22 de abril de 2010


Escudos de la ciudad de Camagüey

El 1 de febrero de 1819, en medio de fiestas públicas, Puerto Príncipe celebraba el otorgamiento por el rey Fernando VII de dos seculares aspiraciones: el título de Ciudad y la gracia de que usase Escudo de Armas. Casi año y medio antes, el 12 de noviembre de 1817, el monarca español había firmado en Madrid una Real Cédula al efecto. La propuesta había sido el escudo que para entonces, y extraoficialmente, se usaba. Desde su origen mismo, hace ya cerca de 500 años, la villa Santa María del Puerto del Príncipe había contado con su escudo de armas, en permanente evolución.

El 2 de febrero de 1514, fecha de la fundación de la villa, El Ayuntamiento convocó a cabildo abierto, o sea, celebrado con asistencia, voz y voto de todos los vecinos, y se acordó poner la villa bajo la protección de Santa María, Nuestra Señora, y que la dicha villa se llamase ad perpetuam rei memoriam, la VILLA DE SANTA MARÍA DEL PUERTO DEL PRÍNCIPE.

Tomaban por patrona y ponían la Villa bajo su advocación y que tomaban por sus Armas y divisas, tanto en la paz como en la guerra, un escudo circular, de color azul y una paloma de plata en medio de él. Y así se comunicó al gobernador Diego Velázquez, a la sazón radicado en Baracoa. La elección de un escudo circular manifestaba la simbiosis de la autoridad laica y religiosa, presente desde el surgimiento de todas las ciudades hispanoamericanas.

El escudo circular era el empleado por las regiones y en los emblemas eclesiásticos. En lo eclesial, el círculo hace referencia a la eternidad de Dios; en lo militar-estatal, recuerda la rodela (escudo redondo y delgado que, embrazado en el brazo izquierdo, cubría el pecho al que se servía de él peleando con espada). El color azul simbolizaba realeza, majestad, hermosura, serenidad, lealtad, verdad, justicia, dulzura, lealtad, inocencia y piedad, y es denominado azur en la heráldica. La paloma, el ave de Dios, desde antiguo representaba a Cristo, a la Iglesia, al Espíritu Santo y a la Virgen María. Mensajera de la felicidad y la paz, se la consideraba símbolo de la fe cristiana.

Y por su parte, la plata aludía a: los meses de enero y febrero, la paloma, la fe, pureza, integridad, inocencia, blancura, virginidad. Y de las obligaciones, servir al Soberano en la náutica, defender las doncellas y amparar a los huérfanos.


El segundo escudo: La Purificación de la Virgen María

En 1517 se concedió a Cuba el uso de escudo de armas y las autoridades de Puerto Príncipe pidieron al Rey idéntica merced. El gobernador Velázquez no cursó la solicitud, lo que trajo fricciones entre aquel y los principeños. No obstante, el 1º de enero de 1518, «se acordó por el Cabildo notificar al mismo gobernador, a Santiago de Cuba, que la villa adoptaba como divisa el mismo escudo que venía usando desde 1514, pero con dos palomas.» Era necesaria la modificación. Una sola paloma había devenido, desde el siglo XI, la traducción plástica del Espíritu Santo. Se evitaba así una posible interpretación de que fuera el escudo de Sancti Spíritus, villa del Espíritu Santo. Y se ratificaba que un 2 de febrero había sido fundado Puerto Príncipe, Villa de María Santísima de La Candelaria. Este escudo, junto con la concesión del codiciado título de ciudad y otras gracias y mercedes, volvió a pedirse oficialmente en 1537, 1566, 1592, 1679 y 1777. Ninguna de esas gestiones dio frutos.


Un tercer escudo: María Santísima de la Candelaria

En sesión del 10 de febrero de 1780, se determinó por el Cabildo principeño «…Que para alcanzar de la piedad del Rey la gracia de título de ciudad esta villa, se use por especial concesión del escudo de armas que por costumbre ha tenido, simbolizando el nombre de la Patrona María Santísima de la Candelaria en dos palomas que llevan en medio una hacha ardiendo, pendiente de una mano pura, orlado todo con divisa de un cordón que figura el del toisón de oro…» La figura de una mano pura portando un hacha simboliza toda la procesión solemne del día de La Candelaria. La devoción canaria por Nuestra Señora de la Candelaria, que es la patrona de esas islas, tuvo indudables resonancias culturales en el Príncipe, donde los oriundos de ese archipiélago se asentaron tempranamente. El nuevo añadido, el toisón de oro, es la insignia de la Orden homónima, creada en el siglo XV e introducida en España después de 1516. Se colocaba como ornamento exterior de los escudos.

La versión definitiva

La autoridades heráldicas del Reino determinaron que algunas irregularidades de ese escudo debían ser corregidas, como la de llevar las palomas un hacha ardiendo pendiente de la mano, siendo más propio que la condujesen en el pico, a la manera que lo hizo la que después del diluvio volvió con un ramo de oliva al arca de Noé, y la de tener por orla un cordón parecido al collar del Toisón de oro, que sólo es peculiar de esta orden y por lo cual fue eliminado en el nuevo escudo otorgado por el Rey Fernando VII en 1817 y que es el mismo usado en la actualidad.

Foto: Google
Texto H. Juárez, Boletin Diocesano Camagüey
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