Homenaje a Martí
Martha Pardiño
De tu ardoroso pecho, en pleno fuego,
de improviso emergió la roja rosa,
y en tu frente resaltó la refulgente estrella,
¡De todo el firmamento la más hermosa!
¿De dónde ese rumor de golondrinas?
¿De dónde aquellas rosas blancas sin espinas?
¿A dónde van y de dónde salieron?
¡Tal vez, Maestro, se van a unir contigo
allá en el cielo!
de improviso emergió la roja rosa,
y en tu frente resaltó la refulgente estrella,
¡De todo el firmamento la más hermosa!
¿De dónde ese rumor de golondrinas?
¿De dónde aquellas rosas blancas sin espinas?
¿A dónde van y de dónde salieron?
¡Tal vez, Maestro, se van a unir contigo
allá en el cielo!
Al pronunciar tu nombre allá en la muerte,
se estremecen de llanto los luceros.
Los campos de la patria que tú amabas,
hoy teñidos de sangre, gritan su desconsuelo.
Para ti, amadísimo Maestro, se encienden los colores de la tarde,
las notas de las liras te cantan sus poemas,
y un rayo de luz atraviesa los campos
de Dos Ríos,
esplendoroso y blanco, y como el mármol,
duro y frio.
Martha Pardiñose estremecen de llanto los luceros.
Los campos de la patria que tú amabas,
hoy teñidos de sangre, gritan su desconsuelo.
Para ti, amadísimo Maestro, se encienden los colores de la tarde,
las notas de las liras te cantan sus poemas,
y un rayo de luz atraviesa los campos
de Dos Ríos,
esplendoroso y blanco, y como el mármol,
duro y frio.
Mayo 19, 2006
Miami, Florida
Ilustración: web
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