2 de noviembre de 2011

LOS RESTOS DE CALDERÓN, LOPE, CERVANTES Y VELÁZQUEZ AÚN NO DESCANSAN EN PAZ.


Los cuerpos de Calderón de la Barca,
Diego de Velázquez, Miguel de Cervantes
y Lope de Vega, aún no descansan en paz

En estos días de santos y difuntos,  España debería encender  una  vela  en  memoria  de Calderón de la Barca, Diego de Velázquez, Miguel de Cervantes y Lope de Vega, grandes genios de la cultura universal, cuyos restos permanecen en paradero desconocido cuatro siglos después de su fallecimiento.

Nacido en 1547 en Madrid, Miguel de Cervantes fue dramaturgo, novelista, poeta, soldado y autor de la que se considera la obra cumbre de la literatura española y, probablemente, el libro más editado a nivel mundial: «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Macha». El 22 de abril de 1616, murió en su casa de Madrid y, al día siguiente, fue enterrado en el convento de las monjas Trinitarias Descalzas, de San Ildefonso. Según recuerda una placa conmemorativa en la fachada, se cree que sus huesos reposan allí. Sin embargo, las sucesivas reformas del templo obligaron a mover su tumba y se perdieron los restos.

El historiador Fernando Prado lidera ahora un proyecto de investigación para encontrar su cuerpo y depositarlo en un lugar reservado dentro de la iglesia, bajo una inscripción que recuerde «al español más universal de toda la historia». Avalado por el Arzobispado de Madrid, la Real Academia y el Ministerio de Defensa, el proyecto podría empezar en 2012. Se estima que su duración sería sólo de dos meses.

Nacido en 1562, Lope de Vega, coetáneo y enemigo de Cervantes, fue uno de los grandes genios de la literatura del siglo XVII, con obras como «Fuenteovejuna», «El castigo sin venganza» o «Peribáñez y el comendador de Ocaña». Por falta de dinero, su familia no pudo proporcionarle una sepultura digna. Tras su muerte en 1635, a los 73 años, a petición de su amigo el duque de Sessa, quien se responsabilizó de los gastos iniciales, fue enterrado en la iglesia de San Sebastián de Madrid. Años más tarde, arrojaron al dramaturgo a la fosa común de la parroquia, ya que los descendientes no pudieron hacerse cargo del coste del nicho.

La vida de Calderón de la Barca (1600-1681) tampoco fue fácil. Cuando tenía 10 años, su madre murió. Y, cinco años después, falleció su padre. Conocido por obras como «El alcalde de Zalamea» o «La vida es sueño», fue ordenado sacerdote en 1651. Al cabo de tres décadas, murió en Madrid de un ataque al corazón. Aunque no descansaría en ella eternamente, fue depositado en la madrileña iglesia del Salvador. En el siglo XIX, sus restos se trasladaron a un panteón de hombres ilustres en la capital. Y, poco después, se desplazaron a la iglesia de un convento, donde permanecieron hasta que fue asaltada en 1936. Algunos expertos aseguran que los restos del literato desaparecieron en el saqueo. En cambio, otros creen que aún descansa en algún lugar secreto dentro del templo.

Nacido en 1599, Diego de Velázquez es autor de joyas universales de la pintura como «Las Meninas», «La rendición de Breda» o «Las hilanderas», también conocida como «La fábula de Aracné». Desde su muerte en 1660, estudiosos e investigadores se han esforzado en encontrar sus restos, enterrados en la cripta de la iglesia de San Juan de Madrid. Durante la ocupación francesa, el convento fue derribado. Y, en su lugar, se construyó la plaza de Ramales. En 1998, un grupo de expertos empezó las obras para averiguar si su cuerpo se encontraba allí, pero nunca apareció.
Efe, ABC, Madrid

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