12 de octubre de 2010


 PIÑERA: «LA FE HA MOVIDO MONTAÑAS»

- Efe/adn.es

- «La fe ha movido montañas», declaró hoy en la mina San José el presidente de Chile, Sebastián Piñera, poco antes de que comience el salvamento de los 33 mineros atrapados desde hace 69 días a 700 metros de profundidad.

«La fe, la fuerza, el coraje y la voluntad de esos 33 mineros, de sus familiares, de los rescatistas, del Gobierno de Chile y de todos los chilenos han hecho posible este milagro», señaló Piñera quien anunció que estará «al pie del cañón, junto al ducto» cuando dentro de dos horas comience la evacuación desde el fondo del yacimiento.

El mandatario confirmó que el primer trabajador en salir a la superficie será el capataz de 31 años Florencio Ávalos, y que toda la operación durará «entre 24 y 28 horas», dependiendo de la rapidez con que vaya subiendo la cápsula de rescate.

En tanto, los mineros aguardan el inicio de la evacuación limpiando el refugio que durante más de dos meses les sirvió de hogar, según comunicó vía telefónica desde la profundidad del yacimiento el minero Mario Sepúlveda. Sepúlveda hizo gala del buen humor reinante al comentar que los mineros estaban aseando y ordenando el refugio «porque nunca se sabe» si será necesario ocuparlo más tiempo.

Por otro lado, el presidente Sebastián Piñera anunció que su homólogo de Bolivia, Evo Morales, llegará a la mina «la noche de este martes o en la madrugada del miércoles», para estar junto al minero Carlos Mamani, el único extranjero del grupo de 33.

«Millones de personas en el mundo entero han compartido las penas, alegrías y esperanzas de algo que empezó como una tragedia y esperamos que en unas horas más termine como una auténtica bendición». «A lo largo de 17 angustiosos días no sabíamos dónde estaban, ni si estaban vivos o muertos, pero hicimos el compromiso de no rendirnos jamás y hemos cumplido», resaltó el presidente.

Piñera recordó que Chile es un país que está acostumbrado a las catástrofes y ha sido escenario de dos de los terremotos más grandes de la historia: el de Valdivia, ocurrido en 1960, y el que devastó el centro y sur del país en febrero pasado. «Pero cuando somos golpeados por la adversidad surge la verdadera alma, el temple de nuestro pueblo», enfatizó en una declaración hecha en la mina San José, adonde llegó acompañado de su esposa, Cecilia Morel.

«Esperamos que con la ayuda de Dios podamos terminar esta epopeya de forma feliz y que algunas de las familias probablemente antes de que salga el sol puedan abrazar a sus padres, a sus maridos, a sus hijos atrapados». Agregó que el país entero ha aprendido «una lección dura y difícil», pero eso le capacita para afrontar otros desafíos, como derrotar a la pobreza y salir del subdesarrollo.

El gobernante agradeció «las muestras de apoyo llegadas del mundo entero y la solidaridad de muchos países amigos» que ofrecieron su ayuda a las autoridades de Chile. «A todos les quiero agradecer, nos han inculcado más fuerza y fe para enfrentar estos 69 días de tristeza al comienzo, angustia después, esperanza luego, y esperemos que de alegría a partir de esta noche», confió el presidente.

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