3 de diciembre de 2013

Por qué Isabel y Fernando expulsaron a los judíos?




Apuntes históricos sobre la serie “Isabel” de la tve

¿Por qué Isabel y Fernando expulsaron a los judíos?


Paloma G Quirós, tve

"No debió de ser del agrado de Isabel". Teresa Cunillera, asesora histórica de la serie, sorprende con esta declaración y nos advierte que antes de juzgar el edicto de expulsión de los judíos, debemos conocer la historia.

Cunillera asegura que la reina se vio obligada a tomar esta difícil medida ante las presiones que llegaban desde la Iglesia: " Fue una medida extrema que no solo se dio aquí. Fue algo que sucedió en toda Europa y que se fue expandiendo."

¿Se expulsó a los judíos únicamente por una razón religiosa?

Los cuatro historiadores a los que hemos consultado coinciden, el tema de la expulsión es uno de los más tratados y controvertidos del reinado de los Reyes Católicos.

Lo primero que les hemos querido preguntar es la razón ¿Fueron sólo motivos religiosos? ¿O también hubo presiones políticas y sociales?

Ángeles Irisarri, historiadora y autora de Isabel, la reina, apuesta por que fue un tema de fe: "Cuando los señores Reyes dictaron el edicto de expulsión, los judíos habían sido expulsados de todos los países y sólo quedaban dos por adoptar esa medida: Portugal y Austria, que muy pronto se sumaron al sentimiento generalizado de odio a los hebreos. Es de decir que, mucho antes de la expulsión Sus Altezas quisieron convertir a los judíos a la fe cristiana, y mandaron por todas las ciudades, villas y aldeas, a predicadores que instruyeran a los herejes en la doctrina de la Iglesia Romana. 

Y muchos, escarmentados por las grandes matanzas del siglo XIV y por lo que se vislumbraba que iba a venir, se convirtieron, aunque algunos siguieron judaizando. Contra éstos últimos se estableció la Inquisición." [Es decir, la Inquisición no tenía poder sobre los judíos confesos, sino sobre los judíos conversos que secretamente seguían practicando el judaísmo].

Por su parte, Óscar Villarroel, profesor de Historia de la UCM, tiene claro el origen de la decisión: "Es una razón puramente religiosa posiblemente, pero una razón de Estado en cierto modo."

¿Por qué hablamos también de razón de Estado? Al hilo de lo que dice Villarroel, una de sus colegas de departamento en la Universidad, María Pilar Rábade, asegura que detrás de la expulsión también hubo otros motivos:

  • Causas políticas: "Estamos en unos tiempos en los que era habitual usar la religión como arma de cohesión política, así que se valoraba muy positivamente que todos los súbditos de un monarca compartieran una misma religión, sin fisuras ni diferencias."

  • Causas sociales: "Vinculadas, entre otras cosas, con la animadversión que buena parte de la población cristiana sentía hacia los judíos."·

Y es que, como dice Teresa Cunillera, en ese momento existía un grave problema de convivencia: "Se fue viendo que muchos conversos continuaban con sus costumbres judías. Su cultura no se podía borrar de la noche a la mañana. Los cristianos temían que los judíos que vivían en los reinos de Castilla y Aragón pudieran influir sobre los conversos."

Pero la asesora histórica de la serie cree que detrás de la expulsión del pueblo hebreo también hubo muchos intereses políticos. El propio Fernando podría ser uno de los beneficiados: "La Inquisición ya se había visto que era un elemento muy eficaz, y ya la expulsión era dejarlo todo bajo su control. Todos iban a ser súbditos que iban a estar bajo una misma ley." Recordemos que los judíos obedecían directamente  a los reyes, rigiéndose por diferentes, y a veces, ventajosos códigos.

¿Y no hubo razones económicas detrás de esta tajante medida? Rábade no lo cree: "Lo que sí que podemos descartar es que los reyes pretendieran beneficiarse económicamente con la expulsión, pues desde ese punto de vista las consecuencias fueron negativas."

¿Ganaron Castilla y Aragón con la expulsión de los judíos?

Ya hemos visto que Rábade cree que los reinos de la península salieron perdiendo con la marcha ¿Por qué?: "Perdieron población, en un momento en el que no se podían permitir ese lujo, debido, entre otras cosas, a la existencia de tierras recién conquistadas que había que poblar. Perdieron también a una población formada esencialmente por artesanos y comerciantes, caracterizados por su gran dinamismo económico, con todo lo que esto implica. Otro aspecto negativo es que contribuyó a incrementar la presencia del criptojudaísmo, pues muchos de los que se convirtieron entonces al cristianismo lo hicieron solamente por no tener que dejar la tierra en la que habían nacido… Pero en su momento todo esto no se valoró, las consideraciones que se hicieron fueron de otra índole". Villarroel es de la misma opinión: "Se pierde en riqueza cultural, económica, social...desde luego nadie salió ganando."

Teresa Cunillera prefiere mostrarse más cautelosa. Como ella dice, es mejor no entrar en el juego del "Y si..". Asegura que "es algo que ocurrió en el pasado y tenemos que aceptarlo en el presente."

Sin embargo, Ángeles Irisarri nos dice que no cree que los reinos de Aragón y Castilla salieran perdiendo: "Cierto que los judíos se habían dedicado al comercio pero, en este momento había ya muchos burgueses cristianos que trabajaban en él, incluso había prestamistas y banqueros, que iban de feria en feria y de mercado en mercado, a vender sus mercancías. Además, parece que la mayoría de los judíos se convirtieron, buena parte de mala gana, y fueron bautizados. En sus estudios Julio Valdeón sostiene que, tras el edicto expulsión salieron de España unos 20.000 judíos, cifra muy lejana a los cientos de miles que se manejaban anteriormente. Es lógico que la mayoría renunciaran a la religión de sus ancestros, pues en Castilla y Aragón tenían sus propiedades y sus cosas grandes y pequeñas, y porque esas tierras eran tan hebreas como cristianas, dado que cristianos y judíos habían nacido y vivido en el solar hispano, y no era cuestión de abandonar o malvender lo que tenían."

