1 de noviembre de 2011

EL DÍA DE LOS SANTOS ANÓNIMOS

El día de los santos anónimos   


Son, ni más ni menos, aquellos
que en la Montaña de las Bienaventuranzas
encontraron y renovaron, una y otra vez,
su pasión y su carnet de identidad.


Son esos hermanos nuestros,
que sin hacer cosas extraordinarias
fueron grandes por su inmensa sencillez;
en la oscuridad
nunca se cansaron de buscar al Señor,
y en la luz del mundo
nunca lo dejaron perder.

Los que, en el sufrimiento,
nunca se acobardaron y, en el éxito,
no quisieron dar la espalda al Evangelio

Los que, ante la injusticia,
eran altavoz de los que no tenían voz,
o los que, ante la pobreza,
sabían sembrar a Dios como riqueza.


Los que, sin levantar mucho ruido,
hicieron un bien inmenso:
aquellos que, en la soledad, acompañaron.

Son los que, lejos de dejarse seducir
por la palabrería barata
se dejaron llevar por la Palabra de Jesucristo.


Son los que pretendieron un mundo diferente
atravesado por la estrella de la fe
e iluminado por el Espíritu Santo.

Los que esperaron
y soñaron con Dios como recompensa final.

Los que, con su vida y en su vida,
por su vida y desde su vida,
quisieron y disfrutaron llevando a Dios
hasta lo más hondo de su existencia.
Esos son… nuestros santos.
Javier Leoz,
www.betania.es

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