la Capilla de Montserrat
Toda ciudad
es una amalgama de varias culturas, de ahí que comprenderla requiera de una
mirada fragmentada tras algunos de esos mosaicos que, una vez reunidos,
mostrarán el todo cultural.
La presencia
de catalanes en Camagüey podría ser un fragmento que si bien se encuentra ya en
la raíz del Camagüey, cobra importancia vital en los albores del siglo XX.
De la
presencia de Cataluña en el repertorio constructivo religioso de Camagüey, la
capilla de Montserrat resulta un ejemplar inestimable, de ahí la necesidad de
que nos aproximemos a sus orígenes, aquellos tiempos en que la comunidad
religiosa de los padres escolapios, en la Iglesia de san Francisco [Sagrado Corazón] mantenía la imagen de
la Virgen de Montserrat que le habían donado las monjas ursulinas por mediación
del padre Mendiola y cuya fiesta celebraban cada 27 de abril.
La idea de
construir una capilla a la Virgen de Monserrat se puso de manifiesto durante la festividad de 1944 y se hizo pública cuando
el padre Evaristo Ullastre informó que Pilar Garcés de la Marcilla y su hermana
Amelia, ambas de origen catalán, le habían hecho tal proposición.
Para el
proyecto, el doctor Martínez de la Cruz cedió un solar de 25x60 metros, con
entera disposición de aumentar el área en caso necesario, en terrenos de la
Carretera Central Este entre las calles Martí y Céspedes, en el reparto Jayamá.
El obispo Enrique Pérez Serantes había supervisado el espacio y dado su
conformidad con beneplácito.
Al hecho de
contar con el solar para la construcción de la capilla se sumó un plan de
acciones para su funcionamiento. El 7 de mayo del mismo año, a las 10:00 de la
mañana, se constituyó en el colegio de los escolapios una asociación bajo el
nombre de “Cofradía de Nuestra Señora de Montserrat”, encargada de recaudar
fondos, no solo para la construcción de la capilla, sino también para una
escuela pública nocturna y un dispensario de primeros auxilios.
Se acordó
además en esa ocasión tramitar las autorizaciones pertinentes con Francisco
Arredondo, alcalde municipal, al tiempo que se designó como secretario de la asociación en la filial
establecida en Cataluña, España, al padre Evaristo Ullastre Salas, y como junta
directiva inicial se designó a Aurelia Garcés como presidenta; Graciela Saínz
de la Peña, vice, y Nené González de Cisneros, secretaria.
El resto de
los catorce cargos: tesorero y vicetesoreros quedarían en manos de María
Hidalgo de Porro, el reverendo padre Evaristo Ullastre Salas y Montserrat
Sureda de Pijuán, todos catalanes o descendientes directos.
La
presentación de la asociación a los camagüeyanos se hizo pública en “El
Camagüeyano”, entre las crónicas sociales del 16 de mayo de 1944 y con ello se
inició la divulgación de un conjunto de acciones para recaudar fondos. El 28 de
junio de1944 se vendieron papeletas para la proyección de los filmes “El Gran
Mandamiento” y “El Idilio de un Genio”, mientras el 30 de septiembre y 1º de
octubre se celebró la “Verbena Pro Ermita de Montserrat del reparto Jayamá y
escuela nocturna gratuita”, en los terrenos del Club Atlético Bernabé de
Varona.
A ellas se
sumó la ceremonia en la que el obispo Enrique Pérez Serantes colocara la
primera piedra de la capilla, muy próxima al altar, el 25 de diciembre de 1944,
ocasión en la que el padre Borroban explicó que fue el padre Boil, monje de
Monserrat, el primer misionero de la Orden en Cuba.
Otras
actividades para recoger fondos fueron: un concurso organizado por el Comité de
Damas Pro Ermita de Montserrat durante los meses de noviembre y diciembre de
1945 con un reinado denominado “La flor de la Paz” en el que ocuparía el primer
lugar la catalana Montserrat Valvey; una velada artística el 28 de enero de
1946 y el sorteo de un auto marca Plymouth el 25 de septiembre de 1948, en el
que resultó ganador el número 4409 que aún no había sido vendido.
Nuevos
aportes enriquecieron la capilla por donaciones de los feligreses: Dr. Justo
Lamar Roura, un púlpito; Genovevo Pérez Dámera, [Jefe Militar de Camagüey] el confesionario; Montserrat Sureda de
Pijuán un banco de madera; Oscar Saínz
de la Peña, otro banco; Lucrecia B. viuda de Garcés, el cáliz: Zoila Mateo de
Saínz de la Peña, la campana; Félix Rafols, un banco; Luis Loret de Mola, un
banco; José Grau, reja del camarín.
Oficialmente
la obra fue autorizada por Francisco Arredondo el 24 de julio de 1947. Para la
obra se contrató al arquitecto de origen catalán Claudio J. Muns Blanchart y al
maestro de obra Jaime Cruayas. Los trabajos se realizaron a un ritmo muy lento,
lo que hizo que su inauguración se demorase hasta el 23 de abril de 1950.
El padre
Evaristo Ullastre Salas dejó escrita la bendición de la capilla, descripción de
la que reproducimos algunos fragmentos:
Un alegre repique
de campanas y disparos de voladores, anunciaban a los visitantes que se acercaba
el momento.
Cerradas las
puertas de la capilla, se esperó en la plazoleta la llegada del Prelado a las 8 de la mañana y con
un aplauso espontáneo del público se recibió al clero. Monseñor Carlos Ríus
Anglés bendijo el exterior de la capilla
mientras se recitaba un Miserere…
…Mons. Ríus
entró a la capilla seguido por todos los feligreses mientras se seguían
cantando las Letanías de los Santos. Ya bendecida la capilla, el obispo dio
comienzo a la misa. La homilía estuvo a cargo del reverendo P. Evaristo
Ullastre Salas, escolapio... Mons. Ríus narró la historia de la devoción de la
Virgen de Montserrat... Durante la misa actuó el coro de las niñas del Colegio
Salesiano Dolores Betancourt. El obispo felicitó a todos por el éxito y auguró
otros mas por el bien de la comunidad. Ese día se acercaron a comulgar unas 50
personas, siendo el primero Delmiro Bueno, alumno del Colegio de Artes y Oficios.
Terminada la misa se cantó un Te Deum de acción de gracias. Aurelia Garcés
cantó un motete a la Virgen y en la voz
de un tenor catalán se escuchó el Panis Angelicus, de C. Frank.
A las 5 de
la tare se llevó a cabo la procesión
de la venerada imagen de la Virgen de Montserrat por todo el reparto de Jayamá,
siendo el padre salesiano Pedro Pescatore Deberni quien diera comienzo a la
peregrinación con los niños de la catequesis. También participaron los alumnos
del colegio de los Escolapios, dirigido por el padre Ángel Terra, y otros cincuenta
niños de la colonia infantil con su directora Antonieta López Saturaín… La
celebración fue cerrada por el padre Pescatore, que extendió una invitación a
los presentes para la misa dominical a celebrarse los domingos a las nueve y
media de la mañana…
Sin dudas se
trató de un acto de elevado alcance, al estar animado por la banda municipal
bajo la autorización y patrocinio del alcalde municipal Francisco Arredondo,
quien el 15 de septiembre de 1950 exceptuó del pago de impuesto a la capilla de
Montserrat según el artículo 2 de la ley de impuesto municipal.
La primera
boda realizada en la ermita se celebró el 23 de septiembre de 1950, siendo los
contrayentes Emma Garcés de la Marcilla
y Agramonte y Alejandro Bacelar Díaz. Como notario público actuó el Dr. Luis R.
Salas Céspedes. La ceremonia religiosa estuvo presidida por el padre Evaristo
Ullastre Salas y el párroco de la Caridad Salvador Herrera Font, ODB,
Los
catalanes legaron a Camagüey uno de los más bellos ejemplos de arquitectura neocolonial
camagüeyana, sin dudas un hermoso hito dentro del recorrido de la Carretera
Central Este. Para algunos es el edificio que recibe y despide a los visitantes
de la ciudad de Camagüey desde el oriente cubano. Para otros, es el centro de reunión
para celebrar a la Virgen de Montserrat cada 27 de abril. Quizás el tiempo [o la emigración] hayan dejado atrás la
presencia de auténticos catalanes en estas fiestas, pero sus descendientes van
allí como respetuoso homenaje a la patrona de una tierra que, aunque distante,
abriga a sus hijos.
Fuente: Editado de un artículo aparecido en el Boletín
Diocesano de Camagüey, firmado por Pedro Montalván Felipe y Yordanis Barrera
Salas.
En la década de los años 60 se celebró en la Ermita un taller de catequesis. Allí participamos varias antiguas alumnas teresianas devenidas en catequistas: Isis, Caridad, Teté, Elenita, Lolita y Cusa.
En la década de los años 60 se celebró en la Ermita un taller de catequesis. Allí participamos varias antiguas alumnas teresianas devenidas en catequistas: Isis, Caridad, Teté, Elenita, Lolita y Cusa.
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