2 de diciembre de 2013

Otoño, tiempo de castañas



Otoño: tiempo de castañas

Durante mucho tiempo se ha creído que el castaño era originario de Oriente, y que fue introducido en Europa durante la época romana. Sin embargo, excavaciones de zonas prehistóricas sitúan la presencia de castaños en Europa desde el fin del Terciario, por lo que la planta se clasifica como indígena de las áreas mediterráneas europeas. Italia figura como pionera de su cultivo desde tiempos ancestrales.

La harina de castaña ha sido muy empleada en épocas de escasez de alimentos como sustituto de la harina de trigo en la elaboración de pan. En España, hacia mediados del siglo XVIII, la producción de castañas sufrió un duro golpe a causa de una plaga que casi hizo desaparecer este producto, lo que originó, por ejemplo, que se iniciase el cultivo de la patata en Galicia.

Las castañas  se preparaban en potaje con tocino, chorizo y morcilla y se consumían a mediodía. Las castañas, ya maduras  eran el ingrediente principal de diversos platos, haciendo el papel que posteriormente ocupó la patata.

En el «Tesoro de la lengua castellana o española» de Sebastián de Covarrubias, impreso en 1611, se dice: «Las castañas son el sustento de algunas tierras montañosas, no sólo de los brutos, pero también de los hombres; y estando secas las muelen y hacen pan de ellas. Tiénense por regalo estando asadas o cocidas».

Un recetario de cocina fechado en 1874 recoge varias recetas con este fruto, como las castañas con chorizos, un plato que se comía en caliente y que debía de ser potente, además del potaje de castañas. También se consideraban en ese recetario ideales las castañas para rellenar pavos. En la actualidad, se sigue cocinando y consumiendo el pote de castañas, hecho con diversos ingredientes.

Las primeras castañas frescas aparecen en el
mercado en otoño y, dado que se pueden conservar con facilidad, es posible encontrarlas hasta finales de invierno. De todos modos, su mayor consumo tiene lugar durante el mes de diciembre, quizá por tradición, principalmente en las dos semanas precedentes a las fiestas de Navidad y Año Nuevo.

A la hora de adquirir castañas hay que tener en cuenta el estado de la piel o cuero externo. Una corteza brillante y lustrosa es señal externa de la calidad del fruto.

 El consumo de castañas crudas no está muy extendido, ya que de esta manera resultan ásperas y duras. Se suelen someter a un tratamiento culinario previo a su consumo, asándolas o cociéndolas.

Si se van a consumir las castañas asadas, no es preciso pelarlas previamente, basta con hacerles un corte en la corteza para evitar que se revienten durante su preparación. Por el contrario, es necesario pelarlas si se van a cocer.

Las castañas constituyen un ingrediente fundamental de muchos productos de repostería. Las castañas cocidas con anís es un postre muy tradicional en España. Las castañas se emplean desde hace tiempo en diversas recetas culinarias. Enteras o en puré, suponen una excelente guarnición que combina muy bien con todo tipo de aves y carnes.  

En algunas zonas las castañas se destinan a la alimentación del ganado, siendo muy estimado el cerdo alimentado con estos frutos secos.

A partir de las castañas también se pueden obtener una serie de productos derivados, entre los que destacan las castañas desecadas, la harina de castaña, la crema de castañas,   natural o con azúcar, el marron.glacé o castañas glaseadas    y las conservas de castañas.

La harina de castañas es el producto resultante de la molienda de las castañas peladas, empleándose en diferentes preparaciones sola o mezclada con harina de otros cereales. Constituye la materia prima del pan de castañas, producto dulce de agradable aroma que puede conservarse fresco durante varios días.

El marron-glacé es una especialidad francesa de repostería, de amplia producción comercial en Galicia. Se trata de castañas peladas, confitadas y finalmente glaseadas con almíbar. Se presentan frecuentemente envasadas a modo de dulce de regalo. Un producto muy similar son las castañas glaseadas, obtenidas mediante un sistema mucho más sencillo y económico.

Por último, las conservas de castañas constituyen un método de conservación en el que las castañas se cuecen y se envasan junto con una solución azucarada o una salmuera.
Fuentes:
lne.es
www.hogarutil.com/cocina

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