Con la línea ocupada
Iván García | La Habana
El mundo, Madrid, 30/12/2009
Si usted le pregunta a cualquier persona en Cuba, donde desearía trabajar, lo más seguro que la respuesta sea en ETECSA, siglas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. Porque paga altos salarios y, sobre todo, las primas más elevadas en divisas. No es gran cosa. Usted, seguirá viviendo con estrechez, pero si es ingeniero puede cobrar por encima de los 600 pesos y alrededor de 28 pesos cubanos convertibles (cuc).
Sumados, hacen 1.250 pesos al mes, salario que no devenga nadie en la isla. ETECSA paga cotas en cuc que van desde los 18, a una empleada de limpieza, hasta 35 cuc, a un gerente. A pesar de ser un dominio estatal que no tiene competencia, no presta un servicio eficiente.
Surgió en 1994, como una empresa mixta con capital foráneo y fachada de sociedad anónima. Su primer socio comercial fue la empresa mexicana Domos. Pero los aztecas prefirieron tener negocios con los gigantes de las telecomunicaciones de sus vecinos del norte: a raíz del tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá, podrían tener participación en ese gran pastel que son los servicios de internet y la telefonía móvil.
Fidel Castro necesitaba los dólares como el aire que respiraba. En ese momento, el país vivía en pleno período especial. La gente pasaba hambre y los balseros se contaban por miles. Cuba amenazaba con convertirse en la Corea del Norte del Caribe. Era una olla a punto de explotar. Tanta miseria, provocó el estallido popular conocido como el Maleconazo, el 5 de agosto de 1994.
Y Castro, que de tonto no tiene un pelo, supo que algo había que hacer si no quería que su gobierno se fuera al garete. Liberó el trabajo por cuenta propia, abrió mercados agropecuarios y permitió negocios con empresas extranjeras.
Después, cuando la Domos mexicana le viró la espalda, a mediados de 1995 un grupo italiano, decidió participar en el negocio.
Esas medidas hicieron posible el surgimiento de ECTESA. Después, cuando la Domos mexicana le viró la espalda, a mediados de 1995 un grupo italiano, decidió participar en el negocio. Pero había que arremangarse las mangas. El trabajo era arduo. Las comunicaciones cubanas estaban en la edad de la prehistoria.
Antes de la llegada de Castro al poder en 1959, las comunicaciones y la telefonía estaban en manos de empresas estadounidenses. Eran eficientes y modernas. Y se preveía que el número de teléfonos por habitantes creciera de forma inusitada en las principales ciudades del país. Según un anuario estadístico de la época, en 1958 Cuba ocupaba el tercer lugar en número de habitantes por teléfono, con 28, superada sólo por Argentina, con 17, y Uruguay, con 25.
Pero con su revolución radical, Castro nacionalizó todas las propiedades de Estados Unidos. Una de las primeras fue la Cuban Telephone Company, intervenida el 3 de marzo de 1959. Cuando la administración de Eisenhower en 1960 decretó el embargo comercial a Cuba (el embargo total fue impuesto en febrero de 1962), las diferentes plantas de telefonía comenzaron a languidecer, debido a la falta de piezas de repuestos. En la Unión Soviética, Hungría, Yugoslavia y Alemania Oriental se empezaron a comprar componentes y equipos. Por lo general, anacrónicos y de baja calidad.
La telefonía mantuvo sus números en mínimos. Apenas creció en la etapa comprendida entre 1966 y 1994. Las plantas telefónicas eran analógicas y al menor chubasco o relámpago, miles de pares telefónicos entraban en inactividad. Entonces, no era poco el dinero que se necesitaba para modernizar la telefonía local.
Claro, los italianos no eran bobos. Iban a invertir su plata en la única empresa de telecomunicaciones existente en Cuba. No tenían rival. Y sí dos millones de cubanos desperdigados por medio mundo, sobre todo en Estados Unidos, quienes los fines de semana, deseosos y nostálgicos, solían llamar a sus parientes en la otra orilla.
