1 de marzo de 2011


UNA NUEVA ESPERANZA

Elsa M Rodríguez

Al mundo occidental hasta hace pocos días no sabía o no le importaba lo que sucedía en Libia. Los líderes mundiales se dejaban fotografiar y hacían pactos comerciales con el dictador Muammar Abu Maynar Al Gaddafi, y le sonreían cuando hacía gala de sus excentricidades y disfraces rocambolescos, a pesar de saber que Gaddafi era un duro gobernante del pueblo libio, pero por sobre todas las cosas, y más que comprobado se sabía que había hecho actos terroristas y que además los patrocinaba.

Pero hete aquí que de pronto y como las fichas de un dominó, muchos países del Oriente Medio decidieron rebelarse y no soportar más los atropellos y gracias a la tecnología moderna, a través de Facebook y de Twitter se fueron comunicando unos con otros y el calor de esta rebelión también llegó a Libia.

De pronto, nuestros otrora complacientes lideres del mundo occidental se han enterado de todas las maldades de Gaddafi, y le hacen exigencias y le conminan a dar libertad a su pueblo. Inclusive se dice que le llevarán a los Tribunales de La Haya para juzgarlo por sus crímenes. Qué bueno que hagan esto, pero qué pena que estos politiqueros del mundo tengan que esperar que se corran ríos de sangre para decidirse a ajustarle los tornillos a un dictador malvado. Será por eso, que como no ha habido manifestaciones en masa ni asesinatos colectivos grabados por teléfonos móviles en Cuba, y como aún no se ha cubierto de sangre el suelo cubano, nuestros policías mundiales no se han enterado de que en Cuba también hay un dictador tan feroz y malvado como Gaddafi.

En fin, puede que con toda esta movida podamos tener una esperanza de que los jefes de gobierno del mundo libre volteen la vista y miren al Continente Americano para que se enteren de que también por aquí se cuecen habas.

Elsa M. Rodríguez
Hialeah, FL

UN DIÁLOGO CON LA IGLESIA CATÓLICA DE CUBA


Publicamos la conferencia que pronunció el 20 de febrero el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, en la inauguración del X Seminario Internacional del Programa de Diálogo con Cuba: "Sociedad y espiritualidad en el mundo actual. Un diálogo con la Iglesia Católica en Cuba". 

Aclaración: Gracias Maggie por tu comentario avisando que el enlace que en un principio ofrecía, no abría el documento. Ayer, cuando preparé la entrada sí lo hacía. Ahora aparece un mensaje  que dice: "This message has been deleted." Por tanto, y a pesar de su extensión, me atrevo a copiar a continuación dicho documento, en base a que entiendo que un medio de comunicación debe estar abierto a todas las opiniones responsables. Es undocumento que merece consideración y análisis y revela mucha luz sobre el tema de las relaciones Iglesia-régimen castrista.



Sociedad y espiritualidad en el mundo actual. Un diálogo con la Iglesia Católica en Cuba
Por el cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana
LA HABANA, domingo, 27 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos la conferencia que pronunció el 20 de febrero el cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, en la inauguración del X Seminario Internacional del Programa de Diálogo con Cuba: "Sociedad y espiritualidad en el mundo actual. Un diálogo con la Iglesia Católica en Cuba".
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Hay algunas premisas a tener en cuenta cuando se intenta descubrir la actuación de la Iglesia Católica en un país o región o durante tal o cual período de la historia de ese lugar. 

Lo primero es conocer la naturaleza  de la Iglesia, su esencia, después su forma de proyectarse y actuar a través de 2000 años de historia, teniendo en cuenta épocas y culturas, la evolución de la humanidad en el transcurso del tiempo, el contexto y la óptica del analista, si mira la realidad de la Iglesia como un extraño a ella o un conocedor, si lo hace a partir de su propia fe cristiana, o siendo agnóstico, ateo, budista, musulmán, etc.  y según la cultura donde está insertado el observador. La extrañeza o la distancia no son condiciones necesarias para la objetividad. 

No es más objetivo  quien es más distante del fenómeno observado. En muchos casos la objetividad necesita de la inmersión en el fenómeno, incluso  si entran en juego factores  emotivos o afectivos. Nadie puede ser más objetivo para hablar de la maternidad que una madre, y una buena madre que ama profundamente a sus hijos. 

Este preámbulo sitúa  desde el inicio mi exposición. Hablo desde la Iglesia, como un cercano colaborador del Santo Padre Benedicto XVI por mi condición de Cardenal. Amo a la Iglesia con todo mi corazón. Sufro sus miserias, me duele cuando la atacan, incluso si soy atacado en mi persona me duele por la Iglesia, no en primer lugar por mí.  Me regocijo de haber participado en la elección del Papa que tenemos, que ha sido  otro regalo del Señor para nuestro tiempo confundido, de gente floja, de pensamiento débil, de predomino  del color gris  en el paisaje humano de políticos y hombres de estado y pensadores y artistas. Y creo que nadie que no sienta pasión por la Iglesia puede hablar de ella sin errar o sin mentir. 

La verdad tiene que ver con el amor. El Logos es también amor: Deus caritas est. (Cf. primera encíclica del Papa Benedicto XVI). A mi pertenencia no sólo estructural, sino íntimamente cordial a la Iglesia, se une mi condición de cubano que vive en Cuba, que todo su ministerio sacerdotal y episcopal lo ha desarrollado en este país durante 47 años, cabalgando entre el siglo XX y el XXI, en el período de más de cincuenta años de esta historia que ha hecho de nuestro país un caso singular en este mundo. Un país que quiero con el alma. Nunca deseé vivir fuera de Cuba. Cuando a los dos años de ser sacerdote, fui llamado a campos de trabajo donde pasé ocho meses, no soñé en ese tiempo con irme de Cuba. Cuando me dieron de baja y llegué a mi casa, mi padre me esperaba con un viaje a España que él había conseguido para que fuera a vivir allí. Todo el que salía de aquellos campos tenía facilidades del gobierno para abandonar el país. Le dije a mi padre que no me iría, se entristeció porque estaba preocupado por mí y mi futuro. Pero yo no quería irme de Cuba. Cuba es para mí más  que la Cuba de Martí y Maceo, que la Cuba de Gerardo Machado, de Grau San Martín, de Batista, de Fidel o de Raúl. Cuba para mí es mi patria, tan mía que la siento en los olores del ambiente, en los cielos amenazantes de un ciclón, en las tardes dulces de su falso invierno, en el hablar de su gente, en su música. Tanto es así,  que a veces temo participar de esa arrogancia del cubano de todas partes, del de Cuba y del de fuera de Cuba de creernos los mejores. Quizás este rasgo negativo sea el que más nos une a los cubanos de aquí y de allá. 

