9 de agosto de 2009


Reflexión

En tus manos, Señor, pongo mi vida
con todas sus angustias y dolores;
que en ti florezcan frescos mis amores
y que halle apoyo en ti mi fe caída.

Quiero ser como cera derretida
que moldean tus dedos creadores;
y morar para siempre sin temores
de tu costado en la sangrienta herida.

Vivir tu muerte y tus dolores grandes,
disfrutar tus delicias verdaderas
y seguir el camino donde andes.

Dame, Señor, huir de mis quimeras,
dame, Señor, que quiera lo que mandes
para poder querer lo que tú quieras.

Soneto canción de María José Bravo
Ilustración: web

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