Y se puso manos a la obra. En un principio, el gobierno cubano le dio a los italianos una participación del 49 por ciento en la acciones de la empresa. Luego ésta disminuyó hasta un 29 por ciento. Entretanto, fueron digitalizadas todas las plantas telefónicas del país. Se modernizó la infraestructura de las plantas exteriores. Y, en general, se implantaron tecnologías acordes con los nuevos tiempos.
Dos millones de cubanos desperdigados por medio mundo, sobre todo en EEUU, quienes los fines de semana, deseosos y nostálgicos, solían llamar a sus parientes en la otra orilla
Si en 1998 Cuba pudo conectarse a internet, fue en parte gracias al grupo inversor italiano, que también introdujo en el país la telefonía móvil. Otro logro fue el mejoramiento ostensible de las condiciones laborales de los trabajadores. Mientras en 1995 la gente pasaba hambre y la isla se caía a pedazos, a los empleados de ETECSA les asignaban 1.50 de dólar para su almuerzo diario. Además, buenas meriendas y jabas (bolsos) con productos de aseo -que en 2004 el defenestrado Carlos Lage les quitó, con el manido pretexto de que aumentaba las diferencias con respecto al resto de los trabajadores.
Gracias a la plata de los empresarios italianos, ECTESA se modernizó y su servicio creció en flecha. De 6,3 teléfonos por cada 100 habitantes que había en 1996 en Ciudad de La Habana, creció a 18,5 en 2009. Todavía es una cifra baja comparada con otras naciones de América Latina. Pero la realidad es que en trece años las capacidades se triplicaron. Otra realidad es que los inversores europeos, al bribón del Estado le pagaban en dólares el salario de la empleomanía.
Por ejemplo, a un ingeniero o especialista, el empresario desembolsaba 2.000 dólares al gobierno, para que éste le pagara al trabajador una parte, que podría ser la mitad o la tercera parte. Pero ya se conoce que el régimen cubano detesta que las personas tengan dinero y puedan "enriquecerse". Y en una forma de esclavismo de nuevo cuño, les remuneraba con 600 pesos en moneda nacional y hasta 35 cuc en moneda convertible. Es decir, un total de 60 dólares, de 1.000 o 600 dólares que supuestamente debería devengar como salario.
Los mejor pagados de Cuba
La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba es un emporio de 16.000 trabajadores que consume recursos y combustible de forma desaforada.
De cualquier manera, a pesar del descarado robo estatal, los empleados de ETECSA, junto a los de del Instituto de Aeronáutica Civil, son los mejores pagados de Cuba. Por su contubernio con los Castro en esta explotación laboral, la empresa italiana recibió numerosas criticas de organismos internacionales y medios de prensa. Claro, se hicieron de oídos sordos. Las cajas registradoras rebosaban. El negocio marchaba.
Pero como casi siempre sucede cuando se hacen negocios con sociedades totalitarias, donde son los gobernantes y no empresarios privados quienes controlan el desempeño de una sociedad anónima, a principios de 2009, ya los inversionistas italianos no eran vistos con buenos ojos por su socio criollo.
La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba es un emporio de 16.000 trabajadores que consume recursos y combustible de forma desaforada. Y por la falta de controles, típico en las economías centralizadas, mantener cualquier negocio es como echar dinero a un agujero negro. De forma ladina se podía pensar que los inversionistas europeos ya habían dejado armado el tinglado. Entonces, de patitas para la calle. Y los italianos tuvieron que hacer sus bultos.
ETECSA genera beneficios de varios cientos de millones en moneda dura. Intenté llamar a funcionarios de la empresa, en busca de datos al respecto. Luego de preguntar en tono de sospecha quién hablaba al otro lado de la línea, respondían que esa información era confidencial. “El embargo, los yanquis, tú sabes”.
No hay que ser economista para sacar cuentas
Pero no hay que ser economista para sacar cuentas. Y con ayuda de internet uno puede enterarse que cuando el 12 de noviembre el juez federal de Miami, Alexander King, solicitó ante la Corte Federal de Nueva York la ejecución de la sentencia contra los fondos bloqueados pertenecientes a EmtelCuba por el pago de 187 millones de dólares, dinero que dicho magistrado quería usar como indemnización hacia las familias de las víctimas del derribo de cuatro avionetas pertenecientes a un grupo anticastrista en aguas internacionales, por aviones de guerra de la fuerza aérea revolucionaria, el Consejo de Ministros cubano acordó encarecer aún más el costo de las llamadas a Estados Unidos.
