7 de agosto de 2009


El último aldabonazo
(Continuación de un artículo de Luis Sánchez, aparecido en el blog La Nueva Cuba)

El deseo de formar un partido se hizo más fuerte cuando, a pesar de las promesas en sentido contrario, Grau pareció tratar de que lo reeligieran: hasta entonces Chibás había atacado a menudo a los ministros de Grau, pero no al propio Grau. En la primavera de 1947, Chibás y sus seguidores debatieron la conveniencia de romper con el gobierno. Los auténticos de la provincia de Oriente, el movimiento juvenil y la sección femenina de los auténticos parecían los más deseosos de una ruptura.

No se podía decir de Chibás, quisiera desahogar rencores personales, ni que su dinero, que había heredado de su padre el ingeniero, tuviera un origen deshonesto, lo cual le daba una firme posición moral desde la cual pudo lanzar su famoso eslogan: «Verguenza contradinero» dicho por Maura. Sin embargo, él era muy feo, miope y bizco, de modo que nunca era posible saber en qué dirección estaba mirando. Estas características físicas le hacían suponer que la gente se reía de él (lo cual era verdad a menudo). También hacía pensar que estaba enamorado de sí mismo. Era evidentemente un extrovertido espectacular de neurótica persistencia. Estuvo quizá influido por Perón, aunque su filosofía política se concentraba en la simple idea de desarraigar la corrupción.

Por otro lado era el vocero estruendoso con familiares deseos nacionalistas, pidiendo una Cuba «libre del imperialismo económico de Wall Street y del imperialismo político de Roma, Berlín o Moscú».Ya llevaba mucho tiempo metido en política. Chibás se había opuesto siempre firmemente a los comunistas pero es posible que si Grau lo hubiera hecho su heredero en el liderazgo de los auténticos en lugar de Prío, se habría comportado de manera diferente. Cierto que llegó a hablar tanto en favor de Grau a comienzos de 1940 que se ganó el apodo de “el Goebbels de Grau,” e hizo mucho para sustanciar el deseo nacional de una revolución, el culto a la cual dominaba todavía a la juventud del país. Por otro lado era constitucionalista de corazón.

El 15 de mayo, tras un acuerdo largamente preparado de antemano, Chibás y sus amigos dieron el paso de formar públicamente su partido, EL PARTIDO DEL PUEBLO CUBANO U ORTODOXO, y que ellos eran los genuinos depositarios de la verdadera tradición revo¬lucionaria en lugar de los auténticos

En el Partido del Pueblo Cubano (PPC), Chibás fue apoyado desde el principio por otros miembros de la generación anti Machado, como Emilio Ochoa, Manuel Bisbé, Luis Orlando Rodríguez, Rafael García Bárcena, Roberto Agramonte, Herminio Portell Vilá, Jorge Mañach y Luis Conte Agüero -el primer secretario del partido-, con muchos de los primitivos auténticos y la mayoría de sus cofrades de Oriente.

En la segunda quincena de junio Aureliano Sánchez Arango, ministro de Educación, lanzó un fuerte contraataque contra Chibás y en defensa del gobierno, acusándolo de especulador del café, jefe de la difamación, posible dictador y apóstol de la mentira. Chibás en respuesta acusó al ministro de robar caudales públicos y de dedicarse al negocio de la madera en Guatemala. Hasta entonces no había atacado a este ministro aunque le desagradaba, quizá porque se sentía celoso de su éxito y elegancia. Los dos antiguos colegas del famoso directorio estudiantil de 1927 estuvieron vituperándose durante semanas, llevados y traídos en la prensa, las ondas, en discursos públicos y en entrevistas y correspondencia. Sánchez Arango presentó una inmensa cantidad de pruebas para demostrar que era inocente de todo lo que se le acusaba y desafió a Chibás a sostener con él un debate de cuatro días en la radio. Chibás respondió diciendo que mostraría las pruebas de la acusación que él hizo el 21 de julio contra el ministro de Educación. Las mostró, pero no le dejaron entrar en el ministerio, él sabía que no lo dejarían entrar, y por lo tanto prometió que

«El próximo domingo a las nueve y media de la noche, ante las cámaras de la televisión y los micrófonos, abriré mi cartera de mano y mostraré a la nación las pruebas del peculado con respecto a los libros de texto, el mobiliario y las comidas escolares, los negocios en Guatemala y otras cosas aún peores que demuestran que el gobierno de Carlos Prío es el más corrupto de la historia de la República.»

(Continuará)

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