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Huérfana de libertad
Jaime Sallés
La Patria de mi anteayer,
la Cuba de tu mañana,
clama justicia cubana
con lágrimas de mujer.
Reclama un amanecer
con experiencia de ocaso,
juntos la mente y el brazo,
firmes el brazo y la mente,
en la epopeya insurgente
de un mar y un golfo de abrazos.
II
La Cuba de tus mayores,
la patria de mis hermanos,
reza rosarios humanos
con misterios de dolores.
Bajo su manto de horrores
tantos años de traición
preguntan a la ilusión
ante crímenes sin nombre,
si hay que evaluar a los hombres
sólo con el corazón.
III
La doctrina de maldad
que a nuestro suelo esclaviza
cubre de afrentas la brisa
huérfana de libertad.
Al canto de la hermandad
le faltan nombre y autor,
pues se requiere el amor
en el mundo del vvir
para aprender a sufrir
con el ajeno dolor.
IV
La realidad de mi fe
es un sueño de esperanza,
es una fe que descansa
en la esperanza que fue.
La de sabor a café,
la de aroma de sabana,
la de tierra soberana
con sombrero de yarey,
la de güiro y de jagüey,
de bohío y palma cana.
V
Montaremos a caballo
y en una carga al machete,
después de un diciembre siete
habrá un veinte de mayo.
Sonarán timbal y guayo
con ritmo de caña y ron,
regresará a Cuba el son
y en el vaivén de una risa
¡A nuestra enseña mambisa
mecerá su malecón!
Huérfana de libertad
Jaime Sallés
La Patria de mi anteayer,
la Cuba de tu mañana,
clama justicia cubana
con lágrimas de mujer.
Reclama un amanecer
con experiencia de ocaso,
juntos la mente y el brazo,
firmes el brazo y la mente,
en la epopeya insurgente
de un mar y un golfo de abrazos.
II
La Cuba de tus mayores,
la patria de mis hermanos,
reza rosarios humanos
con misterios de dolores.
Bajo su manto de horrores
tantos años de traición
preguntan a la ilusión
ante crímenes sin nombre,
si hay que evaluar a los hombres
sólo con el corazón.
III
La doctrina de maldad
que a nuestro suelo esclaviza
cubre de afrentas la brisa
huérfana de libertad.
Al canto de la hermandad
le faltan nombre y autor,
pues se requiere el amor
en el mundo del vvir
para aprender a sufrir
con el ajeno dolor.
IV
La realidad de mi fe
es un sueño de esperanza,
es una fe que descansa
en la esperanza que fue.
La de sabor a café,
la de aroma de sabana,
la de tierra soberana
con sombrero de yarey,
la de güiro y de jagüey,
de bohío y palma cana.
V
Montaremos a caballo
y en una carga al machete,
después de un diciembre siete
habrá un veinte de mayo.
Sonarán timbal y guayo
con ritmo de caña y ron,
regresará a Cuba el son
y en el vaivén de una risa
¡A nuestra enseña mambisa
mecerá su malecón!
Jaime Sallés
Palmas Amigas, Revista Ideal, Miami
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