Todo esto para decirles que quien les va a hablar de la Iglesia en Cuba es un obispo cubano. 

He presentado y evidenciado la identidad y la óptica del analista, que no es un cubanólogo de una universidad norteamericana, ni un politólogo o sociólogo, sino un cubano que es obispo de la Iglesia católica. Entramos así en la naturaleza de la Iglesia, porque el obispo es una clave  imprescindible para abordar la recta comprensión del ente eclesial.  Para  delinear el perfil del obispo se requiere llegar hasta el Nuevo y el Antiguo Testamento, allí hallamos anunciado y cumplido en Jesús el fulcro de este ministerio eclesial. 

En el Evangelio de San Juan  encontramos junto al río Jordán a Juan el Bautista que vierte agua sobre los judíos después de exhortarlos con vehemencia a volverse a Dios, a convertirse. Juan fustigaba con  su palabra ardiente a los poderosos de este mundo, estremecía consciencias, anunciaba que ya el hacha estaba puesta en la raíz para talar los árboles secos. Juan criticó públicamente al Rey Herodes, porque se había casado con la mujer de su hermano. Esto le costó la prisión y la vida, fue decapitado. Juan era un profeta, su actuación lo identificaba así, y como todo profeta anunciaba a alguien que vendría en el futuro próximo, después de él y que era más grande que él. En una ocasión en que Jesús pasó junto al río donde él estaba bautizando, el Bautista lo señaló diciendo: ése es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. 

Así entra en escena, en el Evangelio de San Juan, Jesús de Nazaret. Se presenta Jesús distinto al Bautista. Invita también a cambiar de vida, pero su palabra no es estremecedora. No está retirado en el desierto, como Juan, vive en medio de su pueblo, se rodea de un grupo de amigos y afirma que el Reino de Dios está cerca, que "está en medio de ustedes", que hay que encontrarlo como un tesoro, como una perla preciosa, cuyo hallazgo nos llena de alegría. Jesús no anuncia algo para el futuro,  como los antiguos profetas,  hasta el mismo Juan, Jesús  tiene un mensaje originante de una realidad novedosa que es para hoy y que El llama el "Reino de Dios". El está consciente de que trae ese Reino a este mundo. Pero ese no es un Reino que se anuncia con amenazas y denuncias del pecado, sino con una propuesta cargada de amor: toca al leproso y lo sana, sana los cuerpos y perdona los pecados "¿quién, es éste, nadie puede perdonar pecados sino Dios?" Decían los escribas y fariseos. Y el mismo Juan desde  la cárcel manda una comisión de sus discípulos a preguntarle: "¿eres tú quien ha de venir o esperamos a otro?" Jesús responde: "Díganle a Juan que los ciegos ven, que los cojos andan, que a los pobres  se les anuncia el Reino de Dios y dichoso quien no se escandaliza de mí". (Sigan estos acontecimientos evangélicos porque son  los que dibujan como antecedentes tanto los comportamientos de la Iglesia hoy, como los de quienes observan con ópticas diversas la fe). 


Continuamos,  Jesús no es primariamente un profeta, no es un Rabí, un maestro que enseña a sus discípulos. Su metodología lo distancia de los rabinos de Israel, su estilo lo aleja de los antiguos profetas. 

Fue a la sinagoga un sábado, le dieron a hacer la lectura bíblica y leyó un pasaje del profeta Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, me ha enviado a sanar los corazones afligidos, a liberar a los oprimidos... a anunciar un año de gracia del Señor". Enrolló el pergamino y comenzó a decir: "Hoy se cumple esta Escritura que acaban de escuchar". 

Todo podía esperarse menos esto. En cada reunión litúrgica  se leía el texto de algún profeta; pero el comentario lo hacía el predicador tratando de explicar por ejemplo, cómo sería ese siervo de Dios que vendría, cómo debíamos prepararnos para recibirlo,  y esto citando de memoria a algunos rabinos cualificados. Pero Jesús se apropia el texto y lo presenta cumpliéndose en su persona: "Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír". De ahí la pregunta de los oyentes: "¿Quién es este que habla con esa autoridad? 

En efecto, Jesús es el Mesías que inicia su misión con gestos sencillos, sanadores, restauradores de la confianza en Dios de los pobres y aquejados de muchos males. Su programa es éste y aún cuando obra lo extraordinario lo hace en una aldea, sin medios de comunicación que puedan potenciar públicamente  su acción. Así actuó en el pueblecito de Naim cuando resucitó  al hijo único de una madre viuda que llevaban a enterrar. No hay clamor en él, no hay propaganda,  "no vocea por las calles", a los  beneficiados les exigía que no se lo dijeran a nadie. 

¿Con qué estilo hacía esto Jesús? Para esto debemos ir al Profeta Ezequiel: "Así dice el Señor: yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Las recobraré de todos los lugares donde se habían dispersado... Las sacaré de en medio de los pueblos, las reuniré de los países, y las llevaré de nuevo a su suelo. Las pastorearé por los montes de Israel, por los barrancos y por todos los poblados de esta tierra... Yo mismo apacentaré mis ovejas y yo las llevaré a reposar... Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma;... las pastorearé con justicia". 

En Jesús  se cumple lo anunciado por los profetas, en este caso por Ezequiel. Jesús pasará por su pueblo como el pastor que cuida con amor sus ovejas. El mismo proclamará: "Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas... Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí". 

