28 de noviembre de 2009




Uno de los eventos mas trágicos 
ocurridos durante la Guerra de los Diez Años.
Ni aun el tiempo transcurrido 

nos hará olvidar aquella triste desgracia.

¡Inocentes!


Por: Maria Teresa Villaverde Trujillo
 Los Estudiantes de Medicina


Uno de los eventos mas trágicos ocurridos durante la Guerra de los Diez Años fue el fusilamiento de los ocho estudiantes del primer curso de Medicina de la Universidad de La Habana, lo que ocurrió durante el gobierno del General Blas Villate y de la Hera, Conde de Balmaseda, quien mientras permanecía en la región oriental de la isla, la ciudad de La Habana estaba a merced del Cuerpo de Voluntarios, poderosa fuerza paramilitar integrada por los mas recalcitrantes españoles residentes en la ciudad.

Sucedió que...
....un grupo de jóvenes se encaminaba a una clase, en un local contiguo al Cementerio de Espada, y al paso por un solar yermo, situado al fondo de la plaza de toros, los jóvenes emprendieron a pedradas entre sí, siendo amonestados por el capellán del cementerio. Luego, ante la ausencia del profesor doctor Pablo Valencia y García a quien otros asuntos le impidieron llegar a tiempo para su clase en el anfiteatro anatómico, el grupo se puso a jugar en la plazoleta situada frente a la entrada del cementerio con el carro destinado a transportar los cadáveres a la sala de disección...

A primera hora del 25 de noviembre se personó en el Cementerio Espada el gobernador político, Dionisio López Roberts dispuesto averiguar sobre los actos de dichos estudiantes en ese lugar. El celador, Vicente Cobas, culpó a los estudiantes ante el gobernador de haber rayado el cristal que cubría el nicho de Gonzalo de Castañón, propietario y director del diario integrista La Voz de Cuba, un periodista español de dudosa reputación, muerto en Key West por asunto personal, quien comenzaba sus artículos con la frase “¡sangre y fuego!” y predicaba el exterminio de los cubanos.

Quedaron atrás los esfuerzos valerosos del capellán del cementerio presbítero Rodríguez que una y otra vez reiteraba con fuerza a López Roberts que “esas rayas, cubiertas por el polvo y la humedad, las había visto hacia mucho tiempo y por lo tanto no podían suponerse hechas en esos días”.  Sin embargo, 45 estudiantes fueron arrestados –ese mismo día- en su aula universitaria.  Al día siguiente, bajo las órdenes del Segundo Cabo, General Romualdo Crespo, por encontrarse ausente Balmaseda, los estudiantes fueron procesados en juicio sumarísimo.  El catalán capitán Federico Capdevila, defensor de los estudiantes, pronuncia su defensa ‘para nunca jamas conformarse con  la peticion de un caballero fiscal, que ha sido impulsado, impelido a condenar...  sin conviccion, sin prueba alguna..”   Sentia Capdevila “su obligación como español, su deber sagrado como defensor, su honra como caballero y su pundonor como oficial para defender al inocente, y ¡lo son!... ¡lo son mis cuarenta y cinco defendidos!

El fallo de ese juicio no fue aceptado por los Voluntarios españoles amotinados frente al edificio de la cárcel donde se celebraba la vista del caso, por lo que, los estudiantes fueron procesados una segunda vez; y la necesidad de dos Consejos de Guerra para justificar las condenas exigidas por los Voluntarios, con el apoyo del Gobernador Político López Roberts, sentenciando a muerte a los estudiantes, decididos mas tarde al azar.  


Doce estudiantes fueron condenados a seis años de presidio, dieciocho a cuatro años de prisión y otros cuatro a cuatro meses de presidio.  Balmaseda, que había regresado a La Habana, no revocó el fallo, ni lo conmutó por pena inferior. Para escoger a los ocho que habrían de ser fusilados, cifra fijada arbitrariamente, seleccionaron a los cuatro que habían jugado en la plazoleta y a uno que arrancó una flor. El resto fue escogido sacándolos a la suerte entre los 31 condenados al presidio.

Los estudiantes salieron de la cárcel 
a las cuatro de la tarde, 
siendoinmediatamente ejecutados 
frente al muro de los barracones de ingenieros 
existentes entre la Cárcel y la Punta,
justo dos días después de su arresto.



Eladio González,  Carlos A. de la Torre,  
José de Marcos Medina,  
Pascual Rodríguez y Pérez,
Anacleto Bermúdez,  Alonso Álvarez de la Campa,  

Ángel Laborde  y  Carlos Verdugo,
 

este último de 17 años de edad, natural de Matanzas, quien no se hallaba en La Habana el día de las supuestas profanaciones.

Bajo la descarga del piquete que ordenaba Ramón López de Ayala fueron ejecutados de rodillas y de espaldas, de dos en dos.

La Habana sobrecogida de espanto escuchaba los estampidos.

Sus restos depositados en una fosa común
 

Noviembre 27, 2009
ashiningworld@cox.net

Ilustraciones: Portada Parcial
revista Cubana Carteles (1956) 
Fusilamiento de los Estudiantes de Medicina,
cuadro del pintor cubano Manuel mesa Hermida, 1934

Google.


 



2 comentarios:

  1. Estas arbitrariedades justicieras me recuerdan algo de la actualidad cubana, cualquier parecido es pura coincidencia, pero hay muchos que han muerto o están muriendo en vida en nuestras prisiones que son las cloacas del actual sistema y que nadie dentro del país condena.

    Y estos Gobernantes son propios cubanos, hermanitos de sangre!.
    En Homenaje al Dr. Bicset un Hombre con decoro y dignidad, como decía Martí.

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  2. Tiene usted mucha razón, Liborio. Ha escogido usted dos hermosos nombres: el símbolo de nuestro sufrido pueblo, y esa virtud que nunca debemos dejar que nos abandone: la de la esperanza.

    Si el fusilamiento de los estudiantes de medicina fue un crimen sin nombre, tampoco podemos encontrar uno con el cual llamar las atrocidades y crímenes que desde hace cincuenta años sufren los cubanos de mano de otros cubanos.

    ¿Hermanitos de sangre? Sí, como lo fue Caín de Abel.

    Le agradezco su opinión y su visita, y lo invito a continuar leyéndonos y opinando.

    Ana Dolores García

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