22 de abril de 2010


El Señor que lo veía

Rafael Arévalo Martínez

Porque en dura travesía
yo era un flaco peregrino,
el Señor, que lo veía,
hizo llano mi camino.

Porque agonizaba el día
y era cobarde el viajero,
el Señor, que lo veía,
hizo corto mi sendero.

Porque la melancolía
sólo marchaba a mi vera,
el Señor, que lo veía,
me mandó una compañera.

Y porque era el alma mía
alma de las mariposas,
el Señor, que lo veía,
a mi paso sembró rosas.

Y es que sus manos sedeñas
hacen las cuentas cabales,
y no mandan grandes males
para las almas pequeñas.

Rafael Arévalo Martínez, (1884-1975). Escritor y periodista guatemalteco, cutivador de la narrativa y la poesía. Director de la Biblioteca Nacional de Guatemala durante veinte años, miembro correspondiente de la Real Academa de la Lengua Española, y Representante Diplomático de Guatemana ante la Unión Panamericana. Fue condecorado con la Orden del Quetzal de Guatemala y la Gran Cruz de la Orden de Rubén Dario (Nicaragua)

Foto: Google
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