Jesús no aparece ni se autodefine como Profeta, sino como Pastor. Pero para esta misión de anunciar el Reino de Dios Jesús no permanece solo, llama a doce  hombres a quienes da su poder para  compartir su misión y los envía en su nombre. Esos hombres extienden en el espacio y en el tiempo la misión de Jesús, el Buen Pastor. Los pastores irán  al mundo con el programa que Jesús  les ha trazado, con el estilo que han aprendido de El, serán pastores no sólo como Cristo, sino en Cristo, incorporados a El, participando en El de su misión, pues Jesús es el verdadero y único Pastor del rebaño. 

Cada obispo  se sabe continuador de esa misión. El Bautista era un profeta: denuncia, clama, increpa; Jesús es el Pastor, y los obispos y los sacerdotes que comparten con él su ministerio, son pastores. Es verdad que el pastor da la vida por las ovejas, tanto Jesús como el Bautista murieron mártires. Pero el escándalo de Pedro la noche en que prendieron a Jesús, que lo llevó, más que el miedo, a demarcarse de El, fue que Jesús no usara el poder que les había mostrado a ellos para encarar a sus acusadores: "mi vida nadie me la quita soy yo quien la doy". Así nos mostraba Jesús que el camino de la redención por el sufrimiento y la muerte fue el que El escogió. 

El ministerio pastoral exige esta capacidad de testimoniar la verdad con la propia vida y no con  grandes discursos y palabras altisonantes, sino como el servidor sufriente anunciado por Isaías: que es incomprendido por los suyos en el bien obrar y castigado por sus adversarios. Así los obispos de Cuba en estos años, no han tratado de ser profetas sino pastores. 

El ministerio pastoral, que toma  como modelo a Jesús, en cuyo nombre se despliega, participa de su modo de obrar. Jesús no se enfrenta a poderes establecidos: "den al César lo que es del César, den a Dios lo que es de Dios". Sin embargo,  presentará su doctrina tal como es, y por hacer esto fue rechazado y crucificado y por esto, por su doctrina, sus seguidores fueron perseguidos. Los cristianos que fueron al martirio en Roma y en tantos otros sitios en los primeros siglos del cristianismo fueron perseguidos por su fe en Jesucristo, no por atacar las estructuras del poder, que eran injustas, sino por proclamar su fe. Lo mismo sucede hoy a  quienes mueren en las iglesias atacadas en Pakistán, Egipto, Irak o Filipinas.  

La Iglesia, pide siempre libertad religiosa para poder proponer su fe y para que sus seguidores puedan vivirla en paz y una de las condiciones para declarar que el asesinato de un cristiano es un martirio es que su muerte haya sido por odio a la fe y no por razones políticas o de otro orden.  

Estos presupuestos teológicos son imprescindibles para comprender la actuación de los pastores de la Iglesia en la conducción del rebaño del Señor en Cuba  durante estos más de 50 años. No podemos entrar en la historia muy compleja de la Iglesia en Cuba, desde los tiempos coloniales hasta nuestros días. Fijar nuestra atención en los 52 años del período  revolucionario que se inició en 1959 hasta hoy, es ya una simplificación indebida y aún más indebida aún sería la metodología de analizar en este período  algunas subdivisiones del tiempo y las características de la acción de la Iglesia en cada una de esas etapas. Pero será el único modo de ser breve. (Sería obligatoria la lectura de la Conferencia pronunciada por Orlando Márquez  en la Ciudad de Santa Clara en la Conmemoración de los 50 años del Congreso católico, celebrado en noviembre de 1959).

Ahí las etapas iniciales  que me apresto a delinear están bien tipificadas y más explícitas.

Primera:
Una fácil aceptación del triunfo revolucionario por encontrar en él valores cristianos. Esto por parte de jerarquía y pueblo en general. 

Rápidamente después (al año del triunfo), comienza un tiempo de fuerte confrontación: presencia de sacerdotes en la invasión de Bahía de Cochinos, expulsión de sacerdotes, cierre de las escuelas católicas, partida de muchas religiosas y religiosos que abandonaron sus obras ante el temor o que perdieron sus obras, ataques a las iglesias por parte de los grupos exaltados, etc. Este momento, con su impacto negativo en los fieles católicos, marcó la memoria de un sinnúmero de personas mayores que residen ahora en Cuba o que viven fuera del país. Esta huella es difícil de ser borrada, sobre todo para quienes emigraron y no vivieron la evolución posterior. 

Actitud de los obispos en este primer momento: expresar su queja y su dolor y pedir a los  cristianos firmeza en la fe y lealtad a la Iglesia.  

La  Iglesia,  como organización quedó disminuida y sin medios para comunicar con el pueblo y con los fieles.

Segunda etapa:
Terminada aquella primera confrontación clamorosa la comunidad  cristiana vivió como una iglesia del silencio,  con su memoria poblada de malos recuerdos y viendo las huellas del distanciamiento, y aún del desprecio, en muchos hermanos del pueblo cubano. 

