Monseñor Emilio Vallina,
pastor de los inmigrantes
y los exiliados cubanos
Monseñor Emilio Vallina García, fundador de la Iglesia de San Juan Bosco de
Miami y defensor de los inmigrantes y necesitados de la comunidad, falleció a
los 87 años en la ciudad a la que dedicó su esmerado servicio y liderazgo
pastoral desde 1961. Vallina murió el sábado en el Centro de Atención St. Anne
en el suroeste de Miami-Dade, luego de una prolongada enfermedad.
“Monseñor Vallina fue un verdadero santo, un hombre entregado a Dios y
al servicio de las mejores causas de esta comunidad”, dijo el abogado Rafael
Peñalver, reconocido líder laico de Miami. “El exilio cubano ha perdido a una
de sus figuras más virtuosas y entrañables”.
Querido tanto por exiliados cubanos como por emigrados
latinoamericanos que frecuentaban su parroquia en La Pequeña Habana, el Padre
Vallina fue un remanso de solidaridad, comprensión y paz. La iglesia de San
Juan Bosco estaba no solo abierta como un espacio de religiosidad, sino también
de ayuda para la atención médica, el cuidado infantil y la alimentación de
decenas de personas humildes. “El pastor de los inmigrantes”, le llamaban
popularmente.
Expulsado de Cuba
No había petición que Vallina desoyera, tanto para respaldar a un
enfermo, escuchar a un inmigrante o atender una solicitud de bautizo de una
familia. Junto con Monseñor Agustín Román, fallecido el pasado año, figuró como
uno de los íconos de la feligresía católica cubana del sur de la Florida.
Nacido el 10 de abril de 1926 en el poblado de Guanajay, antigua
provincia de Pinar del Rio, Vallina quedó huérfano de madre a los seis años y
fue criado por su abuela materna en el barrio del Cerro, en La Habana. “Mi
abuela fue mi madre, mi mentora, mi maestra”, recordó el sacerdote en una
entrevista. “Entré al seminario católico con las enseñanzas que ella me dio”.
Con 18 años se incorporó al Seminario de San Carlos en La Habana y fue
ordenado como sacerdote por el Cardenal Manuel Arteaga en 1952. Ejerció en dos
parroquias cubanas por nueve años y llegó a fungir como administrador del
Seminario de San Carlos. Hasta que se produjo el desenlace de la partida
forzosa de su patria. Vallina fue expulsado por el Fidel Castro en medio de la
campaña anticlerical del régimen comunista y embarcado rumbo a Miami, adonde
arribó el 8 de julio de 1961.
A su llegada a Estados Unidos, Vallina comenzó a ofrecer misas en
español en la Iglesia de Gesu en el downtown de Miami y luego permaneció
por 21 meses como párroco de Little Flower en Coral Gables hasta emprender su
gran proyecto en el exilio.
En mayo de 1963 fue enviado a una iglesia de reciente fundación en un
área de asentamiento cubano, cercana al centro comercial de Miami. Comenzó las
misas en el antiguo cine Tivoli, en la Calle Flagler y la 7 Avenida, hasta que
la parroquia se trasladó al local de un local abandonado de venta de carros.
Un espacio para todos
Así se forjó la Iglesia de San Juan Bosco, donde Vallina dedicó su
ministerio por 43 años hasta retirarse en el 2006. El nuevo edificio se
terminó de construir en el 2001 con fondos que el sacerdote recaudó desde 1986.
El espacio de San Juan Bosco estuvo siempre abierto para los católicos cubanos,
sino para todos los que en décadas posteriores arribaron desde Nicaragua,
Honduras, Guatemala o El Salvador huyendo de las guerras, la violencia y la
desprotección social.
Con el respaldo económico del Hospital Mercy de Miami y de la Orden
Cubana de Malta, Vallina abrió una clínica para inmigrantes pobres e
indocumentados en un local aledaño a la parroquia. También fundó el Leadership
Learning Center de San Juan Bosco, un programa de ayuda a niños de padres
trabajadores y donde 132 alumnos reciben atención tutorial después de la
jornada escolar.
En 2008 el tramo de la calle West Flagler donde está ubicada la
Iglesia, entre las avenidas 13 y 14, fue nombrado Monseñor Emilio Vallina en su
honor.
Su féretro fue expuesto este domingo, entre 6 y 8:30 p.m., en la
Iglesia de San Juan Bosco, en el 1349 West Flagler, donde este lunes se ofreció
una misa en su memoria a partir de las 10 a.m. De ahí partió el cortejo fúnebre
hacia el Cementerio Our Lady of Mercy Cemetery, en la ciudad de Doral.
El Padre Vallina nació en una humilde cuna el 10 de abril de 1926, en
Guanajay, en la provincia de Pinar del Río, hijo de Emilio Vallina y Dolores
García. A la edad de 5 años, su familia se mudó a La Habana, y un año después,
falleció la madre, pasando él al cuidado de su abuela Dolores Rojas. Se asentaron
en la barriada de El Cerro, y fue en la parroquia El Salvador del Mundo, donde
el niño tuvo sus primeros contactos con la Iglesia e inició su formación
religiosa con los hermanos maristas.
Recogido de elnuevoherald.com
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