ObituarioClaudio F. Benedi
El pasado viernes 16 de abril ha fallecido en Falls Church, Virginia, el Dr. Claudio F. Benedi, activista por los derechos humanos durante más de medio siglo.
Nació en Cuba, en su región oriental, y ejerció allí y en La Habana brillantemente su carrera de abogado hasta que al arribo de la revolución castrista emigró a Estados Unidos. Desde entonces ha sido una figura clave en la documentación de abusos de los derechos humanos en numerosos países, particularmente en Cuba, elevando sus denuncias ante las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA). En la década de los años 60 fungió como Delegado a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo participó en las Asambleas Generales de la Organización se Estados Americanos durante más de un cuarto de siglo.
En el año 1987 fue nominado para el Premio Nobel de la Paz por su denodada contribución a la denuncia de transgresiones de los derechos humanos, contenida en su elaborada Doctrina Benedí, introducida en su libro «Derechos Humanos: el tema de nuestro tiempo», que obtuvo sinceros elogios de los Presidentes Ronald Reagan, George Bush Sr y Bill Clinton, y que a través de los años ha ido ganando influencia y aceptación en foros sobre derechos humanos alrededor del mundo. Fue Miembro Directivo de la Junta Patriótica Cubana, ejerciendo su representación en Washington DC, y colaborador habitual en el periódico miamense Diario Las Américas.
Como abogado y economista, fue elegido por seis veces consecutivas Secretario del Pan American Coffee Bureau. Fue parte determinante en la organización de la Federación de Productores de Café de América, y delegado a la Primera Convención sobre el Café de las Naciones Unidas, ayudando a definir sus acuerdos.
Católico practicante, abrazó el Diaconado Permanente al ser reinstalado este Ministerio después del Concilio Vaticano II, y ejerció como Diácono por muchos años en la Catedral St. Thomas More, de la Diócesis de Arlington, Virginia. Allí será celebrada la Misa Funeral en fecha aún no determinada.
Enviamos nuestras condolencias a su numerosa familia de hijos y nietos y evocamos el recuerdo de su fallecida esposa Gladys.
Descanse en paz este cubano ejemplar que tanto luchó en foros internacionales y a través de la prensa en la denuncia de los crímenes de la dictadura que oprime a nuestra Patria.
Ana Dolores García
Foto: Google
Nació en Cuba, en su región oriental, y ejerció allí y en La Habana brillantemente su carrera de abogado hasta que al arribo de la revolución castrista emigró a Estados Unidos. Desde entonces ha sido una figura clave en la documentación de abusos de los derechos humanos en numerosos países, particularmente en Cuba, elevando sus denuncias ante las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA). En la década de los años 60 fungió como Delegado a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo participó en las Asambleas Generales de la Organización se Estados Americanos durante más de un cuarto de siglo.
En el año 1987 fue nominado para el Premio Nobel de la Paz por su denodada contribución a la denuncia de transgresiones de los derechos humanos, contenida en su elaborada Doctrina Benedí, introducida en su libro «Derechos Humanos: el tema de nuestro tiempo», que obtuvo sinceros elogios de los Presidentes Ronald Reagan, George Bush Sr y Bill Clinton, y que a través de los años ha ido ganando influencia y aceptación en foros sobre derechos humanos alrededor del mundo. Fue Miembro Directivo de la Junta Patriótica Cubana, ejerciendo su representación en Washington DC, y colaborador habitual en el periódico miamense Diario Las Américas.
Como abogado y economista, fue elegido por seis veces consecutivas Secretario del Pan American Coffee Bureau. Fue parte determinante en la organización de la Federación de Productores de Café de América, y delegado a la Primera Convención sobre el Café de las Naciones Unidas, ayudando a definir sus acuerdos.
Católico practicante, abrazó el Diaconado Permanente al ser reinstalado este Ministerio después del Concilio Vaticano II, y ejerció como Diácono por muchos años en la Catedral St. Thomas More, de la Diócesis de Arlington, Virginia. Allí será celebrada la Misa Funeral en fecha aún no determinada.
Enviamos nuestras condolencias a su numerosa familia de hijos y nietos y evocamos el recuerdo de su fallecida esposa Gladys.
Descanse en paz este cubano ejemplar que tanto luchó en foros internacionales y a través de la prensa en la denuncia de los crímenes de la dictadura que oprime a nuestra Patria.
Ana Dolores García
Foto: Google
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