La actitud de la Iglesia en esta etapa fue la paciencia, la perseverancia y la prudencia. Durante esta etapa que se extiende desde 1962 en adelante hubo momentos de recrudecimiento de la confrontación. El año 1966  fue ocupado el Seminario Nacional de La Habana. Un sacerdote fue enviado a la cárcel, donde pasó 10 años, se crearon campos de trabajo a los cuales fueron llevados los hombres jóvenes de la Iglesia Católica y de otras iglesias y comunidades cristianas, incluyendo sacerdotes y ministros de culto de esas iglesias; se suspendieron los permisos de entrada de sacerdotes a Cuba, se exigió que sólo los padres podían llevar a sus niños a la catequesis. Este segundo asalto dejó a la Iglesia más aislada, más atemorizada. Era una Iglesia centrada en el culto, que predicaba a los cristianos jóvenes y adultos que dieran testimonio de su fe con su vida. Esta etapa que se extiende hasta los inicios de la década de los 80 se caracterizó por el testimonio admirable de los laicos: hombres y mujeres. No fueron pocos los que optaron por permanecer en Cuba a causa de su fe católica. No agradeceremos nunca  suficientemente este testimonio laical, pues se dio en condiciones de estrechez material, de pobreza extrema, de discriminación en los trabajos y en los estudios, sobre todo universitarios. Hay que subrayar que este testimonio logró impactar muchos ambientes laborales y estudiantiles y fue uno de los principales factores para que la gente viera que la Iglesia no era dañina, que los miembros de la Iglesia eran fiables, que la Iglesia hacía el bien, que ayudaba al prójimo en sus dificultades, los escuchaba en sus angustias y problemas. 
Tercera etapa:
Con estos laicos comienza en 1981 el proceso de la Reflexión eclesial cubana, que culminó con el Encuentro Eclesial Cubano en 1986. Estos cinco años de reflexión en cada comunidad, en cada diócesis, con el Encuentro que los culminó, constituyeron una etapa decisiva  en la historia de la Iglesia en Cuba en todos los tiempos. En el período de estos 52 años en que nos hallamos hoy, la Iglesia considera el Encuentro Eclesial Cubano como un hito decisivo que divide este período en antes y después de ese encuentro.
Cuarta etapa:
Se inicia así un período que va, con sus altas y bajas, pero siempre en ritmo ascendente, desde 1986 hasta nuestros días. Un momento saliente y único también de este período en la historia de la Iglesia en Cuba fue la visita del Papa Juan Pablo II.
Esta visita pudo ser preparada gracias a las líneas de acción de la Iglesia en Cuba surgidas del Encuentro Eclesial Cubano: la Iglesia reunida en una gran Asamblea integrada por la Conferencia Episcopal en pleno, sacerdotes, religiosas y sobre todo laicos de todas las diócesis de Cuba reflexionó sobre la Iglesia en la Historia de Cuba, su papel en el surgimiento de la nacionalidad cubana, los prohombres, sacerdotes y laicos del siglo XIX, la Iglesia en la República, su resurgimiento después de  las guerras de Independencia, y la Iglesia del período revolucionario, la Iglesia en relación con la fe popular, con la cultura, etc. 
De  una Iglesia temerosa, replegada sobre sí misma, centrada sólo en el culto, la propuesta del ENEC fue  la de una Iglesia misionera, que debía salir  a anunciar a Jesucristo, una Iglesia acogedora de quienes llegan, sean "revolucionarios" o no. Una Iglesia que ora, pero encarnada aquí, es decir que sabe que existe para nuestro pueblo y vive en nuestro pueblo y no se repliega. La actitud propia de esta época  es el diálogo. Debemos dialogar entre creyentes y no creyentes, entre la Iglesia y las autoridades, entre los católicos de Cuba y los que viven en el extranjero. 

Con sus altas y bajas esta etapa de la vida de la Iglesia cambió su perspectiva y tiene su punto culminante de apertura y de diálogo con la visita de Juan Pablo II a Cuba. La Iglesia en Cuba, en esa visita, se dio a conocer al mundo, apareció en los medios nacionales de comunicación: prensa, radio y televisión. Los mismos cubanos captaron que había en Cuba una Iglesia viva y dinámica. Vino después la celebración de la Navidad como día de fiesta civil, comenzaron las visitas de sacerdotes, diáconos y religiosas a las cárceles, se conceden con facilidad los permisos para que sacerdotes y religiosas extranjeros vengan a trabajar en Cuba, para que los seminaristas o sacerdotes cubanos vayan a estudiar a Roma, España u otros países. Las publicaciones católicas tienen una buena difusión y aceptación por católicos y no católicos, se hace más fluido el diálogo entre la Iglesia y las autoridades, se extienden la manifestaciones públicas de la fe católica, etc.  

En el futuro inmediato en nuestro país se proyectan concretamente cambios fundamentales en la organización económica del Estado. Esto nos implica a todos, y la buena marcha de estas transformaciones no depende  solamente de las autoridades nacionales, provinciales o municipales en sus decisiones, sino de la comprensión adecuada, por parte del pueblo, de las medidas que comienzan a tomarse, y de nuestra capacidad crítica para expresar claramente nuestras divergencias o señalar cuanto nos parezca que debe ser modificado. Esa es una de las importantes responsabilidades  que los gobernados deben asumir ante Dios. La Iglesia tiene también una alta responsabilidad en estos esfuerzos, incluyendo la oración por la buena marcha de este proceso y el acompañamiento del pueblo durante el mismo. 

La Iglesia en Cuba, en su acción pastoral, se ha propuesto  que un trienio preparatorio anteceda  la celebración, el próximo año 2012, de los 400 años del hallazgo y presencia de la Virgen de la Caridad en la historia y en la vida del pueblo cubano. Como parte de este programa, desde mediados del año 2010,   comenzó el recorrido misionero de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad, conocida como la Mambisa, por todas las ciudades, pueblos, caseríos y campos del país. Es  realmente conmovedor contemplar las imágenes de la acogida multitudinaria a la Virgen de la Caridad, tanto en ciudades, como en poblados y cruces de caminos en las provincias orientales. 

Además del número extraordinario de personas, es la calidad espiritual de la acogida lo que nos impresiona, pues incluye a diferentes grupos humanos sin distinción de práctica religiosa o de militancia política. Hemos verificado así una parte importante del lema que preside este tiempo preparatorio: "La Caridad nos une".  

En noviembre del pasado año se hizo realidad el sueño de terminar la construcción de un nuevo seminario nacional en La Habana, donde se preparan al sacerdocio jóvenes de toda Cuba. Damos gracias a Dios que ha bendecido grandemente esta obra. 

También el pasado año en el mes de abril,  habiendo solicitado la  Conferencia de obispos de Cuba a las más altas autoridades del país un diálogo, ante todo sobre la situación de los 53 prisioneros del año 2003 que aún estaban en prisión, fue acogida nuestra gestión humanitaria de modo positivo. La Iglesia en Cuba se había interesado siempre por estos prisioneros y por otros de condiciones parecidas, pero el hecho novedoso y positivo fue que en esta ocasión recibimos una respuesta concreta a nuestros reclamos y el gobierno pidió la mediación de la Iglesia Católica con los familiares de esos presos. Comenzó así un proceso de mejoramiento de las condiciones de estos reclusos, que ha incluido finalmente la excarcelación de la mayoría de ellos para viajar con sus familias a España. Quedan de este grupo seis  en prisión, de los cuales  algunos desean viajar  a los Estados Unidos y otros permanecer en Cuba. Existe la promesa clara y formal del gobierno cubano de que todos esos prisioneros serán puestos en libertad. Así lo he repetido en más de una ocasión y es un compromiso personal que tengo ante la opinión pública nacional e internacional. Tengo además la certeza moral de que próximamente serán puestos en libertad tanto esos prisioneros como otros de un  grupo mayor de reclusos sancionados por algún tipo de hecho relacionado con posturas o acciones políticas. 

