4 de julio de 2010



Aquí estamos, Señor
para ser altavoces de tu Palabra
allá donde tal vez no seas conocido,
en aquellos rincones donde tal vez
seas despreciado o ignorado.
Pero no siempre
tenemos el valor suficiente:

para dar razón de tu presencia,
para ser tus testigos
con todas las consecuencias


Aquí estamos, Señor,
para ser reflejo de tu amor y de tu paz
llevando al mundo esperanza
e ilusiones a los hombres que no la tienen.
Aportando coraje donde exista debilidad
y caridad donde surja la pobreza.
Tu Reino, donde reine la injusticia
y tu vida, donde hable demasiado la muerte

¡Ayúdanos, Señor, a ponernos en camino!
Sin más amparo que el ancho cielo.
Sin más apoyo que tu Espíritu.
Sin más riqueza que la Eucaristía.
Sin más aliento que tu Palabra.

Javier Leoz, Betania.es
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