25 de septiembre de 2009


Ojalá,
subliminal mensaje
de una conciencia traicionada

Por Pedro Juan López Díaz .

El gran problema de hacer un juicio sobre algo, cuando se trata específicamente de analizarlo con profundidad objetiva, para no caer en los espejismos propios de los deseos, es no desechar ni el más mínimo elemento, que aunque no nos agrade, es parte de la realidad, que aunque se nos presente distinta y lejana, tienen cierta similitud con nuestro presente.

¿Quienes eran, antes de que fueran lo que son ahora Mijail Gorvachev, Boris Yersin, Lech Walessa, Bladimir Putin, etc. cuando estaba en pleno apogeo el silencio impuesto por la KGB?

¿Quíenes eran y donde están ahora los hermanos la Guardia, el General Ochoa, Anibal Escalante, Joaquín Ordoqui, Carlos Lage, Robertico Robaina, Pedro Pérez Roque y muchos otros más que sucumbieron fingiendo hasta el último momento su lealtad a un viejo gobierno de difuntos y flores?

No es mi intención maltratar la conciencia de un hombre, o de cualquier hombre, que en su momento actuó bajo su soberana libertad de pensamiento y acción. Más bien he recordado estas cosas para dar pie a una profunda reflexión sobre un detalle que no se le puede escapar al que verdaderamente quiere tener una idea objetiva del verdadero mensaje subliminal del concierto de Juanes que se produjo por la espontaneidad de una conciencia traicionada.

Silvio Ridriguez sabe que esta canción suya siempre ha sido interpretada y cuestionada desde el mismo momento en que la compuso. Aidee Santamaría, su gran protectora en aquellos difíciles dias de sus contradicciones con el régimen, si estuviera viva, estaría muy preocupada y seguramente, porque no era una mala mujer, le estaría aconsejando que tuviera cuidado con los siquiatras de Villa Marista que están viendo locos por todas partes.

Lo vi viejo y cansado. Torpe. Como buscando por sus alrrededores su unicornio perdido. Una bella dama que lo acompañó con su flauta en la interpretación del " escaramujo ", una canción refrescante para los " segurosos " que tenían bajo vigilancia a Juanes, sirvió de escudo para que el pueblo no le viera sus ojos.

En resumen creo que el pueblo cubano, y sobre todo la juventud, si recogió un mensaje subliminal. El mensaje más importante que se haya oído en el concierto, porque se lo dijo todo al tirano, aunque el autor se vaya a la tumba, diciendo que donde dijo, no lo dijo. En resumen, eso no importa, porque todos sabemos que el mensajero fue su conciencia traicionada.

Pedro Juan López Díaz
Foto y texto: Cuba Nuestra
http://www.cubanuestra.nu/web/folder.asp?folderID=72

Nota: Quizá no pudimos oir bien lo que cantaba Silvio en su «Ojalá» cuando ¿intencionalmente? la cantó en el Concierto de Juanes. Aquí va la letra:

Ojala que las hojas
no te toquen el cuerpo cuando caigan

para que no las puedas convertir en cristal
ojala que la lluvia
deje de ser el milagro que baja por tu cuerpo

ojala que el deseo se vaya tras de ti
ojala que la tierra no te bese los pasos
(coro)
ojala se te acabe la mirada constante
la palara precisa, la sonrisa perfecta
ojala pase algo que te borre de pronto
una luz cegadora, un disparo de nieve
ojala por lo menos que me lleve la muerte
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones
ojala que no pueda tocarte ni en canciones
Ojala que la aurora
no de gritos que caigan en mi espalda

ojala que tu nombre se le olvide esta voz
ojala las paredes
no retengan tu ruido de camino cansado

ojala que la luna pueda salir sin ti
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

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