Ha tenido y tiene, pues, la Iglesia en Cuba una participación pública en la dimensión humanitaria y servicial de su acción pastoral que no había tenido en muchos años. Esto,  como las expresiones públicas y comunitarias de fe y devoción religiosa, como la difusión de las  publicaciones católicas, constituye un modo muy positivo de afianzar la libertad religiosa,   que se ha visto  ampliada progresivamente  en estos últimos años  en nuestro país. 

La libertad religiosa es siempre relevante en la vida de una nación. Explica el Santo Padre  la importancia de este derecho fundamental del hombre al decir que "en la libertad religiosa se expresa la especificidad de la persona humana, por la que puede ordenar la propia vida personal y social a Dios, a cuya luz se comprende plenamente la identidad, el sentido y el fin de la persona. Negar o limitar de manera arbitraria esa libertad, significa cultivar una visión reductiva de la persona humana. Oscurecer el papel público de la religión significa generar una sociedad injusta" (Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2010). 

En el seno de una nación la religión no sólo tiene una función social en cuanto que favorece buenos comportamientos o conductas correctas, o por la  atención prestada a pobres, necesitados o enfermos.  Esto es una parte importante del quehacer desplegado por la Iglesia y otros grupos religiosos a favor del bien común, para lo cual debe gozar evidentemente de libertad de iniciativa y de acción, pero ahí no se halla la esencia de la libertad religiosa. La Sagrada Escritura nos presenta cómo el hombre y la mujer  son objeto de una especial atención de Dios en el mismo acto creador. En la hermosa alegoría de la Creación que relata el libro del Génesis, aparece Dios modelando al hombre del barro de la tierra y sopla después sobre su obra material, infundiéndole su espíritu. Es un bello modo  poético de decirnos que el hombre es materia y espíritu y que su dignidad se halla justamente en la integralidad de la persona humana. De este hombre integral, con su dimensión espiritual, se ocupa la religión  y se deben ocupar también los estados. Esto lo expresa  así en el citado mensaje el  Papa Benedicto XVI: "Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza... Por eso, toda persona es titular del derecho sagrado a una vida íntegra, también desde el punto de vista espiritual. Si no se reconoce su propio ser espiritual, sin la apertura a la trascendencia, la persona humana se repliega sobre sí misma, no logra encontrar respuestas a los interrogantes de su corazón sobre el sentido de la vida, ni conquistar valores y principios éticos duraderos, y tampoco consigue siquiera experimentar una auténtica libertad y desarrollar una sociedad justa". 

Es decir, la libertad religiosa está en la base de la motivación del ser humano para constituir una  familia y para servir a la sociedad, pero también en la raíz del desarrollo del hombre  como persona digna y humana. Esta mirada en profundidad es la de la Iglesia con respecto al hombre y su presencia en la familia y en la colectividad. Tarea fundamental de la Iglesia en Cuba es ocuparse de la vida espiritual del hombre, de su dignidad integral. Podemos afirmar que el desarrollo de un pueblo se facilita cuando se da la liberación de las potencialidades productivas de hombres y mujeres; pero a la par de esta liberación para favorecer el ordenamiento económico y el progreso, es necesaria la liberación espiritual. El espíritu humano  no debe sentirse atenazado ni limitado. "En efecto -añade el Papa en su mensaje-, la apertura a la verdad y al bien, la apertura a Dios, enraizada en la naturaleza humana, confiere a cada hombre plena dignidad y es garantía del respeto pleno y recíproco entre las personas". Por eso -agrega el Sumo Pontífice-"las leyes y las instituciones de una sociedad no se pueden configurar ignorando la dimensión religiosa de los ciudadanos, o de manera que prescinda totalmente de ella"

Por lo tanto, por parte de los estados y de las leyes y normas establecidas en ellos es necesario (y cito de nuevo al Papa): "reconocer una doble dimensión en la unidad de la persona humana: la religiosa y la social. A este respecto, es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe-para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos". 

Esto constituyó un drama  para los creyentes católicos o de otras confesiones en los años del ateismo de estado en Cuba. La profesión aún privada de la fe, podía cerrar las puertas  de una carrera universitaria a hombres y mujeres inteligentes y capaces, había  empleos vedados a los creyentes y limitaciones de otro orden a su participación social, etc. Esta etapa de nuestra historia ha pasado ya, gracias a Dios, pero queda la resaca en muchos que conservan una mentalidad desfasada respecto a la fe religiosa, y en otros, que se sintieron víctimas  de aquella situación, se da una persistencia en actitudes de rechazo o de automarginación. Ambos grupos deben aún en muchos casos liberar sus corazones de viejos  atavismos y, sintiéndose verdaderamente libres, asumir una visión  en verdad reconciliadora entre todos los cubanos. El respeto a la libertad del otro y la misma libertad  tienen su punto de partida en la integralidad del hombre, en lo hondo de su corazón. 

En la novela de Arthur Koestler "El Cero y el Infinito", se encuentra en prisión Rubachoff, un alto jefe de las estructuras del gobierno, que había caído en desgracia; había sido condenado a muerte y ya conocía su destino. Era de noche y en su celda oscura contempló, a través de los barrotes de la cárcel,  el cielo estrellado, y experimentó lo que él llamó un "sentimiento oceánico", sentía su corazón abrirse a algo más grande, al infinito, como cuando  nos detenemos ante la inmensidad de un mar sereno. Esto lo había experimentado  algunas veces en su vida. Y por un reflejo condicionado iba ya a rechazar aquel "mal pensamiento", decirse a sí mismo  lo que por años y años le había repetido a otros: esos son sentimientos dejados en ti por los burgueses, estás soñando con fantasías... 

