El domingo de la Santísima Trinidad
Amor que, siendo Padre, se
despliega en el Hijo y que se hace eco,
susurro y soplo en el aliento del Espíritu…
¿Cómo lo haces, oh Dios?
¿Cómo consigues ser tres y uno a la vez?
¡Dinos dónde encontrar el secreto de tal misterio!
¡Dinos cómo comprender lo que, al entendimiento,
resulta tan lejano, inaccesible e imposible?
¿Cómo lo haces, oh Dios?
¿Cómo llegas a tal comunión íntima y perfecta?
¿Cómo, sin perder naturaleza alguna
te presentas de formas tan distintas
y, a la vez, tan armónicamente unidas?
Amor, sí; amor que busca el bien y la felicidad divina,
amor que es secreto de la grandeza trinitaria,
amor que asombra y nos acerca a este Misterio,
amor que exige ser también UNO con Dios
como el Hijo y el Espíritu son también con el Padre.
Javier Leoz, betania.es
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