¿Cuántos judíos se fueron de España? ¿Cuántos se convirtieron?

Llegamos a un punto delicado en el que las fuentes que hemos consultado no se ponen de acuerdo... ¿Cuántos se fueron? ¿Cuántos se bautizaron?

Solo hay un punto en el que los cuatro coinciden: Isabel y Fernando esperaban más conversiones de las que realmente se produjeron.

Óscar Villarroel nos explica que es difícil cuantificar el éxodo: "El problema es que de aquella época no se conservan muchos libros de parroquias donde se reflejarían bautizos."

Irisarri, basándose en los datos que proporciona Valdeón, asegura que hubo muchísimas conversiones. Fueron más los judíos que permanecieron que los que se fueron. Nos cuenta que algunas investigaciones apuntan a que solo hubo 20.000 exiliados.

Todo lo contrario opina Rábade. Según los números que maneja esta profesora de Historia, la cifra de los que se fueron supera, y por mucho, al de bautizos: "Sí que es cierto que hubo muchos exiliados que acabaron regresando, en un lento goteo que se extendió hasta los primeros años del siglo XVI; normalmente, se trataba de personas que se enfrentaron a unas circunstancias tan duras tras su marcha, que al cabo de un tiempo optaron por volver, aunque eso implicara el bautismo. Aunque los recién convertidos quedaban expuestos a la actuación inquisitorial, sí que es cierto que se trató de fomentar su integración; sabemos también que el propio Fernando aconsejó a los inquisidores que fueran benevolentes con ellos, teniendo en cuenta sus circunstancias personales."

¿Y qué pasó con los judíos de la corte?

Hemos visto a Isabel siempre rodeada de judíos fieles a la Corona. Cuando llegó el momento de que eligieran entre dejarlo todo y marcharse o pasar por la pila bautismal... ¿Qué hicieron los judíos de la corte?

Rábade nos asegura que hubo un poco de todo. Ya hemos visto en la serie a Abraham Senior recibiendo las aguas bautismales junto a los reyes, Isabel y Fernando fueron sus padrinos. Y es que aquella conversión fue mucho más que un sacramento: "El acto se celebró en el monasterio de Guadalupe y tuvo una utilización propagandística, pues ahí los reyes trataron de conseguir que muchos hebreos siguieran su ejemplo."

Pero también hubo judíos que prefirieron su fe antes que a la reina. Ángeles Irisarri nos habla de uno de los casos más sonados: "Otro judío famoso y muy rico, llamado Isaac Abravanel, prefirió no abjurar de su religión y partir para el exilio, ayudando a todos los que le fue posible."

¿Dónde fueron los hebreos expulsados?

Los destinos fueron muy diferentes. Óscar Villarroel nos explica que muchos de ellos partieron al norte de África... y desde allí se dirigieron al Imperio Otomano, en la zona de Bosnia hubo muchísimos sefardíes. También los hay que encontraron asentamiento en los Países Bajos, donde se les volvía a permitir vivir.

María Pilar Rábade destaca que muchos judíos castellanos se dirigieron a Portugal: "Quizá también porque algunos confiaban en que los reyes no tardarían mucho en revocar su decisión y permitirles regresar. Otros embarcaron en diversos puertos con la intención de instalarse en Estambul, la antigua Constantinopla, pues los turcos eran bastante tolerantes con los judíos. Muchos acabaron en el norte de África y otros se dirigieron a Roma, pues allí, aunque pueda resultar difícil de creer, se permitía la presencia de judíos."

Fueran donde fueran, Ángeles Irisarri está convencida de que todos echarían de menos Sefard, la península Ibérica, "suponiendo que este nombre propio se utilizara, desde época romana, para designar a España y Portugal, como apuntan algunos historiadores".

¿Cuándo pudieron volver los judíos a España?

Desde luego mientras los Reyes Católicos siguieron reinando, no. Y en los siglos siguientes tampoco.

Irisarri se muestra rotunda: "No volvieron nunca. Los expulsados se establecieron en tierras musulmanas y turcas. En pueblos y ciudades, y cuando hicieron dineros, pues abonaron tributos a reyes y sultanes, se establecieron cerca unas familias de otras, estableciéndose las juderías."

Y es que, como nos cuenta Rábade, durante mucho tiempo su regreso era arriesgado: "Los Reyes Católicos sólo permitían su regreso si lo hacían ya bautizados o se comprometían a hacerlo en la primera población situada bajo su autoridad a la que llegaran. Los que no cumplían con esas condiciones se enfrentaban a la pena capital."

"Hoy en día hay judíos en España y no creo que su regreso se produjera antes del siglo XVIII" Es lo que asegura Villarroel que, incluso, va más allá: "Especialmente la mayor parte de la población judía regresaría a partir del siglo XIX".

Y es muy curiosa la historia que nos cuenta Teresa Cunillera. Acostumbrada a tratar con multitud de gente y de visitantes extranjeros por su trabajo como guía turística en Segovia, asegura que son muchos los sefardíes que siguen volviendo a día de hoy: "Vienen con una llave. No sé si es como un mito dentro de su familia. Pero sí que lo tienen como algo que se han podido transmitir de una generación a otra generación. Como una  promesa o esperanza de volver a esa tierra."

No hay comentarios:

Publicar un comentario