17 de diciembre de 2009















El Fruitcake
y el Panettone


Ana Dolores García

Entre los sabores que los cubanos nos trajimos de la Navidad, no pueden faltar los dulces que redondeaban la cena de la Nochebuena criolla. Les hemos seguido siendo fieles, porque apenas llega el mes de diciembre comenzamos a recorrer mercados latinos en busca de los turrones de almendra. Y el propio día de la comida, mientras el pernil se asa en el horno o en la caja china, y se va preparando el congrí o los moros, nos enfrascamos en el laborioso proceso de hacer buñuelos.

Dos dulces más se han agregado a nuestra mesa. Los conoce el mundo entero pero nunca formaron parte de nuestra costumbre. Los anglosajones se decantan por el fruitcake, mientras que para los latinos el «pan dulce» o su original italiano, el «panettone», es toda una tradición navideña.

Muchos aseguran que la confección del fruitcake se inició en el Este de Europa. Otros se refieren a su inicio como romano. En realidad, el origen de este plato tradicional es muy difícil de enmarcar en un lugar determinado porque su creación se debió a la necesidad de obtener un producto duradero y nutritivo, y más o menos en Roma o más al Este de ella la necesidad de un alimento duradero y nutritivo que resistiera el largo invierno, era la misma para todos los pueblos europeos.

En su confección se emplean frutos secos, dátiles, nueces, especias de fuerte sabor como el jengibre y, aunque ello se ha conservado como el ingrediente básico, ha ido sufriendo transformaciones que han mejorado su gusto y su presencia. Pequeñas piezas de estos frutos se confitan, se hacen más dulces y se maceran en licor durante varios días.

No se sabe a ciencia cierta cuando el fruitcake se convirtió en un clásico navideño, pero se habla de que los ingleses comenzaron a repartirlo en el siglo XVII a las mujeres pobres que cantaban villancicos por las calles de Londres. En los Estados Unidos es también el postre tradicional en la mesa de Navidad.

El pan dulce es, para algunos pueblos de Hispanoamérica, el postre más tradicional de la Navidad e igualmente les llegó de Europa, porque este pan dulce es una derivación del Panettone italiano.

Según un censo realizado en Roma durante los buenos tiempos del Imperio de los Césares, la mayoría de las panaderías allí pertenecían a los griegos, lo que nos da idea de la antigüedad de la elaboración del pan. Pero parece ser que el Panettone no se creó en Roma sino en Milán y que fue muchos años después de la caída del imperio romano, en la segunda mitad del siglo XV.

Cuenta una leyenda que el Duque Ludovico Sforza probó una especie de pan dulce en la boda de la hija de un panadero llamado Toni, y que gustó tanto a todos que pronto se hizo muy popular y su consumo de fue extendiendo por toda Europa. Esta leyenda explicaría la etimología de su nombre: panettone: pan de toni.

La elaboración del panettone es más sencilla y no requiere tantos ingredientes como el fruitcake. Se trata de una masa de harina, ligera, esponjosa y trabajada con huevos, mantequilla, levadura y azúcar, a la que únicamente se le agregan pasas y ralladura de naranja.

Ilustración: Google
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1 comentario:

  1. Es cierto, Lolita, en la Cuba de ayer el postre ideal en Nochebuena eran los turrones españoles, los higos, los dátiles, las avellanas y las nueces. También había pasta de almenda y pasta de tamarindo.
    A mi el fruit cake no me gusta. El panettone si me gusta, pero procuro no comprarlo, porque mi gente ni lo prueba y yo después lo devoro y engorda a todas luces.
    Gracias por traernos sabiduría siempre.
    Martha Pardiño

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