Philip Roth
Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012
Por José Luis Madrigal*
El novelista estadounidense Philip Roth ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras
2012, cuyo fallo ha hecho público el jurado en Oviedo.
El jurado ha destacado la capacidad
del novelista para mostrar una compleja visión de la realidad contemporánea
«que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos
y el desasosiego del presente». El acta del tribunal sitúa la obra narrativa de
Roth dentro de la gran novelística estadounidense, en la tradición de Dos
Passos, Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Bellow o Malamud.
Sus personajes, hechos y tramas
le permiten, según el jurado, conformar esa compleja visión de la realidad y
cuenta además con una calidad literaria que se muestra en una escritura «fluida e
incisiva». La candidatura de Roth, que se ha impuesto por
mayoría, había sido propuesta por Michael Göring, presidente del Consejo de la
Fundación ZEIT-Ebelin y Gerd Bucerius (Alemania) y suoeró en la última votación a la del escritor japonés Haruki Murakami.
Roth,
nacido en Newark (Nueva Jersey) en 1933, es el segundo hijo de una familia
estadounidense de origen judío emigrada de Galitzia, una región de Europa
Central hoy en día perteneciente a Ucrania, y está considerado uno
de los mejores escritores norteamericanos de los últimos
veinticinco años.
Propuesto para el Nobel de Literatura en numerosas ocasiones, el autor
de "Pastoral americana", por el que
obtuvo el Premio Pullitzer en 1998, fue
incluido por el crítico literario Harold Bloom entre los cuatro escritores estadounidenses vivos más importantes,
cuyos libros reflejan su curiosidad por la identidad personal, cultural
y étnica, y la creación artística.
El novelista puede presumir, a
sus 79 años, de haber tenido una carrera longeva. Publicó su primer libro de
relatos en 1959 y se hizo famosísimo diez años después con la publicación de "El Lamento de Pornoy", una
novela en forma de monólogo, procaz y desvergonzada, que está protagonizada por
un joven de origen judío
obsesionado con el sexo.
El antisemitismo, las titilaciones venéreas y la afanosa ambición marcan sus conflictos
La novela marcó a toda una
generación y lo hizo de tal manera que, según algunos, las gayolas dejaron de
ser asunto tabú desde entonces en la sociedad americana. El mismo título pasó a
convertirse casi en un eufemismo para referirse a las prácticas de Onán. Un
conocidísimo entrevistador de televisión dijo, al enterarse de que un invitado
suyo no había venido a su programa, que a lo mejor estaba agotado por el mal de
Portnoy y se cuenta de una actriz que, antes de darle la mano al escritor, se
puso los guantes por lo que pudiera pasar.
Su alter ego
Ni esta fama chocarrera ni el
mucho dinero que le sobrevino afectaron a la producción de Roth en las
siguientes décadas. Entre lo más interesante que escribió entre finales de los
setenta y la primera mitad de los años ochenta se encuentra el cuarteto en
torno al personaje de Nathan Zuckerman, alter ego del autor. Estas cuatro
novelas, de fácil lectura, se caracterizan por la fluidez de la
prosa, el ritmo frenético con que se traban las situaciones y el rigor en la
observación, a lo cual habría que añadir la sátira social
y las zambullidas psicológicas.
En los noventa Roth no decayó
en el ritmo de producción, aunque ya con ese
paso fondón del escritor consagrado que recorre los mismos
caminos sin adentrarse en nuevos territorios. "Operation Shylock", obra en la que trabajó con ahínco, fue un pequeño fracaso
y no fue mucho más exitosa su "Sabbath’s Theater", pese a las buenas críticas.
Sus mejores novelas
Así que nadie podía prever que,
al ir acercándose a los setenta, Roth produjera algunas de sus mejores novelas,
entre ellas «Pastoral americana», probablemente su obra maestra.
Nathan Zuckerman, ya mucho más viejo, ahonda otra vez en su propia infancia y juventud,
allá en New Jersey, a la vez que se nos presenta de soslayo, en su
inconfundible voz, un friso histórico que abarca desde los años de la Depresión
hasta los convulsos años sesenta.
El antisemitismo, las
titilaciones venéreas y la afanosa ambición marcan muchos de los conflictos en
las narraciones de Roth, que es un verdadero maestro a la hora de expresar
todas las ansiedades y los miedos, los esplendores y las miserias de su grupo
social. En esto nos puede recordar a Woody Allen, con quien comparte, además, el
egotismo y la fecunda dedicación a su arte.
***José Luis Madrigal es profesor titular en el Queensborough Community
College y el Graduate Center de la Universidad de Nueva York.
Reproducido de abc.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario