5 de julio de 2010


Las abuelas, el Corazón de Jesús
y el Cristo de La Habana


Marlene María Pérez Mateo

Los ventanales se abren al sol, al rocío, a la brisa y hasta a la tempestad en las casonas coloniales, dejando al enrejado protector dibujar los rasgos de su encaje de metal que le adorna en el juego de luces y las sombras. Vemos a través de ellas la repetición cada vez más frecuente recorriendo las calles de la Isla de Cuba de una imagen una y otra vez, presidiendo las viviendas. No sé si habrá una estadística demostrativa, quizás la haya, pero si es mi vivencia : el “Corazon de Jesús” es la imagen mas común en la urbanística de mi patria.

Desconozco si existe en especial un hecho concreto que permitió y promovió que fuera ésta y no otra la forma tan repetida en el culto popular. Dicha devoción nació en la España medieval alrededor del 16 de junio de 1675 con el testimonio de Margarita María de Alacoque. Luego, como tantas otras cosas, pasó al Nuevo Continente en las manos de los jesuitas.

EL Corazón de Jesús tan característico de las salas cubanas con su mano izquierda en el pecho y la derecha apuntando al cielo y bendiciendo, y sus grandes ojos alertas, de mirada apacible, ha pasado tanto glorias como penurias. Se mantuvo en pocos casos en el cetro presidencial de los valientes hogares con el consabido precio a pagar. En otros fue sustituido, escondido, quemado, tornado al revés, borrado y/o cubierto en las fotos familiares, en fin cuanto verbo pueda aplicarse le cabe si su significado de una manera u otra es “negar”. Así pasó con la carga que ello supone y la huella que causó.

No hace mucho hojeando una publicación periodística re-encontré el mismo gesto, los mismos ojos, la misma figura en piedra de mármol. Era el Cristo de la Bahía de La Habana. Me pregunto si Jilma Madera (1915-2000), su escultora y compatriota, también pensó en la constante presencia de la mencionada devoción cristiana en la isla criolla. Que ello le pasara desapercibido es casi imposible. Allí estuvo hasta no hace mucho cubierto de maleza y musgo, sin ser notado o se le refiriera, la colosal obra. Rio de Janeiro se enorgullece del suyo con los brazos abiertos desde una cumbre; el cubano no es menos acogedor.

Si se increpa a alguien sobre el origen de tan conocido cuadro en su hogar, en múltiples ocasiones se obtiene como respuesta una verdad parcial «-Era de mi abuela-». Alli viene la segunda pregunta tan sabiamente formulada por nuestro Luis Carbonell, tantas veces nos la hizo y nos la sigue haciendo, (Quiera Dios que por muchos años)“- ?Y tu abuela, dónde está?»


Marlene María Pérez Mateo
Elizabeth, NJ
Junio 2010

¿Y tu abuela, dónde está? de Fortunato Vizcarrondo, interpretada po Luis Carbonell:

http://www.fundacionjoseguillermocarrillo.com/sitio/audio/carbonel/001-3-CUB-LC-0363-14-3394.mp3
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2 comentarios:

  1. Anónimo7/06/2010

    Una de las grandes mociones de mi viaje a Cuba a fines de 2007 fue visitar el Ensanche de La Habana, barrio en el que pase mi ni~nez. Al entrar en el edificio de seis apartamentos en el que mi padre transformo la que iba a ser nuestra casa de por siempre (imposible despues de que por los juegos de bienes raices nos construyeron enfrente la Terminal de Omnibus) alli, conservado por los ahora inquilinos, me esperaba como todos los dias al regresar del colegio la imagen del Sagrado Corazon, bello relieve empotrado en la pared, tallado por la escultora Rita Longa y fundido en los talleres de la Compa~nia Cubana de Piedras Artificiales.
    Esperemos que siga bendiciendo a los que alli viven y me reciba de nuevo a mi regreso. Oilda del Castillo

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  2. Anónimo7/10/2010

    Estimada Oilda:
    Gracias por haber incluido,tan apreciado comentario en mi articulo. Que el Corazon de Jesus le bendiga a usted,a los suyos y al pueblo cubano. Saludos, Marlene Maria

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