4 de junio de 2012

SABOR DE ESPAÑA EN WASHINGTON

 
Sabor de España en Washington

Ana Dolores García

Mientras un millón de ingleses se agolpaba en las orillas del Támesis vitoreando a su reina, mas de tres mil washingtonianos, virginianos y de marilandia supimos aprovechar ayer una tarde de buen tiempo, y colmar los terrenos del Centro Musical Strathmore para celebrar la XXI Feria de Sevilla. La lluvia quiso aguarnos la fiesta pero se limitó a darnos un pequeño susto, tal vez pretendiendo solamente refrescarnos un poco. La juerga y el baile continuaron aunque las casetas de comida iban agotando sus ofertas.

No fueron pocas las mujeres -sevillanas o no- que lucieron los típicos trajes de gitana llevando,  con mucho garbo y salero andalú,  volantes cargados  de lunares y la imprescindible flor, la peineta o el mantoncillo bordado.

Los olé, olé, olé de la Salve Rociera abrieron Feria y fiesta. Luego, la presidenta del Centro, Dña. Irene Bascuñana  procedió a la presentación de la reina, sus damas y la reina infantil, dando paso a  las palabras del Cónsul de España, D. Jesús M. Rodríguez-Andía en salutación a todos los presentes. 

Los altavoces nos regalaban sevillanas y en las casetas de baile no cesaban taconeo y palmas. Mientras, buena parte del público formaba líneas al sol en espera  que terminara de hacerse la próxima paella. Las hubo de mariscos, de vegetales y hasta arroz negro con calamares en su tinta. Paellas que se acompañaban con empanada gallega, tortillas, sardinas a la plancha, pan con chorizo o jamón serrano, pasteles, arroz con leche asturiano y churros madrileños. No podía faltar tampoco la sangría.

En fin, que  esta vigésima primera edición de nuestra Feria de Sevilla fue, como las anteriores, el mejor exponente de españolidad que se le presenta anualmente a la capital de Estados Unidos. Hasta podemos decir que se ha hecho tradicional, y que es esperada y disfrutada  al igual por hispanos, nativos y orientales a través de todos estos años en los que se ha desarrollado en un ambiente distendido y familiar. Y al Centro Español de Washington le queda la satisfacción de haber repartido, otro año más,  alegría en nombre de España.

Texto y fotos: adg

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