Las llamadas más caras del mundo
En el decreto-ley número 213, del 20 de octubre del 2000, por cada minuto de llamada, el gobierno de La Habana le puso un impuesto de 0,245 de dólares a los usuarios para sus conexiones telefónicas con Estados Unidos. De hecho, las llamadas desde Cuba y hacia Cuba son las más caras del mundo. En una economía deprimida como la nuestra, los jerarcas luchan con saña a la hora de obtener el billete verde del enemigo. Y al ser la única empresa de telecomunicaciones, ETECSA deja una tajada apetitosa.
Su futuro es el que no está claro. Se han intentado acuerdos con similares de China y Rusia. Nada se ha concretado. Se sabe que la falta de liquidez de la economía cubana hace muy difícil cualquier inversión seria en la rama de las telecomunicaciones. Esto podría traer un retroceso a lo ya logrado en el país. Precisamente en uno de los sectores más dinámicos del mundo.
Casi toda la moneda dura que entra en las cajas registradoras de ETECSA es por la telefonía móvil, que a pesar de lo caro de su servicio (una línea cuesta 40 cuc, el salario de tres meses de un obrero calificado), ha crecido vertiginosamente, después que en 2008 el general Raúl Castro permitiera a los cubanos tener celulares. También por la vía de llamadas internacionales ingresan al país varios cientos de millones de dólares o euros. Por el momento, los trabajadores de la empresa han visto disminuido su salario por concepto de estimulación en pesos cubanos.
A la espera de un socio que quiera hacer negocio con los Castro, muchos cubanos de a pie se preguntan cuándo internet dejará de ser un lujo tan costoso (5 cuc la hora es lo más barato) y bajarán las tarifas de las llamadas por teléfonos móviles. Quizás 2010 dé algunas respuestas. De no ser así, seguiremos con la línea ocupada.
El mundo, Madrid, 30/12/2009
Si usted le pregunta a cualquier persona en Cuba, donde desearía trabajar, lo más seguro que la respuesta sea en ETECSA, siglas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. Porque paga altos salarios y, sobre todo, las primas más elevadas en divisas. No es gran cosa. Usted, seguirá viviendo con estrechez, pero si es ingeniero puede cobrar por encima de los 600 pesos y alrededor de 28 pesos cubanos convertibles (cuc).
Sumados, hacen 1.250 pesos al mes, salario que no devenga nadie en la isla. ETECSA paga cotas en cuc que van desde los 18, a una empleada de limpieza, hasta 35 cuc, a un gerente. A pesar de ser un dominio estatal que no tiene competencia, no presta un servicio eficiente.
Surgió en 1994, como una empresa mixta con capital foráneo y fachada de sociedad anónima. Su primer socio comercial fue la empresa mexicana Domos. Pero los aztecas prefirieron tener negocios con los gigantes de las telecomunicaciones de sus vecinos del norte: a raíz del tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá, podrían tener participación en ese gran pastel que son los servicios de internet y la telefonía móvil.
Fidel Castro necesitaba los dólares como el aire que respiraba. En ese momento, el país vivía en pleno período especial. La gente pasaba hambre y los balseros se contaban por miles. Cuba amenazaba con convertirse en la Corea del Norte del Caribe. Era una olla a punto de explotar. Tanta miseria, provocó el estallido popular conocido como el Maleconazo, el 5 de agosto de 1994.
Y Castro, que de tonto no tiene un pelo, supo que algo había que hacer si no quería que su gobierno se fuera al garete. Liberó el trabajo por cuenta propia, abrió mercados agropecuarios y permitió negocios con empresas extranjeras.
Después, cuando la Domos mexicana le viró la espalda, a mediados de 1995 un grupo italiano, decidió participar en el negocio.
