9 de junio de 2012

LAS BLANCANIEVES ACTUALES Y LOS HERMANOS GRIMM



Las Blancanieves actuales

y los hermanos Grimm



Ana Dolores García

En el año en curso se cumplen doscientos años de la publicación del primer volumen de “Cuentos para la Infancia y el Hogar” de los hermanos Grimm y, al mismo tiempo y tal vez para aprovechar la coincidencia, se estrenan en el mundo entero dos nuevas y originales versiones  de uno de los clásicos surgidos de ese libro.

Ambas disímiles y basadas en la misma historia, en “Snow White, Mirror, mirror”, sus siete enanitos ahora aparecen como esclavos de la maligna bruja que aun conserva veneno para sus manzanas. La mayoría de los críticos considera que el filme es todo un bodrio a pesar de Julia Roberts y los enanos.  De Lily Collins no dicen mucho, y aun menos del despistado príncipe (Sean Bean).  Unos pocos la valoran mejor y la encuentran divertida, amena y bien lograda, mientras que otros   se conforman elogiándola con un simple «pudiera haber sido peor». Toda una disparatada comedia fantástica y romántica.  

Julia Roberts, en el papel de bruja-madastra,  es precisamente  quien nos cuenta esta nueva versión de aquella inocente Blancanieves que conocimos en nuestra niñez de la mano de Walt Disney: la Blancanieves que se nos presenta aquí es una mujer liberada, reivindicadora de sus derechos  y capaz de blandir espadas. 
  

Así y todo, conserva aun suficiente “blancura” contrastante con la otra Blancanieves, la que también nos están ofreciendo las pantallas en la actualidad,  la de la leyenda del cazador (Snow White and the Huntman). Filme  del que el crítico cinematográfico del diario El País, de Madrid, opina que presenta más batalla que amor, y tiene mucho de épica pero ni rastro de la lírica del cuento. En fin, que se trata mayormente de una película bélica del Medioevo, colmada de dragones, monstruos y mazmorras.  Por algo está batiendo records en las taquillas de las salas de cine y recaudando millones tras millones.   

Bien es cierto que cuando Jacob y Wilhelm Grimm recogieron las leyendas populares que fueron el origen de su famoso libro, tampoco respetaron mucho los detalles originales de ellas y las sazonaron a su modo haciéndolas más interesantes e imperecederas. Doscientos años después estarán asombrados de lo que hemos podido hacer hoy en día con sus personajes gracias a la tecnología actual y a las ideas audaces que hemos sido capaces de desarrollar.  

Jacob y Wilhelm Grimm nacieron ambos bien entrado ya el siglo XVIII y lograron rebasar con vida la primera mitad de la centuria siguiente.  Eran alemanes de amplia cultura, bibliotecarios, escritores y hasta profesores universitarios. Incluso incursionaron en la preparación de diccionarios de etimología alemana y en la selección y estudio  de romances españoles, que publicaron en un volumen titulado “Silva de romances viejos”.

Su afición por los relatos tradicionales y la recopilación que de ellos hacían, los llevó a  publicarlos en dos volúmenes editados en 1812 y 1815 con el nombre ya citado de “Cuentos para la Infancia y el Hogar”.  La colección siguió ampliándose y en 1857 surgió otra edición que pronto comenzó a conocerse como “Cuentos de Hadas de los Hermanos Grimm”, que ha animado la infancia de generaciones y generaciones de niños a todo lo ancho del mundo.  Con su lectura hemos ganado numerosos y queridos amigos, desde una cenicienta hasta una bella durmiente, un niño tan pequeño al que todos llamaban Pulgarcito o un gato que usaba botas.  Y cosa curiosa, al comienzo, a los Grimm les animaba mas el conservar lo folclórico alemán que entretener a niños con sus historias. A pesar de su interés algo "nacionalista", sus relatos se nutrieron también de leyendas provenientes de Francia y de otros países de habla alemana, como Austria.   

Los libros y sus historias cruzaron el Atlántico pero tropezaron con el sentir imperante en las antiguas colonias, ajenas a las tradiciones de la Europa medieval que se reflejaban en esos relatos. Así, en algunos lugares estas colecciones fueron condenadas  en escuelas, hogares e iglesias, donde  consideraban lectura  nociva para  niños unas historias en las que no se omitían crueldad ni dureza.  Y por ello, Jacob y Wilhelm, a pesar de las excusas de que no escribían para niños, en cada nueva edición iban alterando la rudeza original que campeaba en sus relatos. 

En total los hermanos Grimm nos han dejado 210 cuentos, historias o leyendas, tan alteradas en sus orígenes que, más que relatos folclóricos, han perdurado como cuentos infantiles en los que se nos presentan ambientes y personajes mas fantasiosos que reales.  Es así como han sobrevivido y aún compiten con los juegos de consola  -tal vez actualmente con desventaja, es cierto-, para ganar la atención de los niños. Han sido traducidos a mas de ciento sesenta idiomas y dialectos, y el cine y la televisión se encargan de renovarles actualidad, tal como lo demuestran estos dos filmes que el cine norteamericano nos está ofreciendo en el presente año del  bicentenario de la aparición de unos relatos concebidos como folclóricos por sus autores.    

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