18 de diciembre de 2009

Lilith,


Lilith
María C. Dominicis

Lilith tiene diferentes personalidades según la época y la cultura, pero ninguna es buena. Es una figura mitológica que surgió en Sumeria como el demonio del viento y la tormenta con el nombre de Lilitu, unos 3000 años antes de Cristo. Unos 700 años antes de Cristo aparece como demonio nocturno en el folklore judío con el nombre de Lilith. Su presencia en el folklore judío se basa en una leyenda que la identifica en el génesis como la primera mujer de Adán.

Mi primer encuentro con Lilith tuvo lugar hace muchos años en un museo. Fue en "The Cloisters" (Los claustros) de Nueva York. Allí, en una talla medieval de madera, vi la escena del paraíso con Adán, Eva y la serpiente. Sólo que esta serpiente tenía cara y torso de mujer. Debajo, en un cartel, se explicaba que, según la leyenda, la serpiente era Lilith, la primera mujer de Adán, quien por celos y venganza había inducido a Eva a darle a su compañero el fruto prohibido.

Todos sabemos que la Biblia está llena de contradicciones y pasajes confusos, y las primeras contradicciones se encuentran en el Génesis. En 1-27 nos dice: "Así que Dios creó al hombre en su propia imagen, a imagen de Dios lo creó, HOMBRE Y MUJER los creó". Esto parece indicar que Dios creó al hombre y a la mujer simultáneamente. En el capítulo 2 se vuelve a narrar la creación del hombre. Se describe el jardín del Edén, adonde el Señor lleva al hombre que ha creado, haciéndole la prohibición de no comer el fruto del arbol del conocimiento del bien y del mal bajo pena de muerte. En 2-22 se relata la creación de Eva: "Y de la costilla, que el Señor Dios había tomado del hombre, hizo una mujer y se la llevó al hombre".

Lo anterior dio lugar a la creencia de que Eva fue la segunda mujer de Adán, creada de una de sus costillas, pero que hubo una primera mujer creada simultáneamente con Adán. Según la leyenda, esta mujer se llamaba Lilith y fue algo así como la primera feminista, ya que desde el principio tuvo problemas con Adán por querer ser ella la dominante en todo, aun en el sexo. La situación se hizo insostenible y Lilith huyó en medio de la noche, uniéndose a un grupo de demonios. Poco después, Lilith regresó en forma de serpiente para vengarse.

Aunque hoy en día no es tan conocida, Lilith aparece muchas veces en la literatura y el arte de siglos pasados.

La vemos, por ejemplo, junto a Adán y Eva en la fachada occidental de la iglesia de Notre Dame en París y en "La tentación de Adán y Eva" de Miguel Angel.

En el "Fausto" de Goethe es una vampira que mata niños y es símbolo de lujuria:


"Fausto: ¿Quién es ésa que está ahí?
Mefistófeles: Fíjate bien. Lilith.
Fausto: ¿Lilith? ¿Quién es ésa?
Mefistófeles: La esposa de Adán, la primera.
Ten cuidado con ella. La belleza de que
alardea es su peligroso cabello. Cuando
Lilith lo enrosca apretado alrededor de
los hombres jóvenes, no los suelta más".

Las leyendas en torno a Lilith son demasiado numerosas para poder resumirlas aquí, pero quiero resaltar que en la temprana Edad Media Lilith era esposa de Asmodeus, el rey de los demonios, del cual hay muchas leyendas en el Talmud hebreo. La unión de Lilith y Asmodeus era muy fecunda y constantemente procreaban demonios, a los cuales se culpaba en la Edad Media de todos los desastres naturales y de los infortunios personales. Según esta leyenda, los espejos son un pasaje para el bajo mundo y conducen a la cueva donde se refugió Lilith después de abandonar a Adán.

En esta cueva nacen los demonios que después infectan el mundo, y pasan a éste valiéndose de cualquier espejo. Así que ya saben: tengan mucho cuidado con los espejos, porque cualquier demonio, y la misma Lilith, pueden colarse en sus casas a través de ellos.

María C. Dominicis, NY
Ilustración: Google.
Grupo escultórico en la fachada de la Catedral de Notre Dame, París.

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1 comentario:

  1. Querida María, ¡qué bien escribes y describes! Me ha dado mucho gusto leer sobre Lilith.
    Muy interesante historia.
    Te deseo unas Felices Pascuas con salud y esperanza y un Año 2010 lleno de paz y amor.
    Martha Pardiño

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