18 de abril de 2010


Por tu nombre, Señor.

Echaré las redes de mi vida,
para que otros tengan savia y en abundancia.
Esperaré a que el sol se imponga
sobre las tinieblas
y comprender que no hay noche
que dure una eternidad.

Miraré al fondo de los acontecimientos
y confiaré en que, Tú y sólo Tú,
eres quien iluminas
las sombras de la existencia humana

Me desgastaré, en cuerpo y alma,

para llevar almas y corazones
a tu encuentro,
para que el mundo,
tan colapsado de cosas
como vacío de sentido,
recupere la alegría
que nos ofrece tu ser resucitado

Mantendré firme mi amor y fe en Ti

para luego ser ardiente antorcha
que irradie luz y paz
allá donde me encuentre.
Mantendré firme mi esperanza en Ti
para que el hombre que busca
y no encuentra,
sepa que en Ti encontrará
una respuesta.

Te amaré hasta el final y
amándote como Tú mereces,
sembraré d fraternidad
y de perdón los caminos,
de alegría y de belleza
los corazones de los que te anhelan,
de regocijo y seguridad
los rostros cansados
de tantos caminos retorcidos.


Javier Leoz, betania.es
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