17 de julio de 2010



Un verano cristiano

BÁÑATE, todos los domingos, en la piscina de la Eucaristía. Sentirás alivio y te harás fuerte. No dejes que el verano ensucie lo mejor de ti mismo.

PONTE LAS GAFAS DE LA MISERICORDIA. Juzga con amor y ofrece tu perdón. Mira con transparencia a los que te rodean.

ACOMÓDATE LAS CHANCLETAS DE LA SENCILLEZ. No por tener mucho más vas a ser más feliz.

TÚMBATE EN LA HAMACA DE LA ORACIÓN. Tan importante es cuidar exteriormente el cuerpo como el interior de nuestras personas.

TÓMATE UN REFRESCO DE AMISTAD. Cuida y haz amigos. Recupera aquellos otros que “por esto o por aquello” has dejado o te han dejado de lado.

PRACTICA UNA LECTURA QUE MEREZCA LA PENA. Aquella que te haga crecer y conquistar los buenos valores. ¿Tienes un evangelio a mano? Es una ocasión para iniciar una pausada lectura.

NO TE MAQUILLES DEMASIADO. Muéstrate tal y como eres.

PONTE A LA SOMBRA. Ante ciertos peligros, comentarios o malas intenciones, resguárdate. No es recomendable estar expuesto constantemente a las malas acciones e hirientes palabras.

DESCANSA DE TUS AGOBIOS. Desconecta de tus preocupaciones. Visita algún museo, alguna iglesia. El arte nos abstrae y nos cultiva.

DISFRUTA DE Y CON TU FAMLIA. No la descuides. Pregunta por aquellos problemas que el trabajo rutinario y obligado te ha impedido solucionar o has preferido dejarlos para más adelante

NO OLVIDES EL “MEMORIN CRISTIANO”. Intenta defender tu forma de ver la vida, las cosas, la Iglesia, la política…según tu perspectiva. No es bueno replegar las alas de nuestra fe cristiana.

VIVE LA SOLIDARIDAD. No todas las personas cansadas,disponen de vacaciones; no todo lo que reluce es oro. Interésate por aquellas situaciones, amigos o desconocidos que pueden encontrarse anímicamente o personalmente mal.

SE PRUDENTE. No tires por la borda, en este tiempo excepcional, lo que tanto esfuerzo te ha costado levantar: la familia, la buena fama, el decoro, la fe, la personalidad, la prudencia o tu saber estar. ¡Dios te bendecirá!

DIOS VA CONTIGO. No olvides que, aunque tú te alejes del Señor, El siempre te está buscando. Que quiere para ti lo mejor. Y que, lo más seductor que te ofrece el mundo, no siempre es lo más digno para ti.

¡FELICES VACACIONES CRISTIANAS!

Javier Leoz,
http://revistaeclessia.com
Colaboración Ramón H. Ramos
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