9 de mayo de 2010


La primera mujer médico en Cuba

Marlene María Pérez Mateo

La premier de cualquier hecho es motivo de curiosidad, asombro, orgullo y gloria. El “romper el hielo” o ser “la punta de lanza” describe por sí solo a protagonistas que se salen de lo convencional o esperado en su momento y lugar de existencia. -¿Quién fue el primero(a)?- puede parecer una pregunta infantil, aunque más de las veces en su respuesta se esconde algo más que un pionero(a) en la aventura humana. Los “stereotypes” y convencionalismos llegan hacer tan esquemáticos que sólo el coraje de no muchos rebasan.

Cuba, tiene el extraño privilegio de la primacía en no pocos eventos del devenir humano. En la savia de su riquísima historia está la razón de haber sido cuna, abrigo y escenario en la victoria del sueño de disímiles “Quijotes”. ¿Fue éste el motivo que llevó a una mujer muy singular, inteligente y poco convencional a ubicar en la mayor de las Antillas gran parte de los aconteceres de su vida profesional y humana? Difícil resulta responder a esta pregunta, aunque no deja de ser una especulación con un serio sustento y viable.

Supe de la existencia de una singular persona durante mi adolescencia de una manera vaga e inespecífica. Hacia el 2002 vio la luz un libro que reforzaría mis ideas anteriores, las enriquecería hasta el punto de encontrar en una novela biográfica y épica el complemento que tan peculiar tópico. Su autor, Antonio Benítez Rojo (La Habana 1931), profesor universitario, durante una dolorosa convalecencia concluye su libro “Mujer en traje de batalla”, editado por la Casa Alfaguara.

¿Qué nos trae esta voluminosa obra? Nos brinda algo tan fascinante como increíble aun hoy en nuestro siglo XXI. Benítez Rojo da voz y color a Henrietta Faber, médico cirujana, nacida en Lausana, Suiza, en1791, y que llega a Cuba a ejercer su profesión en 1814. Aunque parezca insólito e increíble, fue fascinantemente cierto. Esta nada previsible y arriesgada mujer logra con una especie de travestismo profesional llegar a la Universidad de Paris donde se diploma, trabaja como medico militar en el ejercito napoleónico, vive y practica su profesión en Cuba y tras ser descubierta y condenada por los tribunales de la época por “horribles crímenes”, es expulsada a New Orleans donde su huella se pierde hasta hoy.

La sagacidad, ingenio y erudición de la Dra. Faber no son fácilmente imaginables. No se dispone en este momento de toda la documentación que la historia de una persona así merita. La hazaña de su existencia tiene algunos paralelismos en algunos puntos con Catalina de Araujo y Pérez (La monja Alférez), Aurora Dupi (George Sand) y Frida Kahlo. También, aunque no tan conocidas, muchas mujeres sirvieron en diversas guerras y sólo se les descubría cuando las herían.

Benítez Rojo llevó a las paginas de su obra, alguien real y poco conocido. El relato está escrito con soltura y destreza. Su lectura es motivadora y fresca. La realidad que describe supera toda las ficciones y se desliza en las líneas que dibujan un mundo bajo, los prismas de la sagacidad y el ingenio de nadar contracorriente . Es una novela abierta a la continuidad y sobre todo a la meditación, en el gozo de la libertad y dignidad propia y personal, que tiene su premio en sí mismo, con todos los riesgos que ello implica.

Marlene Maria Perez Mateo
Fecha: Mayo 1, 2010
_______________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario