12 de abril de 2010


En papel cuché

La elegancia serena de Grace Kelly

Emili J. Blasco, Londres,
ABC, Madrid

La elegancia serena de Grace Kelly, la suave transición de actriz a princesa -de Hollywood a Mónaco- y el atractivo perdurable a lo largo de toda su vida son características de un estilo muy personal que ahora el Victoria & Albert Museum de Londres quiere celebrar con la exposición de los principales vestidos y complementos de su guardarropa. Desde el modelo que lució en 1955 al recoger el Óscar por su papel en «La angustia de vivir», o el que vistió meses después para una sesión fotográfica de «Paris Match» junto al Príncipe Rainiero, a quien propiamente aún no conocía, hasta las apuestas de alta costura que para ella luego diseñaron Christian Dior, Balenciaga, Givenchy e Yves St Laurent.

«Mi madre guardó sus vestidos como un tesoro y estaría encantada con que se expongan en el V&A», ha dicho el Príncipe Alberto de Mónaco, a los casi treinta años de la muerte de Su Alteza Serenísima la Princesa Gracia de Mónaco, ocurrida en 1982 en un accidente de coche, cuando tenía 52 años. «A lo largo de toda su vida rebosó una elegancia que no requería esfuerzo», según su hijo y heredero del Principado, «tanto si era para aparecer en la ocasión pública más espectacular como si era una simple reunión de familia».

La exposición «Grace Kelly: Style Icon» se inaugura el sábado 17 y permanecerá abierta en el V&A hasta el 26 de septiembre. La mayor parte de las piezas que se exhiben proceden del Palacio Principesco de Mónaco; también hay algunas prestadas por el Museo Balenciaga de Getaria. Además de vestimenta se incluyen igualmente colecciones de sombreros, guantes blancos, de los que era devota, y gafas de sol.

La muestra tiene tres secciones, dedicadas a la actriz, a la novia y a la Princesa. En la primera pueden verse varios vestidos que llevó en sus películas. Hay por ejemplo tres modelos de la diseñadora Helen Rose para «Alta Sociedad» (1956), y otro de Edith Head, responsable del vestuario de Paramount, que vistió en «La ventana indiscreta» (1954). Imágenes de sus películas, así como el seguimiento que tuvo en revistas de la época, completan esta parte. Entre los videoclips está el de «Para atrapar a un ladrón» (1955) -fue una de las actrices favoritas de Alfred Hitchcock-, película que rodó junto con Cary Grant precisamente en Mónaco. En ese filme, Grant y ella aparecen haciendo un picnic en la carretera en la que luego ella tendría el accidente mortal (moriría al día siguiente en el hospital; con ella viajaba su hija Estefanía, que resultó ilesa).

En esa estancia en la Riviera, Kelly empezó a combinar su sencillo clasicismo estadounidense con toques chic franceses. Y allí comenzaría el romance con el Príncipe Rainiero. La actriz fue invitada en mayo de 1955 a acudir al Festival de Cannes. A raíz de su presencia, la revista «Paris Match» organizó una sesión fotográfica conjunta de ambos. En ese primer encuentro, ella vistió una vestido de seda floral, que ocupa un lugar destacado en esta segunda sección de la muestra. En 1956 su matrimonio sería la boda del siglo, con seiscientos invitados y treinta millones de personas de audiencia televisiva.

Como Serenísima Princesa, Gracia de Mónaco siguió desarrollando su propio estilo, sin las apuestas excesivamente recargadas a las que podía empujarle su nueva posición social. De esos años 50, 60 y 70 se exhiben ocho vestidos de Christian Dior, una chaqueta de Balenciaga y un dos piezas de Coco Chanel, así como joyas de Van Cleef y Arpels.

Foto: Google
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