Pero esta vez no rechazó este sentimiento, no había nada ni nadie que se lo impidiera. Y  fue así, detrás de las rejas, por primera vez, libre. 

El protagonista de esta novela  había pasado su vida limitado, condicionado por concepciones ideológicas capaces  de penetrar en su interioridad. 

Ni nosotros, cristianos, ni los que nos sienten como extraños o históricamente desfasados, deben dejarse condicionar por recuerdos negativos o experiencias  dolorosas del pasado. Esta actitud reconciliadora, que incluye a menudo el perdón y siempre la comprensión, es relativamente más fácil de practicar para quienes han permanecido en Cuba. Los que estamos  aquí tratamos concretamente con personas, vemos los hechos positivos o negativos, pero captamos mucho más  el sentido evolutivo de nuestra historia. Quienes partieron de Cuba, lidian con nombres, con recuerdos, carecen de la inmediatez y de la vivencia evolutiva de quien ve pasar ante él la historia en la cual, de un modo u otro, también participa. 

Tiene que  haber una gran capacidad de comprensión para quien mira desde fuera aún con interés y con amor, los acontecimientos de Cuba, pues necesita un grado mayor de penetración en la realidad que requiere un esfuerzo añadido. 

Por esto el empeño en reconciliarnos como pueblo los de Cuba y los de fuera, y por perdonarse unos a otros,  en vista de esa reconciliación, lleva  una alta dosis de incomprensión y de sufrimiento. Esto es  lo que nos incorpora al camino redentor de Cristo, el que El escogió como pastor que da la vida por las ovejas. No puede ser otro el camino del Pastor de una Iglesia. No puede ser otra la propuesta que él haga al rebaño que Jesús le ha confiado.

Documento enviado por correo electrónico por Mario J. Paredes, Presidential Liason, Roman Catholic Ministries.


 
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GOBIERNO CUBANO REVELA NOMBRES DE DOS AGENTES INFILTRADOS ENTRE GRUPOS DE DISIDENTES.

 El  grupo disidente Damas de Blanco consideró este domingo que con las acusaciones divulgadas en su contra por un programa recién emitido por la televisión estatal cubana, y los actos de acoso de que han sido objeto, el gobierno pretende desacreditar y trasladar una mala imagen de la disidencia interna.

''Es una forma de desacreditarnos, hay muchas revueltas en el mundo y creo que lo que quieren es que el pueblo mantenga una mala imagen de las Damas de Blanco'', declaró a periodistas la portavoz del grupo femenino, Laura Pollán, a la salida de la misa dominical a la que asistieron en una iglesia habanera.

La televisión de la Isla emitió el sábado un programa titulado "Peones del imperio'', donde denunció vínculos entre la disidencia interna y Estados Unidos y que incluyó el destape y testimonio de dos agentes de la seguridad del Estado que estuvieron infiltrados entre la oposición. 

Uno de ellos, nombrado Carlos Manuel Serpa Maceira e identificado como "el agente Emilio'', actuaba como periodista independiente y realizaba reportes sobre las actividades de las Damas de Blanco para medios radicados en Miami.

''En definitiva, las Damas de Blanco nunca hemos hecho nada oculto -declaró Laura Pollán-, nuestras reuniones son a puertas abiertas y los regalos que hacemos todo el mundo lo sabe, son para el día de los padres, el día de las madres'', añadió.

La líder de las Damas, Premio Sájarov-2005 del Parlamento Europeo, afirmó que "la prensa independiente cubana va a continuar haciendo su labor como lo ha hecho hasta ahora''.

No obstante, Pollán consideró la posibilidad de que ‘‘puede haber otro Serpa en todas las organizaciones (disidentes) y a todos los niveles los hay''.

Noticia reproducida de
El Nuevo Herald, Miami
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…en 1444 nace Sandro Botcelli, pintor italiano.
…en 1565 fundación de Río de Janeiro.
…en 1810 nace Fréderic Chopin,  compositor polaco.
…en 1869 Muere el poeta Alphonse de Lamartine.
…en 1872 el Parque Nacional de Yellowstone en EEUU se convierte en el primer parque nacional  del mundo.
…en 1879 Bolivia declara la guerra a Chile y se inicia la Guerra del Pacífico.
…en 1904 Nace el músico Glenn Miller.
…en 1938 muere Gabriela D’Annunzio, poeta y pol’itico italiano.
…en 1947 la ciudad de Trinidad (Bolivia) desaparece bajo las aguas, por el desbordamiento del río Mamoré.
…en 1952 muere Mariano Azuela, escritor mexicano.
…en 1958 El presidente Fulgencio Batista  rechaza un llamamiento del episcopado católico para establecer un Gobierno de unión nacional en Cuba.  
…en 1992 Bosni-Herzegovina declara su independencia de Yugoslavia.


¿QUIERES SER RICO? PUES NO TE AFANES EN AUMENTAR TUS BIENES, SINO EN DISMINUIR TU CODICIA.

- Epicuro de Samos,  (341 AC-270 AC) Filósofo griego. 






28 de febrero de 2011



ACLARACIÓN NECESARIA
sobre “La entrañable relación entre Carlos Manuel de Céspedes y el negrito Simón”.

Por Ana Dolores García

En la edición del pasado domingo 27 de febrero, esta Gaceta se hizo eco de una historia referente a un niño esclavo en la hacienda del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, y la relación afectiva que se estableció ente ambos.

Según información recibida, dicha historia forma parte de un libro a publicar por la Editorial Pave, Miranda SA (¿Australia?)  que ha de aparecer a finales del presente año, titulado “El Eterno Tañer de las Campanas de la Demajagua”.  Como autora se menciona a Marucha Caramangiata. De la procedencia del relato se hizo constancia al publicarlo, tal como es costumbre en los artículos que aparecen en esta Gaceta.

De igual modo me ha llegado un comentario en el que se califica dicho relato como fábula inexistente porque, a juicio de quien lo envía, Carlos Manuel de Céspedes sólo tuvo una hija (Gloria de los Dolores) nacida en 1871, con su segunda esposa Ana de Quesada Loynaz.