Esas medidas hicieron posible el surgimiento de ECTESA. Después, cuando la Domos mexicana le viró la espalda, a mediados de 1995 un grupo italiano, decidió participar en el negocio. Pero había que arremangarse las mangas. El trabajo era arduo. Las comunicaciones cubanas estaban en la edad de la prehistoria.
Antes de la llegada de Castro al poder en 1959, las comunicaciones y la telefonía estaban en manos de empresas estadounidenses. Eran eficientes y modernas. Y se preveía que el número de teléfonos por habitantes creciera de forma inusitada en las principales ciudades del país. Según un anuario estadístico de la época, en 1958 Cuba ocupaba el tercer lugar en número de habitantes por teléfono, con 28, superada sólo por Argentina, con 17, y Uruguay, con 25.
Pero con su revolución radical, Castro nacionalizó todas las propiedades de Estados Unidos. Una de las primeras fue la Cuban Telephone Company, intervenida el 3 de marzo de 1959. Cuando la administración de Eisenhower en 1960 decretó el embargo comercial a Cuba (el embargo total fue impuesto en febrero de 1962), las diferentes plantas de telefonía comenzaron a languidecer, debido a la falta de piezas de repuestos. En la Unión Soviética, Hungría, Yugoslavia y Alemania Oriental se empezaron a comprar componentes y equipos. Por lo general, anacrónicos y de baja calidad.
La telefonía mantuvo sus números en mínimos. Apenas creció en la etapa comprendida entre 1966 y 1994. Las plantas telefónicas eran analógicas y al menor chubasco o relámpago, miles de pares telefónicos entraban en inactividad. Entonces, no era poco el dinero que se necesitaba para modernizar la telefonía local.
Claro, los italianos no eran bobos. Iban a invertir su plata en la única empresa de telecomunicaciones existente en Cuba. No tenían rival. Y sí dos millones de cubanos desperdigados por medio mundo, sobre todo en Estados Unidos, quienes los fines de semana, deseosos y nostálgicos, solían llamar a sus parientes en la otra orilla.
Y se puso manos a la obra. En un principio, el gobierno cubano le dio a los italianos una participación del 49 por ciento en la acciones de la empresa. Luego ésta disminuyó hasta un 29 por ciento. Entretanto, fueron digitalizadas todas las plantas telefónicas del país. Se modernizó la infraestructura de las plantas exteriores. Y, en general, se implantaron tecnologías acordes con los nuevos tiempos.
Dos millones de cubanos desperdigados por medio mundo, sobre todo en EEUU, quienes los fines de semana, deseosos y nostálgicos, solían llamar a sus parientes en la otra orilla
Si en 1998 Cuba pudo conectarse a internet, fue en parte gracias al grupo inversor italiano, que también introdujo en el país la telefonía móvil. Otro logro fue el mejoramiento ostensible de las condiciones laborales de los trabajadores. Mientras en 1995 la gente pasaba hambre y la isla se caía a pedazos, a los empleados de ETECSA les asignaban 1.50 de dólar para su almuerzo diario. Además, buenas meriendas y jabas (bolsos) con productos de aseo -que en 2004 el defenestrado Carlos Lage les quitó, con el manido pretexto de que aumentaba las diferencias con respecto al resto de los trabajadores.
Gracias a la plata de los empresarios italianos, ECTESA se modernizó y su servicio creció en flecha. De 6,3 teléfonos por cada 100 habitantes que había en 1996 en Ciudad de La Habana, creció a 18,5 en 2009. Todavía es una cifra baja comparada con otras naciones de América Latina. Pero la realidad es que en trece años las capacidades se triplicaron. Otra realidad es que los inversores europeos, al bribón del Estado le pagaban en dólares el salario de la empleomanía.
Por ejemplo, a un ingeniero o especialista, el empresario desembolsaba 2.000 dólares al gobierno, para que éste le pagara al trabajador una parte, que podría ser la mitad o la tercera parte. Pero ya se conoce que el régimen cubano detesta que las personas tengan dinero y puedan "enriquecerse". Y en una forma de esclavismo de nuevo cuño, les remuneraba con 600 pesos en moneda nacional y hasta 35 cuc en moneda convertible. Es decir, un total de 60 dólares, de 1.000 o 600 dólares que supuestamente debería devengar como salario.
