La esquina del pecado
Álvaro de Villa
Una joven que cruza
fugaz la calle,
primavera en sus ojos
le ríe el aire.
Son San Rafael y Galiano,
sueño en la tarde.
Una señora pasa
con rostro serio
mirando de reojo
y ondula el cuerpo.
La Esquina del Pecado,
sueño en invierno.
Una fea que anda
sueña que sueña.
En su oído musitan
que la desean.
En la esquina de tarde
todas son bellas.
Cuando se marchan todos
y se va el sol,
sobre la calle queda
bajo el farol
el ingenuo pecado
de la ilusión.
Álvaro de Villa
Una joven que cruza
fugaz la calle,
primavera en sus ojos
le ríe el aire.
Son San Rafael y Galiano,
sueño en la tarde.
Una señora pasa
con rostro serio
mirando de reojo
y ondula el cuerpo.
La Esquina del Pecado,
sueño en invierno.
Una fea que anda
sueña que sueña.
En su oído musitan
que la desean.
En la esquina de tarde
todas son bellas.
Cuando se marchan todos
y se va el sol,
sobre la calle queda
bajo el farol
el ingenuo pecado
de la ilusión.
Álvaro de Villa, humorista cubano
Miami, abril, 1964
Galiano y San Rafael, en otros tiempos
Foto: www.therealcuba.com
_________________________________
Alvaro de Villa siempre con su incisiva mirada da en el clavo.
ResponderEliminarMe acuerdo de Galiano y San Rafael, porque era visita obligada de los sabados con un grupo de amigas. Primero nos metíamos en El Encanto para enterarnos de la última moda. Muchas veces había ventas de aretes y prendedores que aprovechabamos a comprar para regalos.
Después que nos cansabamos de mirar las cosas en El Encanto, nos ibamos a ver las vidrieras de otras tiendas. Terminabamos en el Ten Cent donde compartíamos los club sandwiches más sabrosos que he probado, acompañados de batidos de mamey o de trigo.
Ya esos tiempos pasaron y nunca más volverán porque no creo que Cuba se pueda recuperar de las reuinas y los crimenes del castrismo. Al menos, yo nunca veré a una Cuba libre y recuperada.
Martha Pardiño
Ya lo dijo hace tiempo Jorge Manrique: «cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor».
ResponderEliminarPero no debemos amargarnos pensando así, sino revivir los recuerdos que nos quedan y disfrutar de los buenos momentos que el Señor sigue permitiendo que vivamos.
Tristeza y amargura las da el pensar en los desafortunos que nunca pudieron conocer lo que nosotras vivimos.