En efecto, Céspedes casó con Ana de Quesada Loynaz, (hermana del también patriota Manuel de Quesada Loynaz) en el año 1869.  Pero es necesario hacer la pertinente aclaración de que se había casado con anterioridad en el año 1839 con su doble prima hermana  María del Carmen de Céspedes y Castillo, con la que tuvo tres hijos, María del Carmen, Carlos Manuel y Oscar, todos ellos apellidados de Céspedes y de Céspedes.

Fallecida esta su primera esposa en enero de 1868, víctima de la tuberculosis, Céspedes contrajo nuevamente matrimonio el 4 de noviembre de 1869, esta vez con Ana de Quesada, de cuya unión nació su  otra hija Gloria de los Dolores.

Hecha la aclaración sobre la existencia real de uno de los personajes citados en esta historia, sólo me cabe agregar que desconozco la veracidad de la anécdota que se relata, y mucho menos  de los detalles con los que su autora la ha adornado.

Sin embargo el hecho en sí no es de extrañar, ya que en la época era común el empleo de nodrizas para alimentar niños recién nacidos cuando a causa de la pobre salud de su progenitora no era posible criarlos con leche materna.

Esta aclaración la ilustra foto obtenida de Google Images, que representa una reunión en  París en 1843, en la que aparecen María del Carmen de Céspedes, de pie junto a Domingo del Monte y Carlos Manuel de Céspedes, y, sentadas, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Rosa Aldama. A la derecha, tocando el cello y poco visible, Miguel Aldama.

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EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS

Por Marlene María Pérez Mateo

El tema de la Segunda Guerra Mundial parece inagotable y de dejárnoslo saber se han encargado no pocos artistas, testigos presenciales, víctimas, historiadores y sociólogos. En fin, el testimonio de lo vivido y lo que a ello antecedió y precedió resulta inabordable. En sí mismo el conflicto bélico si va más alla de lo anecdótico y descubre el velo de todo lo humano y antihumano que ello implicó e implica hasta nuestros días.

  Un muy joven escritor irlandés­­­­­­­­­­­­­­­, John Boyne, es del grupo etario no comprendido entre los que vivieron los hechos citados. Me inclino a pensar que luego de una muy profunda introspección, “llevó la pluma trotando” (*1) por cuarenta y ocho horas, regalándose a sí mismo y a los lectores uno de esos libros pequeños y necesarios. La cinematografía lo adaptó a su lenguaje en el 2008, casi al salir de la Editorial en el 2006.

  “El niño con el pijama de rayas” trae  el tema de la fraternidad, de la guerra y del odio desde la óptica de dos niños; el momento que les toca vivir desde circunstancias totalmente opuestas. El hijo de un oficial Nazi, Bruno, llevado a vivir cerca de un campo de concentración,  de un campo de concentración asignado a su padre, y un niño judío preso, Shmuel.

  El mundo lúdico une a los dos pequeños de similar edad a espalda de sus mayores sin comprender el porqué de todo su entorno. Juegan y viven su infancia a su manera, llegando hasta a morir juntos sin entender porqué han tenido que vivir del modo en que lo han hecho.

El libro vendió cinco millones de copias, concentrándose su éxito principalmente en España, Reino Unido y Australia. La obra tiene sus detractores, quienes la califican de inaceptable invención y hasta de profana por su falta de agudeza histórica y documental. Pese a ello éste es uno de esos casos donde la propuesta fílmica y literaria se tornan igualmente valiosos.

Marlene M. Pérez Mateo
Diciembre 2010-Febrero 2011
(*1) Cita de Sor Juana Inés de la Cruz 

Nota: El filme fue candidato en España al premio Goya como mejor pelìcula en lengua extranjera en 2008.    
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El amor es así
Chicky Rivera



El amor es un potro
que cabalga sin freno,
el amor es un poco de miel y veneno,
el amor es un niño
que descalzo y travieso
llega sin hacer ruido
para robarte un beso.

El amor es la fuerza
que mueve el universo,
el amor es un agua cayendo a borbotones
el amor es un loco
que une música y verso:
el amor verdadero
no entiende de razones.


Si el amor fuera sensato y cuerdo
no sería sublime,
divino y eterno.
No te haría vibrar con un beso
ni vivir y morir
en el mismo momento.


Viva la ternura del amor inmenso,
viva la energía del amor eterno,
¡Viva la locura del amor que siento!

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Llega la Mambisa a la parroquia de El Cristo

Por: Karel Morell Avilés
Fotos: Annette Pichs Sánchez

Camagüey: febrero 25 (8:00 p.m.) La comunidad de El Cristo recibió  la imagen peregrina de la Virgen de la Caridad con una velada cultural en la que se mezclaron elementos de la cultura africana y la española, nuestras raíces cubanas que conforman el patrimonio identitario de esta tierra. 

Cuando la imagen se encontraba en la calle Cristo, una cuadra antes de la Iglesia, la acompañaron los músicos del grupo Rumbatá con la interpretación de unas plegarias, al tiempo que  bailarines del Ballet Folclórico de Camagüey y del grupo de danza española Andarte danzaron en procesión delante de la imagen. 

Al llegar a la plazoleta, frente a la Iglesia, Mons. Juan García le dio la bienvenida a todos los fieles que se habían congregado para recibir a la Madre de los cubanos y entre lecturas, oraciones y cantos se presentaron grupos que ofrecieron su arte a la Virgen: la cantante Candita Batista, conocida como la Vedette negra de Cuba, interpretó “Angelitos Negros” y el grupo danzario Arlequín, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, expuso con maestría la riqueza de la danza típica cubana. La influencia de la cultura flamenca fue representada por una bailarina del grupo Andarte, que danzó con el canto “Los peces en el río”. Una niña de la catequesis de la comunidad de El Cristo declamó un poema a la Virgen y el coro de la parroquia interpretó los cantos “A los pies de la Virgen” y “Virgen Mambisa” acompañado por los músicos de Rumbatá. 