Los mejor pagados de Cuba
La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba es un emporio de 16.000 trabajadores que consume recursos y combustible de forma desaforada.
De cualquier manera, a pesar del descarado robo estatal, los empleados de ETECSA, junto a los de del Instituto de Aeronáutica Civil, son los mejores pagados de Cuba. Por su contubernio con los Castro en esta explotación laboral, la empresa italiana recibió numerosas criticas de organismos internacionales y medios de prensa. Claro, se hicieron de oídos sordos. Las cajas registradoras rebosaban. El negocio marchaba.
Pero como casi siempre sucede cuando se hacen negocios con sociedades totalitarias, donde son los gobernantes y no empresarios privados quienes controlan el desempeño de una sociedad anónima, a principios de 2009, ya los inversionistas italianos no eran vistos con buenos ojos por su socio criollo.
La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba es un emporio de 16.000 trabajadores que consume recursos y combustible de forma desaforada. Y por la falta de controles, típico en las economías centralizadas, mantener cualquier negocio es como echar dinero a un agujero negro. De forma ladina se podía pensar que los inversionistas europeos ya habían dejado armado el tinglado. Entonces, de patitas para la calle. Y los italianos tuvieron que hacer sus bultos.
ETECSA genera beneficios de varios cientos de millones en moneda dura. Intenté llamar a funcionarios de la empresa, en busca de datos al respecto. Luego de preguntar en tono de sospecha quién hablaba al otro lado de la línea, respondían que esa información era confidencial. “El embargo, los yanquis, tú sabes”.
No hay que ser economista para sacar cuentas
Pero no hay que ser economista para sacar cuentas. Y con ayuda de internet uno puede enterarse que cuando el 12 de noviembre el juez federal de Miami, Alexander King, solicitó ante la Corte Federal de Nueva York la ejecución de la sentencia contra los fondos bloqueados pertenecientes a EmtelCuba por el pago de 187 millones de dólares, dinero que dicho magistrado quería usar como indemnización hacia las familias de las víctimas del derribo de cuatro avionetas pertenecientes a un grupo anticastrista en aguas internacionales, por aviones de guerra de la fuerza aérea revolucionaria, el Consejo de Ministros cubano acordó encarecer aún más el costo de las llamadas a Estados Unidos.
Las llamadas más caras del mundo
En el decreto-ley número 213, del 20 de octubre del 2000, por cada minuto de llamada, el gobierno de La Habana le puso un impuesto de 0,245 de dólares a los usuarios para sus conexiones telefónicas con Estados Unidos. De hecho, las llamadas desde Cuba y hacia Cuba son las más caras del mundo. En una economía deprimida como la nuestra, los jerarcas luchan con saña a la hora de obtener el billete verde del enemigo. Y al ser la única empresa de telecomunicaciones, ETECSA deja una tajada apetitosa.
Su futuro es el que no está claro. Se han intentado acuerdos con similares de China y Rusia. Nada se ha concretado. Se sabe que la falta de liquidez de la economía cubana hace muy difícil cualquier inversión seria en la rama de las telecomunicaciones. Esto podría traer un retroceso a lo ya logrado en el país. Precisamente en uno de los sectores más dinámicos del mundo.
Casi toda la moneda dura que entra en las cajas registradoras de ETECSA es por la telefonía móvil, que a pesar de lo caro de su servicio (una línea cuesta 40 cuc, el salario de tres meses de un obrero calificado), ha crecido vertiginosamente, después que en 2008 el general Raúl Castro permitiera a los cubanos tener celulares. También por la vía de llamadas internacionales ingresan al país varios cientos de millones de dólares o euros. Por el momento, los trabajadores de la empresa han visto disminuido su salario por concepto de estimulación en pesos cubanos.
A la espera de un socio que quiera hacer negocio con los Castro, muchos cubanos de a pie se preguntan cuándo internet dejará de ser un lujo tan costoso (5 cuc la hora es lo más barato) y bajarán las tarifas de las llamadas por teléfonos móviles. Quizás 2010 dé algunas respuestas. De no ser así, seguiremos con la línea ocupada.
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