueblo cubano intentaba con su huelga de hambre sacudir a las autoridades de la tiranía de Cuba y a los gobiernos e instituciones del mundo que se convencieran que él y sus compañeros de prisión política no habían cometido ningún delito reconocido por el mundo civilizado y no debían estar presos.
Usaba esa acción como único recurso a su alcance. Sólo un ser humano que sea completamente inocente hace tal sacrificio y sólo un régimen abusivo, criminal y existente por su terrorismo de estado deja morir a este cubano. ¡Qué diferencia con aquel trato que recibieron los asaltantes de un cuartel en 1953!
Al principio de la llamada revolución se hicieron también asesinatos y desmanes. Fueron muchos los que fueron fusilados, los presos y los torturados –existen muchas formas de tortura-, pero era una época de mucha confusión nacional donde se bombardeaba al pueblo con la desinformación que todos los enjuiciados eran esbirros y criminales del régimen de Fulgencio Batista.
Bajo esos parámetros y simples etiquetas se cometieron desde 1959 muchas injusticias. Entre algunos verdaderos criminales, ajusticiaron y encarcelaron a muchos cubanos inocentes; el pueblo fue muy ligero y estaba embriagado de fidelismo, pero hoy ya no lo está y el peligro social acecha provocado por el propio régimen de fuerza. Ellos serán los únicos responsables.
Hoy no pueden decir que murió un esbirro de Batista, hoy no pueden decir que murió un terrateniente explotador que asesinaba campesinos, un chivato de revolucionarios, un Esteban Ventura, un dueño explotador, el asesino de la tripulación de un avión para desviarlo para Miami, un miembro de la burguesía cubana, un conspirador con un arsenal de armas, o veinte mentiras más. Hoy la manipulación y desinformación del pueblo se les hace más difícil, aunque por ello no dejarán de inventar, falsear y calumniar.
La amarga realidad es que hoy han matado a un hijo humilde del pueblo de Cuba, que nació con ellos en 1967 y que estaba condenado y preso por sólo pedir libertad y cambios para la sociedad cubana. No por gusto, la muy acreditada organización mundial de Amnistía Internacional lo tenía calificado como un preso de conciencia.
Hace mucho rato ya el enemigo del régimen es el propio pueblo y se mantienen en el poder porque es una población maniatada y bajo un muy estricto control, donde sólo se abren válvulas para el escape y salida del país por diferentes vías a millones de descontentos. Hace años han optado por aquello de "a enemigo que huye, puente de plata” pero no han tenido nunca el valor de discutir ideas y de enfrentarse al pulso democrático.
Si eres preso político y aceptas irte de Cuba, puedes estar en libertad inmediatamente pero sólo para ir al aeropuerto y abandonar el país. Incluso si eres ciudadano cubano y vives en el territorio nacional y quieres proponerte o te proponen como candidato para la circunscripción del poder popular y detectan que no eres un sumiso del régimen te partirán la columna vertebral, pero no puedes ser nominado. Esto pasó en el pasado y está pasando actualmente hoy con un movimiento de disidentes cubanos que quieren utilizar los únicos mecanismos establecidos para ayudar a la nación cubana.
Orlando Zapata Tamayo murió por el decoro de si mismo y el de sus compañeros de injusta prisión política. Todos debemos honrar la figura de este joven que entregó su vida en aras de la libertad del pueblo cubano. Mi mas sentida condolencia para su familia y para toda la familia de la disidencia, de la sociedad civil cubana.
Fue un humilde luchador por los derechos humanos y la libertad del pueblo cubano. Las flores que se depositen en el cementerio de Banes se marchitarán, pero las que deja en el corazón de los buenos cubanos, nunca se marchitarán. Que su ejemplo sirva para despertar la dignidad del pueblo cubano. Hoy también la injusticia tiembla.
Oscar Peña
Diario Las Américas, Miami,
24 de febrero de 2010
Foto: martinoticias.org
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Claro Oscar, en Cuba los buenos tienen que morir así para que el mundo se entere de que sus gobernantes son unos criminales. Y aún así, todavía los hay como Zapatero y Moratinos que quieren rebajarles las sanciones de la Unión Europea. Yo creo que los cubanos cada día nos quedamos más solos, porque a nadie le importa nada. Hay que ver que una veintena de presidentes se reunan en nombre de la democracia y se sientan, coman y beban junto a un individuo que tiene las manos llenas de sangre, y son tan asquerosos que le llaman presidente Castro.
ResponderEliminarSaludos,Elsa