El padre Francisco García, Paquito, párroco de El Cristo, agradeció a la Virgen por tantas bendiciones recibidas y por permitir que todos sus hijos: los cristianos, los miembros de la Asociación Yoruba y los que practican una religiosidad popular pudieran estar unidos en un ambiente de amor. Haciendo uso de esa frase que dice “Camagüey, cada día una obra mejor”, el padre Paquito expresó que cada vez que se propicien espacios para compartir en unidad, amor y paz, sin importar la ideología, ni el credo se estará haciendo una obra mejor en Camagüey. Después de estas palabras, invitó a todos a unirse en oración cantando las letanías a la Virgen que él mismo entonó. 

Al finalizar, Mons Wilfredo Pino, obispo de Guantánamo-Baracoa, quien dio sus primeros pasos de la fe en la iglesia de El Cristo, impartió la bendición de Dios a todos los presentes, expresando el orgullo que sentía por estar en ese recibimiento de la Imagen en su parroquia natal, y recordó al P. Filiberto, párroco de El Cristo cuando él era un niño, quien dijera, en su lecho de muerte hace más de veinte años: “Ustedes verán cosas mayores”.

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… en 1525 en México Hernán Cortés hace ejecutar a Cuatémoc, último emperador azteca.
… en 1780 en Irán un terremoto causa 200,000 muertos.
… en 1844 en el Teatro de la Cruz de Madrid se estrena la obra teatral don Juan Tenorio, de José Zorrilla.
… en 1903 nace Vicente Minnelli, cineasta estadounidense
… en 1922 Egipto se independiza del Reino Unido.
… en 1983 se lanza al mercado el compact disc.
… en 2002 La peseta, moneda española, deja de ser de curso legal.

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EL POQUITO DE TODO CUBANO

Por Esteban Fernández 

La mayoría de los cubanos tienen sus especialidades, sus oficios, sus profesiones, sus doctorados, donde son hacha y machete, son expertos, son "canchas", pero aparte de eso cada cual le añade el toque de saber "un poquito de cada tema".

Usted averigüe cual es el mejor médico norteamericano en todo el país, especialista del corazón, consiga un turno con él, y cuando él le pregunte "¿Qué problema tiene usted?" le dice: "Doctor, yo quiero que me diga ¿cuál es la diferencia de un gallo giro y uno pinto, y dónde queda Namibia?" . Y el afamado galeno se quedará en el limbo...

Después de vivir 48 años en los Estados Unidos he aprendido que aquí la gente "se especializa en lo que sé especializa" y de ahí usted  no trate de sacarlos. Más información general tenía  un muchachito cubano de 14 años, en el parque del pueblo, que la que aquí posee un Magistrado de la Corte Suprema.

A los cubanos nos encanta "saber un poquito de todo" y poder "meter la cuchareta" en cuanta cosa hay. A nosotros ningún tema nos es ajeno. Difícilmente escuchemos a un grupo de personas hablando sin que podamos dar una opinión al respecto. No somos cirujanos, pero tenemos los suficientes conocimientos para poder discutir con el médico "de tú a tú". Mi doctor no me considera un paciente, cree que  yo soy "su colega"...

No somos geógrafos pero cada uno de nosotros tiene una idea de "donde queda que". Aquí usted puede ir al más famoso odontólogo de la Nación, y sabe de caries, de dientes y de muelas, pero cuando usted le dice que es "cubano" quizás le pregunte: "¿Eso queda cerca de Egipto, no?".

La educación en Cuba (en la Cuba que yo conocí) no solamente se recibía en las escuelas (sí usted iba al Instituto y terminaba el bachillerato ya sabía de "todo un montón" como dice Luisa Diez) sino también en la calle, en las esquinas, en las barberías, y hasta en los velorios.

No, claro que no todos los cubanos somos Generales pero todos tenemos nociones de la guerra, de tácticas militares y de la mejor forma de derrotar al enemigo. Vaya, no es como que el ex pitcher del Almendares y ex Manager de los Dodgers Tom Lasorda se pone a hablarnos de pelota y lo vamos a escuchar callados sin saber lo que está hablando. De que vamos a interrumpirlo 20 veces me juego todo al canelo...

El parque de mi pueblo tenía como 60 bancos (yo nunca los conté) y después de las 7 de la noche cada banco era ocupado por un grupo de coterráneos que se dedicaban a hablar de determinado tema. El banco de los galleros, de pelota, el de los políticos; en un banco hablaba de teatro Efrén Besanilla, había un banco dedicado a gente discutiendo sobre pájaros, y ahí usted podía aprender sobre tomeguines, canarios, sinsontes etc. En realidad yo no pudiera escribir ni tres columnas sin poder utilizar lo que aprendí en los bancos del parque de mi terruño.

No, no podemos ir a la Universidad de Harvard a dar una conferencia de dos horas, pero usted se le acerca al Rector de esa famosa Universidad y le pregunta: "Doctor, ¿dónde nació Benny Moré? y no tiene la menor idea. Mientras, absolutamente TODOS los cubanos sabemos quien fue Elvis Presley.

¿Puede un mexicano sorprendernos a nosotros hablándonos de Pedro Vargas, o  de Pedro Infante o de Javier Solís o de Jorge Negrete? O  ¿puede un norteamericano impresionarnos preguntándonos "¿Quién fue Nat King Cole"?

Por favor, hasta el cubano más ignorante y analfabeto puede hablar una hora consecutiva sobre Frank Sinatra. Y aquí, cuando yo veo las entrevistas al Presidente Barack Obama me encantaría escuchar que alguien le preguntara: "Mr. Presidente, do you know  who were Barbarito  Diez  and Abelardo Barroso?".

¿Por qué usted cree que yo casi nunca he repetido ni insistido sobre un tema, ni un "pasa a la página tal" en 43 años? Porque yo sólo sé "un poquitico de todo" y de nada sé mucho. Ahora yo quisiera seguir escribiendo sobre este asunto, pero aquí se  acabaron los 15 centavos de gasolina que tiene el carro de mis conocimientos.

Como decía mi difunto amigo Mario Byrne: “El triunfo tuyo reside en escribir simplemente de lo que tú sabes un poquito, jamás te lances a escribir de Nabucodonosor ni de la Revolución Francesa”...